𝑃𝑟𝑜́𝑙𝑜𝑔𝑜

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17 de septiembre de 2010

La clase de la señorita Zoe no era aburrida, si estabas atenta podías escuchar como se emocionaba por los diferentes ácidos que el laboratorio del instituto tenía. Por desgracia ese día estaba distraída, mi mente divagaba sobre todo y nada a la vez, en vez de escuchar a la señorita Zoe yo solo estaba irritada por el sonido del pequeño ventilador que estaba apoyado en la mesa del profesor. El ventilador tenía atadas tres cintas de colores y el choque entre ellas me ponía muy nerviosa.

Fuera solo estaba el jardinero regando las plantas, "que pijos son en Estados Unidos" fue lo único que pensé. En España nunca verías a un jardinero en un instituto corriente, estaría vallado y con hierbas pobres por todos lados.
Una figura más entró en acción, no le pude ver con claridad la cara pero andaba extraño, la cabeza por delante y arrastrando los pies, si seguía así tendría una chepa interesante.

Un carraspeo me saco de mis pensamientos.

- ¿Está interesante el panorama del jardinero señorita Castillo? - Hange Zoe me estaba mirando con el semblante serio, su asignatura nunca se me dio bien así que cuando me distraigo se molesta bastante.

- Lo siento señorita Zoe.

Parece que se dió por aludida y continuó con la clase. Esta vez mire a mis compañeros, Sasha estaba sentada a mi lado y literalmente estaba comiendo a escondidas, no sé cómo todavía no la han pillado. Connie por otro lado estaba copiando todo lo que decía Hange con mucha ilusión, quería ser científico de mayor por lo que compartía mucha ilusión por la asignatura, Armin compartía ese fanatismo. El popular de la clase, Reiner y su inseparable perrito Porco estaban tirándose bolas de papel.

Las últimas a las que vi antes de que sonara la alarma fueron Annie y Mikasa , las calladas de la clase.

El ruido ensordecedor nos dejó a todos sorprendidos, era la alarma de evacuación inmediata. Un hombre bajito que conocía como Levi Ackerman, el jefe de estudios y el Director, Erwin Smith. Fueron corriendo hacia Hange y esta, antes de mandarnos salir miró por la ventana con cara de horror.

- ¡Salid todos e id a casa! ¡Corriendo! - me fui a levantar y mi gran error fue mirar hacia la ventana, el hombre de antes se estaba comiendo al jardinero. Había sangre y mucha gente corriendo por la calle, llegaron un montón de policías pero no llegue a ver qué pasaba porque mis compañeros de clase corrieron y me tiraron al suelo.

Sentí pisotones sobre mi y una mano se coló entre los pies. Me agarré a ella con todas mis fuerzas y vi que era Sasha quien me había cogido.

- ¿Estás bien? - tuvo que elevar el tono de voz porque la alarma seguía sonando sin cesar.

- ¡Si! - grité cerca de ella para que me escuchara bien.

- ¡Venga chicas! - Connie tiró de nosotras dos - La gente se está volviendo loca, se come a otras personas. Tenemos que llegar a casa.

Anduvimos por las calles sin apenas pararnos, vimos a varios de esos bichos pero les evitamos, teníamos cerca a la policía. Algunos caían ante los disparos y otros desgarraban la carne.

Llegamos a un barrio lleno de gente y por primera vez los vi con la toda claridad del mundo. Uno de ellos se echó encima de mí y me caí con él encima, la gente seguía pasando mientras corrían y un hombre moreno me salvó la vida. Disparó a esa cosa en la cabeza y cayó sobre mi, llenándome de sangre.

- ¡Valeria! - escuche los gritos de Sasha y Connie, conseguí levantarme entre gritos y peleas, miré a todos lados pero no estaban. Quise salir corriendo pero las piernas no me respondían, quería encontrarles pero mis sentidos habían sido inutilizados, todo se volvió silencioso.

Note fuertes golpes en mi hombro izquierdo y, por desgracia, volví a la realidad. El mismo hombre que había disparado al bicho me había cogido de la mano y llevado a una casa próxima del barrio.

- ¡¿Como te llamas?! - gritó apuntándome con un arma, mi voz temblaba y vi a un niño de por lo menos 12 años temblando detrás del hombre.

- Valeria - casi no se me escuchó, lo dije en un susurro perfecto.

- ¡Más alto!

- ¡Valeria! - me escuchó alto y claro, estaba más alterada.

- Bien Valeria... ¿Te han mordido?

- No... - el semblante del hombre se suavizó, puede por el hecho de que no me habían mordido, puede porque estaba al borde del llanto o porque estaba temblando pero se alejó de mi.

- Este es Duane, mi hijo. Yo me llamo Morgan, mi mujer, Diana, está grave en una cama de esa habitación. ¿Ibas con alguien? - señaló la habitación que quedaba a mi izquierda, al lado de la puerta había un pequeño mueble con fotos de una familia feliz pero no eran ellos.

- ¿Esta no es su casa? - me estaba empezando a relajar, los gritos de la gente seguían sonando, nosotros estábamos seguros en el interior de la casa... ¿Verdad?

- No, estaba abierta y no vimos a nadie. Ahí fuera se está descontrolado todo, lo has visto tu misma. ¿Ibas con alguien? - insistió.

Entonces caí. Seguramente mis mejores amigos estarían muertos o peor, convirtiéndose en una de esas cosas. Lo había visto, unos cuantos despertaron después de que esas cosas los atacarán. No respondí a la pregunta y fui directa a otro tema.

- Tu mujer... Se va a convertir, lo sabes.

- Si... No puedo quitarle la vida, no mientras aún respire.

- Oh... - fue lo único que salió de mí.

- Escúchame bien, si intentas encontrar a alguien ahora no lo harás. Todos están muriendo y si sales, mueres tú también. Puedes quedarte con nosotros si quieres.

Se irguió y fue a comprobar cómo estaba su mujer. El niño, Duane, me seguía mirando aterrorizado.

- T..tienes sangre en ... - levanto la mano temblorosa y se señaló la cara. Me levanté del sofá al que me había apoyado para descansar hacia un pequeño espejo que había apoyado en la pared, estaba llena de sangre, incluyendo mi ropa.

Miré por toda la casa y encontré un baño, estaba desordenado, a mí lo único que me importaba era el agua. Me lave lentamente mientras procesaba todo, mis mejores amigos estaban muertos, mi familia también.  Al menos eso era lo que creía.

Varias imágenes pasaron por mí mente antes de abrir la puerta. El señor de esta mañana, la mano de Sasha agarrándose a mí, la mano de la misma escurriendose de la mía, los gritos de Connie y Sasha llamándome, el ser que se me tiró encima e intentó morderme, el ruido ensordecedor del disparo, la cara de miedo del niño.

Nunca olvidaría los sucesos de este día, de este día ni de ninguno de los siguientes. Bajé hacia la habitación que me había indicado al llegar.

- Morgan... - este se giró con preocupación, su mujer estaba muy grave. Tenía mucha fiebre y sonaba como si le costará respirar, ya casi no podía hacerlo por sí misma - ¿Como sobrevivimos?

Los dos siguientes días las cosas fueron relajadas pero ahora todo estaba lleno de esos bichos, caminantes los nombró Morgan aunque para mí era mejor llamarles zombies. De día eran menos activos y de noche, bueno, tuvimos que acomodar la casa para que no vieran la luz y nos atacarán. Había que darles en la cabeza para que su estado anormal acabara de una vez.

No encontramos vivos, a veces me sentía como si fuéramos los únicos en la faz de la tierra.
Hasta que no lo fuimos.

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Holaaa, decidí subir esta historia gracias a mi amiga _Lilyfleur_, es la primera lectora de mi historia y su emoción me encanta 🥰. ¡Lo más importante! Si sois fans de Pieck _Lilyfleur_ está escribiendo una historia sobre ella, os invito a leerla porque es una gran escritora🌸.

También quería informar de que esta historia es por y para mí disfrute propio por lo que seguiré subiéndola aunque tenga poquita audiencia.

No te pares || Pieck FingerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora