Final

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Cinco años después.

Draco llegó a su casa después de un largo día trabajando. Acabando Hogwarts, había entrado a estudiar pociones y ahora trabajaba en una con Severus. Pero eso no era lo importante en ese momento.

Apenas llegó a su casa por polvos Flu, se sacudió y arregló el pelo mientras buscaba algo con la mirada. La sala era muy iluminada, ya que el gran ventanal que tenía permitía eso. Estaba sencillamente decorada, algo a lo que él se había tenido que acostumbrar hace ya 3 años.

Salió de la chimenea y estaba por llamar a alguien cuando este apareció en su campo de visión.

-Vaya, Potter, qué haces aquí?

-Draco... ¿En serio tienes que hacer eso cada vez que vuelves del trabajo?

-No me canso de hacerlo, cariño -le dijo el rubio acercándose y dándole un beso.

-Además estás equivocado en algo -le respondió Harry-. Que yo sepa ya no soy Potter.... ¿o si?

-No. Ya no eres un Potter -dijo mientras acariciaba la pancita de 8 meses que mostraba el azabache-. Y deberías estar orgulloso de llevar mi apellido.

-Claro... -dijo Harry rodando los ojos, costumbre que se le pegó de Draco-. Aunque que yo recuerde, fuiste tú el que armó un escándalo en la boda cuando se equivocaron de apellido...

-¡¡Ni se te ocurra decirle eso a James!! -saltó Draco-. Nuestro hijo no sabrá eso jamás. No pienso decirle que casi es un Potter -dijo derrumbándose en el sillón dramáticamente.

Harry, que ya parecía acostumbrado a eso, lo miró sonriendo y dio media vuelta para dirigirse a la cocina, donde pasaba gran parte del día.

-Lamentablemente Scorpius si lo sabrá -dijo a mitad del pasillo, ganándose un grito ahogado del rubio-. Cuando me la metiste no me pude sentar por una semana. La venganza es dulce, querido.

~•~

Ding Dong.... Ding Dong....

-¡Sirius! ¡Abre la puerta! ¡Estoy terminando de cambiar a Teddy!

-¡¡Ya voy, Monny!! -se escuchó desde el otro lado de la casa.

Sirius y Remus Black vivían felices, junto a su pequeño Teddy, de cinco años. Este era un pequeño con pelo azul, tan cariñoso como Remus sin luna llena que solo se enfadaba cuando le quitaban el chocolate, como el hombre lobo.

Teddy había heredado los hermosos ojos de Remus, así como el ceño de Sirius, aquella característica que hacía tan únicos a los Black.

Remus escuchó al poco tiempo risas y palabras que venían del primer piso. Harry y Draco ya habían llegado. Bajó a Teddy de la cama y le agarró de la mano para que no cayera rodando nuevamente por las escaleras, como el día anterior.

-¡Remus! -saludó Harry mientras se acercaba al hombre y lo abrazaba-. Teddy, que grande estás -dijo mientras lo alzaba en brazos y lo volvía a dejar en el piso después de darle un abrazo.

Ese día Harry llevaba un pullover largo que le llegaba hasta las rodillas por el embarazo, ya que los polos le incomodaban.

-Daco -dijo el pequeño alzando sus manitas al rubio, quien sonrió y lo alzó.

-¿Como está mi sobrino favorito? -le preguntó al niño tocándole la punta de la nariz, mientras saludaba a Remus.

-Papá Siliu no me da chocolate -dijo el niño cambiando su aspecto a un pelo rubio y ojos verdes.

-Teddy, ya hablamos de eso. Te daré chocolate tres días de la semana...

-¡¡¡Pelo yo quielo chocolate tolo lo días!!! -chilló el niño. Entonces Draco sacó una barra de chocolate y se la dio al pequeño, que bajó de los brazos de su padrino y fue a jugar masticando el chocolate.

Harry, Remus y Draco se comenzaron a reír de la forma en que Sirius hacía negocios con Teddy, mientras este trataba de explicar que su hijo era muy inteligente para su edad, incluso para él.

Pasaron una tarde agradable, comiendo, hablando del embarazo de Harry y riendo. Eran una hermosa familia. Los Black y Malfoy. Siempre.

















Bueno, este es el final. Sin embargo, los jueves intentaré subir epílogos.

Los leo ❤️.

Hogwarts después de la guerra (Drarry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora