Percy y la botarga

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— Estamos en una cita— declaró Annabeth, sujetando con fuerza el brazo de Percy.

— Y nosotros vinimos a comer— contestó Nico, haciendo fila para comprar sus hamburguesas. Thalía, Reyna y Leo lo esperaban en una mesa cercana— No interrumpiremos o algo por el estilo, si es lo que te preocupa.

— ¿Lo prometes?— Percy estaba algo nervioso con la presencia de sus otros amigos. Eran seis mestizos en un solo lugar y tres de ellos son hijos de los tres Grandes. Un gran festín para los monstruos. Además, Leo y Nico ya tenían un historial de desastres cuando están juntos, la quemadura en la madera de las cabañas lo comprueba.

— Sí, sí— Nico puso los ojos en blanco mientras avanzaba en la fila, girándose para mirarlos de frente. En un rápido movimiento tomó la mano de Percy y entrelazó sus meñiques— Pinky promise y todo. ¿Felices?

Antes de que pudieran contestarle, la cajera llamó a Nico para que pidiera su orden.

— ¿Crees que eso de pinky promise lo aprendió de Leo?— preguntó Annabeth una vez ambos estuvieron sentados en la mesa.

— Debe de. Estoy seguro de que Will no le enseñaría a entrelazar su mano con la de otra persona que no sea él— respondió con ironía, mordiendo ferozmente su hamburguesa.

Estuvieron comiendo y charlando tranquilamente, disfrutando de su cita. Su ambiente tranquilo se interrumpió por fuertes carcajadas, provenientes de unas cuantas mesas de distancia.

Ambos miraron a la mesa de donde provenía el ruido, suspirando con diversión y fastidio ante la vista que recibían. Leo y Nico estaban metiéndose montones de papas fritas en la boca, mientras Thalía les echaba ketchup. Reyna estaba tomando videos y fotos, tratando de no acabarse la soda que tomaba.

Decidieron ignorarlos y seguir comiendo. Después de otro rato se volvieron a oír gritos de alegría. Una botarga de cajita feliz estaba paseándose entre las mesas y los niños que estaban en el local estaban tomándose fotos.

En algún momento llegó a la mesa de los cuatro semidioses. Leo arrastró a Nico y a Reyna a tomarse una foto, Thalía siguiéndolos con los celulares en mano. Después de unas cuantas fotos la botarga siguió su camino.

Muy en su interior, Percy estaba rezando para que esa botarga no llegara a su mesa o que simplemente la pasara de largo.

Probablemente Zeus o Ares fueron los que escucharon sus oraciones porque la botarga se detuvo justamente en su mesa.

— Em... no queremos una foto. Muchas gracias— habló Annabeth, sonriéndole amablemente.

La estúpida botarga no hizo caso y se quedó frente a ellos, bailando un ridículo baile.

— Amigo, estamos tratando de comer. Si no es mucho pedir que nos dejes solos— Percy estaba tratando con todas sus fuerzas de mantenerse en su lado amable. Estaba irritado por todo el ruido que había alrededor de ellos.

La botarga se detuvo y se acercó a Percy, agachándose un poco cuando estuvo lo suficientemente cerca.

— Niño, por cada cliente que se toma una foto conmigo es un dólar a mi bolsillo. Así que tú y tu noviecita párense y tómense una maldita foto conmigo— murmuró la botarga.

No sabe si fue culpa del mal ambiente del restaurante, de la ketchup que no había en sus papas o la forma grosera en la que la botarga le habló, pero Percy no se iba a tomar la maldita foto.

— Dije que nos dejes solos para que podamos tragarnos esto en paz— contestó de vuelta, asegurándose de poner la suficiente amenaza en su voz.

La botarga obviamente se apartó (Percy se aseguraría de agradecer a Nico por enseñarle a hablar así), pero le tiró su vaso de refresco encima.

— Ay, niño, ¿se te cayó tu soda?— preguntó burlona la botarga, poniendo dramáticamente sus manos en su rostro (o lo que se supone es su rostro)— Hagamos esto, te daremos un descuento de un dólar si vas a reponer tu soda, ¿te parece bien? Incluso te daremos papel gratis.

En un abrir y cerrar de ojos la botarga estaba en el suelo, y Percy encima de ella golpeándola.

— ¡Vamos, defiéndete! ¡Pinche empleado mediocre!— gritó el hijo de Poseidón, para luego ser golpeado en la cara por la botarga.

Los gritos asustados de los clientes resonaron en el restaurante, pero no podía importarle menos.

Alguien (probablemente Leo) le pasó un vaso de refresco y Percy, con toda la satisfacción del mundo, se lo tiró encima a la botarga.

— ¡Vamos, Jackson! Patéale el culo a la cajita feliz— Thalía vitoreaba con emoción, golpeando la mesa con sus palmas.

Reyna estaba tratando de no ahogarse con su risa, filmando todo con su celular.

Leo se había unido a la pelea con otro empleado que había salido a separar a Percy y a la botarga.

Nico aprovechó el desorden que había y se escabulló en la cocina, echando varias hamburguesas y papas en una mochila.

Y Annabeth estaba ocupada tratando de ocultarse con su chamarra o abajo de la mesa.

Al final, detuvieron en la comisaría durante unas horas a Percy, Leo y la botarga. Nico decidió pagarles su fianza a todos, menos a la botarga.

— Fue una buena cita— dijo Nico, palmeando la espalda de Percy— Deberíamos salir más entre todos si vas a dar ese tipo de espectáculos.

Leo tomó el codo de Nico y lo alejó para presentarlo a sus amigos de la comisaría, salvándolo así del puñetazo que Percy iba a darle.

Esta es la historia de la pelea entre Percy y la botarga de McDonalds que se menciona en la parte 4 de la historia que está en la página.
Gracias por leer.

~ Silent skull ☠️

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