𝐶𝑎𝑝𝑖́𝑡𝑢𝑙𝑜 18 : 𝐴𝑏𝑟𝑖𝑑 𝑙𝑜𝑠 𝑜𝑗𝑜𝑠

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Tanto Sasha como Connie nos dijeron a Pieck y a mi que fuéramos a buscar a Diana, los cultivos ya los teníamos listos y sólo quedaba instalar el riego y plantar las semillas. Después de eso hariamos unas pocas vallas para que nadie los pisara ayudaríamos en los demás trabajos además de ir revisando diariamente el nuestro propio.

Para mi suerte encontramos a la grupo de Glenn con Diana y su marido, todavía no había tenido el placer de conocerle.

- Ahh, vosotras debéis ser Pieck y Valeria. Encantado de conocerlas jovencitas, me llamo Reg - nos tendió la mano lo que aceptamos con gratitud.

- ¿Que os trae por aquí? - Diana estaba despidiendo al grupo de Glenn.

- Semillas, tenemos que empezar a plantarlas - respondió Pieck por mí, yo estaba un poco ocupada observando al grupo que iba a buscar provisiones.

- ¡Valeria! - Tara se aproximó chocando mi mano y después la de Pieck - ¿Os venís? - un escalofrío recorrió mi cuerpo pero no de incomodidad sino de ganas, me apetecía salir fuera pero no sabía si se me era permitido.

- No se si...

- ¡Necesitaremos ayuda! ¡Venid alguna! - Glenn había aparecido sonriente en el grupo, miré a Diana quién me observaba con una sonrisa, quizá me dejara.

- ¿Podría ir? - pregunté sin meditarlo mucho, Pieck me miró un poco sorprendida pero no dijo nada.

- Está claro que tus compañeros quieren que vayais pero solo una, la otra debería volver al trabajo.

- Me quedó yo - la pelinegra no estaba enfadada por querer salir sino un poco.. ¿orgullosa? Eso parecía - Sasha y Connie querrán que alguien se quede, traerles algo o se enfadaran por irte sin avisar.

- Claro, gracias Pieck - le di un abrazo y en el susurré - Voy a volver pronto.

- Vamos señorita, te daré las semillas de temporada - tanto el marido de Diana cómo Pieck se fueron por donde yo había aparecido con ella. Maggie solo observaba el momento con paciencia, ella ayudaba a Diana con los planes de desarrollo del barrio y además, era casi la máxima responsable de nosotros y nuestras acciones, no me gustaba que todo eso recayera sobre ella pero no podía hacer o decir nada. Antes de subir al vehículo escuché como Diana agradecía a Glenn lo que hacíamos.

Nos montamos en la furgoneta el grupo de Nicolás, Aiden, Tara, Noah, Glenn, Eugene y yo.

- Espera... ¿Eugene? - estaba sentado en la esquina de la furgoneta y parecía aterrorizado - ¿Tu qué haces aquí?

- Me han obligado.

- Oh vamos, tienes que moverte un poco - Tara se divertía bromeando con él pero más gracia me hizo ver cómo todos echábamos la cabeza para atrás mientras negabamos con una sonrisa, un mix de música sonaba tan alto en el coche que retumbaba mis oídos - Otro de esos no por dios...

- ¡Ayuda a espantarlos! - aclaró Glenn aunque todos allí ya lo sabíamos. La furgoneta se empezó a mover y no estaba asustada por volver fuera ni quería salir corriendo, tenía ganas de salir al mundo y volver a sentir esa adrenalina.

Alexandria estaba bien, muy bien de hecho pero ver cómo la gente vivía despreocupada del exterior, sin ningún interés en saber defenderse por lo que pudiera pasar me causaba náuseas. Eran ignorantes pero aparte de eso yo no quería volverme débil dentro de esos muros, quería fortalecerme y ser cada vez más fuerte para sobrevivir ser útil, no quería olvidar todo lo que habíamos pasado, todo lo que habíamos vivido, era parte de mí.

- ¿Dónde vamos? - tenía que alzar la voz para que se me escuchara por encima de la música.

- Una mujer, se llama Hange y quiere que traigamos aparatos eléctronicos. Eugene sabe identificarlos - respondió Tara, estaba sentada frente a mí. La profesora Hange... Hacía dos años que no la veía y mi último recuerdo de ella fue verla tan asustada que le temblaban las manos. Me hubiera gustado verla en la fiesta de hace unos días pero como bien sabía ella prefería sus inventos antes que socializar.

No te pares || Pieck FingerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora