0 - El Loco

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La primera vez que lo vio no sintió nada.

Una sola cosa, quizás, que fácilmente podría definirse como indiferencia.

Alfonso lo había estado molestando por semanas para que lo acompañara a una juntada en alguna plaza que quedaba ridículamente lejos de dónde él vivía. La razón de tanta emoción, en sus palabras, era que "va a estar Juli."

Juli, Jules, Julio Rojas, "ojitos," como Alfonso le decía cuando él no estaba escuchando. Era amigo de ellos dos desde la secundaria, y un año se había ido de viaje y vuelto más lindo, más creyente en la astrología e igual de bajito. Desde ese momento, Alfonso no se había callado sobre él un solo segundo.

Y como su círculo de amigos no era de los más grandes que existen, siempre era Mirko el que terminaba escuchando los discursos sobre lo increíble que era su voz o lo bien que le quedaba el pelo corto.

Ese día, también fue Mirko el que tuvo que acompañar a Alfonso a la plaza.

Ahí fue cuando lo conoció.

Alto, desgarbado, con el pelo teñido de blanco y un buzo azul oscuro.

—Mirko, Joaco. Joaco, Mirko —los presentó Alfonso, y Mirko recordaba haber notado que tenía una linda sonrisa.

No se dijeron más que un saludo, algo así como "hola" "¿cómo estás?" "bien."

La reunión fue de las más aburridas que había vivido, no solo porque su único conocido lo abandonó casi inmediatamente después de llegar, sino porque era pleno día, no había ni alcohol ni comida más que galletitas, no tenía internet y estaba muy lejos como para volver a su casa.

Así que tuvo mucho tiempo para sentarse con la espalda contra un árbol y observar a la gente desde lejos.

Cuando se quiso dar cuenta, su amigo le tocó el hombro y le dijo que ya se iba, que si quería acompañarlo.

Cuando se quiso dar cuenta, había estado al menos un par de horas mirando al tal Joaco, sentado en el pasto mientras hablaba y se reía con sus amigos.

Así y todo, la primera vez que lo vio no sintió nada.

ₕₐₙₐ ₕₐₖᵢₘₐₛᵤDonde viven las historias. Descúbrelo ahora