Cap IX: La calma antes de la tormenta

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- Sasuke-kun, de verdad piensas que es seguro hacer esto-. Murmuró la pelirosada que se aferraba fuertemente al andamio de hierro, miraba fijamente como Sasuke bajaba usando sus pies con cautela. Hasta que logró llegar a tierra, Alzó sus brazos haciendo una señal, básicamente el plan era sencillo bajaría el primero revisaría si era seguro, en casa de que no, atraería la atención los zombies para que Sakura pudiera escapar, hasta su punto de encuentro.

La chica colocó un pie en aquel sostén de metal tambaleante, intentando no dar pasos en falso un simple resbalón sería un escándalo. Era de madrugada y todo supuestamente estaba en calma, la oscuridad era su mejor aliada pero al mismo tiempo su perdición, como no los podían ver ellos era segura, pero ellos tampoco podían ver a los atacantes. Temblorosa llegó al suelo, dejó salir un pequeño suspiro de alivio.

- Ven Sakura-. Susurró el pelinegro detrás de una pared. La muchacha seguía lentamente los pasos de Sasuke, el cuál parecía que estaba acostumbrado a este tipo de situaciones.

- Ves ahí-. Señalo el muchacho hacia un pequeño bosque donde destacaba una neblina bastante espesa.- Por ahí iremos-. Volvió a murmurar.

- Pero estás loco, el bosque es peligroso por la noche-. Reprochó Sakura que empezaba asustarse.

- Sígueme-. Agregó Sasuke, y caminaron de lugar en lugar durante varios minutos siempre alerta, hasta llegar al supermercado. Su primera parada antes de ir al bosque.

- No deberías llevar comida-. Agregó la chica señalando la puerta abierta.

- Lo haremos, pero te quedarás aquí-. Tomó un pedazo de un tronco y comenzó a caminar rumbo al supermercado. Cuando la mano de Sakura enganchada a la de el lo detuvo.

- Estas loco si piensas que me quedaré sola aquí-. Se quejó la muchacha.

- Es más peligroso allá que aquí-. Agregó Sasuke mirando el entorno sigilosamente.

- Regla número uno de la supervivencia, jamás separarse-. Tartamudeo Sakura que en entre el miedo y el frío la estaban poniendo más rosada que su cabello.

- Está bien-. Suspiró Sasuke, para continuar con sus misión, su corazón cada vez latía más rápido y no podía hacer nada más que tragar aquellos amargos tragos de la madrugada. Ese sentimiento incesante de el miedo ligado con la ansiedad eran su lenta tortura.

Sakura seguía lo seguía lentamente, se dividieron un poco para mirar desde afuera por los cristales del supermercado. No había señal de movimiento, para descubrir que había dentro debían entrar.

- Vamos Sakura-. Murmuró él jóven abriendo la puerta, lentamente de manera que no pudiera hacer ruido.

- Espera-. La chica le quito el trozo de madera y lo lanzó sobre uno de los estantes, hizo varios ruidos agudos y chirridos perturbadores. A su respuesta solamente hubo unos movimientos en el último estante.

Se acercaron lentamente aprovechando para tomar del equipo contra incendio, Sasuke podía perfectamente con el hacha pero Sakura apenas y podía con el extintor. Miró primero Sasuke.

-Hola, hay alguien ahí-. Dijo Sasuke a lo que fue respondido con otro movimiento brusco.

El joven levanto su mano para comunicarle a Sakura que se detuviera, era mejor que hiciera esto el solo. Apretó fuertemente la empuñadura del hacha y sin vacilar miro lo que había al final del pasillo.

- ¡Pero que carajos!-. Gritó Sasuke a lo que Sakura urgentemente respondió.

- Estas bien-. Dijo mientras se acercaba.-¡Oh dios!-. Puso las manos en su boca, apartó la mirada intentando borrar esa escena de su cabeza.

Un zombie había sido amarrado con alambres por todo el cuerpo con el objetivo de impedir sus movimientos. Pero de entre el forcejeo de zombie y el cuerpo en descomposición no era nada agradable.

- Acabaré con él-. Asintió Sasuke levantando el hacha.

- Déjalo en paz-. Agregó Sakura.- No puede hacernos daño-. Dió unos pasos hacia atrás.

- Está bien-. Respondió Sasuke algo molesto, no precisamente por la petición de Sakura sino que ni el mismo se creía capaz de lograr dejar caer esa hacha.

Tomaron unas mochilas y las llenaron los más que pudieron comida.

- Sasuke no tomes eso-. Sonrió.- Debes coger comida enlatada-. Continuó echando todas las latas que se encontraba.
Lo primero que debían de encontrar era comida o por lo menos eso decía el manual.» Espera acaso no era agua«. Pensó la muchacha. Se giró en busca de Sasuke.

- ¡Sakura aquí!-. Gritó Sasuke frente a una nevera, estaba repleta de helado, paletas y dulces fríos. El generador del súper seguía funcionando, por es que la electricidad no había sido cortada.

- Es como el paraíso- Hizo una pequeña pausa. - Bueno como el infierno también-. Sonrió la muchacha tomando una paleta.

Entre tantos problemas no se había percatado ni siquiera de su hambre y una vez que empezaron a comer ya no podían parar. Dulces en cantidades, paletas de todos los sabores, carne enlatada, devoraron todo hasta quedar exahustos uno frente al otro.

- Creo que nos excedimos-. Respiró profundamente Sakura.

- Bueno al fin y al cabo no sabemos si será nuestro último día-.Respondió con un sonrisa Sasuke.

- En eso tienes razón-. Asintió la pelirosada.

- Incluso en toda esta locura un momento de calma es precioso-. Se recostó al estante pasando la mano por su pelo negro.

- Por cierto, hay algo que quieras hacer antes de morir-. Sonrió la chica ojos verdes moviendo sus rodillas de forma graciosa. Sasuke analizo la situación, ellos dos solos, sobreviviendo, la única idea que había en su cabeza era.

"...Nosotros..tenemos que repoblar el planeta..."

Se puso como un tomate y se dió media vuelta para no coincidir sus miradas. Sakura que captó la idea se puso roja también. Digamos que la situación se puso algo tensa. Sakura con su cabeza llena de animes pervertidos al igual que Sasuke, no hubo manera de que lograrán comunicarse.

- Sakura yo...-. Rascó su cabeza
.- Creo que deberías marcharnos-.Recogieron todos los víveres que habían obtenido y pusieron manos a la obra.

Justamente después de salir del lugar sintieron unos pasos que se avecinaban. Tomaron la decisión más segura, correr, en una situación así es mejor correr sabían perfectamente que el margen de error es la muerte. Y no estaban dispuestos a jugarsela.

El bosque era la opción más segura, solamente debían caminaron unos cinco kilómetros y según Sasuke estarían en el lugar acordado.

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