𝐎𝐍𝐄-𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 ➣ ᴋᴀᴋᴀsʜɪ ʜᴀᴛᴀᴋᴇ

○• JARDÍN •○

Era domingo y el Hokage había logrado tener libre el día por lo que sin dudarlo decidió pasarlo en casa junto a su adorada esposa. Ambos se habían levantado temprano a desayunar juntos, después se cambiaron de ropa y decidieron salir al jardín a arreglarlo.

Sus plantas necesitaban algunos cuidados por lo que la pareja de casados decidió ponerse manos a la obra.

Era cerca del medio día y el sol estaba en todo su esplendor por lo que ambos usaban sobreros para cubrirse de los rayos.

— ¡Nozomi, mira! — Kakashi sonrío emocionado hacia su esposa quien se encontraba de cuclillas arreglando la tierra de los girasoles.

— ¿Uh? ¡Ay, pero que bonitas, cielo! ¡Cuánto han crecido! ¿eran las semillas que te regalo el Raikage? — Exclamo ella mientras se ponía de pie.

— Sí, ¿a que son bonitas? — Seguía viendo las florecillas que recién habían florecido en la pequeña maseta. — Florecieron muy rápido.

— Eso es por que las cuidaste bien. — Nozomi sonrió enternecida al ver que Kakashi seguía admirando las flores con un peculiar brillo es sus ojos acompañado de una enorme sonrisa.

Ante sus ojos era una escena sumamente tierna, y atesoraría la imagen de su esposo sosteniendo una pequeña maseta para siempre en su corazón.

¿Quién diría que el temible Hokage luciría tan tierno con una maseta en sus manos mientras sonreía emocionado tal cual como un niño? Solo Nozomi era testigo de este tipo de situaciones, solo con ella Kakashi mostraba todas sus facetas sin preocupación alguna.

— ¿Crees? Supongo que si, me esforcé por regarlas todos los días y de ponerlas al sol.

— ¿Ya lo ves? Tu esfuerzo dio frutos. — Con las yemas de sus dedos acaricio los suaves pétalos y reviso la tierra. — De hecho, creo que están listas para cambiarlas al suelo, ¿o deseas dejarlas en la maseta?

— No, plantémoslas en el suelo, junto a tus girasoles hay un espacio, se verían bien ahí.

— Claro, se verán perfectas.

El peliplata dejo la maseta en el suelo mientras iba corriendo a buscar una pequeña pala junto al fertilizante. Teniendo todas las cosas a la mano comenzó a acomodar sus pequeñas flores mientras la castaña se volvía a acuclillar a su lado para seguir con los cuidados de sus girasoles.

— ¿Ahí están bien cariño?

— Sí, lucen bien ahí. — Ella sonrió para su esposo quien había terminado con su tarea.

Él le regresó la sonrisa al mismo tiempo que quitaba los guantes de sus manos, luego tomo las manos de su esposa para quitarle también los guantes dejándolos en el suelo, y al final la hizo ponerse de pie junto a él.

— Hoy te ves preciosa, me encanta verte con tu ropa de jardinero. — La abrazo por la cintura.

— Tú también luces bonito con tu sombrero. — Rio mientras abrazaba el torso contrario, provocando una risa también en Kakashi.

— ¿Soy bonito?

— Sí, el Hokage es el hombre más bonito de todos. — Él volvió a soltar una risa mientras rozaba su nariz con la de su esposa. — También es el más tierno, el más dulce, el más atento, el más apuesto, el más fuerte y el mejor esposo de todos. — Las mejillas del Hatake se tornaron rojizas, le era inevitable sonrojarse ante las tiernas palabras de su amada.

— Basta, me avergüenzas.

— Ese es el punto. — Sin resistirlo más bajo su mascara para poder besar sus labios, Kakashi correspondió al beso de inmediato, afirmando el agarre de sus manos en la cintura de ella. — Te amo...

— También te amo, y mucho. — Volvió a dejar un rápido beso. — ¿Porqué no vamos a almorzar? Estuvimos toda la mañana aquí y me parece que ya terminamos, el jardín luce bello.

— Sí, ya hemos terminado, vayamos a comer algo.

Los días libres con Kakashi simplemente eran maravillosos, para Nozomi, cualquier actividad a su lado era entretenida y divertida.