Capítulo 8

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Dos años después


Había una calma en el ambiente que a BaekHyun se le hacía inquietante.

El hospital universitario solía tener un gran conglomerado de gente las primeras horas de la mañana, y luego durante el horario pico en la tarde. Las urgencias aparecían en cualquier momento del día, sin embargo, los casos menos urgentes se acumulaban en esos horarios específicos: unos porque querían llegar a primera hora de la mañana pero se atrasaban y llegaban a las diez, y otros porque salían del trabajo o la escuela a las cinco e iban directo al hospital a la salida.

Tener el turno de guardia en la noche era prácticamente una bendición, y él la recibía todos los miércoles. Las rondas solían ser tranquilas, con pocos casos realmente urgentes o sangrientos —de los cuales muchas veces se encargaban los médicos ya recibidos y a cargo de la guardia—, por lo que los residentes no tenían tanto trabajo y podían relajarse.

Esa noche, BaekHyun tenía una de esas rondas tranquilas, sin mucho que hacer. El hospital estaba en silencio, y había solo un par de personas esperando fuera de los cubículos de guardia de los residentes, ningún caso realmente urgente de vida o muerte que no pudiera soportar un breve papeleo antes de ser atendido. Había atendido al inicio de la guardia a un adolescente que había perdido mucha sangre por un corte en la pierna con una botella, pero por lo demás, el resto de los casos fueron solo recomendar algunos medicamentos y poner escayolas en algunos dedos con esguince.

En el fondo, sabía que debía estar contento por tener una noche tranquila, pero la verdad es que se sentía sumamente necesitado de ocupar su mente en algo. Por eso daba vueltas incesablemente a su lapicera entre los dedos, concentrándose en el rápido movimiento y la estela oscura que dejaba el objeto. Si lo hacía, quizás podría olvidarse de la sensación inquietante instalada en su pecho y que nunca lo abandonaba, ni siquiera en sueños.

Su vida se había convertido en una muy aburrida rutina. Ya no habían días divertidos. Los únicos momentos en que realmente se sentía más él mismo, era cuando estaba con su grupo de amigos. No es que él participara demasiado en los encuentros, pero en los momentos que se hallaba rodeado de ellos, se sentía tranquilo. Algunas veces incluso reía genuinamente, no soltaba simplemente esas risas que le hacían doler el pecho cuando se acababan. Quizás era porque JongDae, BoRa, DongHun y SeulGi ya llevaban casi cuatro años con él, que de alguna forma lo hacían sentir en un entorno familiar, algo que había perdido desde que...

Un golpe en la puerta del cubículo atrajo su atención. BaekHyun se enderezó, dejando la lapicera en el escritorio, y vio a SeulGi de pie en la entrada con los brazos cruzados y una expresión preocupada. Iba vestida con su bata de médico, el cabello atado en un firme rodete en su nuca y el barbijo que cubría su nariz y boca.

—Otra vez esa mirada en tus ojos —dijo ella como si nada, entrando al cubículo y sentándose en el asiento al otro lado del escritorio, usualmente reservado para los pacientes—. Te atrapé, ya no tienes dónde escapar.

—¿A qué te refieres? —dijo tratando de hacerse el tonto—. Por cierto, tus ojeras son inmensas.

—Ja, ja. Buen intento, Byun. —Se bajó el barbijo y le sacó la lengua—. Ahora en serio. ¿Qué sucede? ¿Andas pensando en algo?

—No, en nada. Estoy aburrido, nada más.

Se sentía horrible tener que mentir todo el rato, pero era más complicado de explicar que una charla en un receso de dos minutos. Además, había pasado dos años enteros acumulando cada uno de sus malestares en su interior, jamás compartiendo su dolor, que se le había hecho costumbre mentir para no tener que hablar de ello. Preocupar a los demás por algo que simplemente no podía solucionar no se le hacía muy atractivo.

Little White Lies ✧ SeBaek/BaekHunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora