𝐶𝑎𝑝𝑖́𝑡𝑢𝑙𝑜 9 : 𝐿𝑎 𝑟𝑜𝑠𝑎 𝑚𝑎𝑟𝑐ℎ𝑖𝑡𝑎

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Una semana, eso es lo que había tardado en recuperarme del todo. Mis amigos me visitaron cada uno de los días, incluyendo a Gabi y Zofia. Muchas veces se quedaban dormidas cuando les leía cuentos, eran muy ingenuas todavía, al menos yo tenía esa idea.

- Está bien, puedo andar sola amor - Petra no se separó de mí en esa semana, decía que le había bastado con separarse de mi unas horas para que casi muriera.

Estuve cerca, muy cerca de hecho. No tenía miedo de morir, no tenía miedo del dolor, solo tenía miedo del impacto que hubiera supuesto para mis seres queridos.

- No me quiero arriesgar, si te agarras a mi brazo es más bonita la ayuda - me tendió el brazo como lo hacían los caballeros antes de sacarte a un baile magistral, por supuesto yo eso solo lo había visto en películas hace años.

- Oh vamos, no seas cursi - seguía esperando a que agarrara su brazo, no me quedaba otra que agarrarme - Vaale - rodé los ojos y seguimos avanzando.

- Anda mira.- me condujo a las rosas que habían plantado los niños. Ese día hacia frío, estaba nublado pero no pintaba para lluvia. Estaba distraída con el tiempo cuando me tendió una de ellas, había quitado las espinas para no hacerme daño - Una rosa perfecta.

- Desde luego que lo es - además de ser bonita olía de maravilla, era la viva representación de Petra.

Aquella mañana no hicimos nada en particular, pasear y estar con los caballos aunque no me permitieron ocuparme de ellos porque "estaba todavía demasiado débil". Era mentira, estaba perfecta.

Por la tarde un nuevo peligro llamó a la puerta, casi literalmente. Era un peligro que creíamos muerto hacía mucho tiempo, el gobernador, aquel que una vez acabó con muchos de la nuestros, estaba en las vallas con mucha gente de su lado, pero eso no era lo peor, tenía a dos de los nuestros.

Michonne y Hershel se encontraban de rodillas, Rick estaba tratando de convencer al gobernador, quién estaba subido a un tanque que poseía. No sabía que pasaba, lo que si sabía es que arriba en el patio estábamos muchos de nosotros y otros se ocupaban de reunir a los niños y ancianos para subirles al minibús y sacarles de aquí, conocíamos a nuestro enemigo y atacaría en cualquier momento.

Estaba paralizada frente a la valla y Daryl posó un arma sobre mi mano, estábamos siendo discretos por si nos atacaban. Lo hizo con todos nosotros, Sash y Connie no estaban muy cerca pero les podía ver. Petra y Pieck estaban cerca de mi, les pedí con la mirada a ambas que no se alejaran demasiado.

Parecía ir bien, la gente estaba subiendo al minibús, vi a Gabi hacerlo y mi tranquilidad fue mayor al saber que la niña estaría bien.

- ¿No crees que le está cambiando la expresión al gobernador? - Pieck tenía razón, se le había endurecido. Temí por la vida del anciano, el gobernador poseía la espada de Michonne sobre sus manos, tenía el filo posado sobre el cuello de Hershel. Todavía no había hecho nada, esperaba que retirara la espada del cuello de nuestro amigo, Hershel era importante para mí.

- No se que está diciendo Rick pero está empezando a funcionar - la cara del gobernador empezó a ser más suave, incluso comenzó a bajar el arma y mi cuerpo se alivió, fue mala idea hacerlo porque el impacto de después fue más fuerte. Leí los labios de este nuestro enemigo, "mentiroso" fue lo que deduje, medio segundo después el filo de la espada cortó medio cuello de Hershel. Mi amigo anciano, quién me salvó la vida hacia apenas una semana ya no estaba en este mundo, se había evaporado.

Escuché un grito desgarrador de Maggie y Beth, sus hijas habían presenciado la cruel muerte de su padre. Ahí comenzaron los disparos y era mi momento para reaccionar. Una gran irá invadió mi cuerpo, hacia mucho tiempo que no me sentía así.

No te pares || Pieck FingerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora