Los pasos veloces de Ino habían sido eficaces pero como siempre hay un ojo que te ve, o en este caso un muerto que te ve. Sai estaba en su peor momento sus heridas no dejaban de sangrar y se había convertido en una carga para la joven que estaba a su lado. El dolor aumentaba con cada respiración y solo pensaba en mantenerse consciente.
—Vamos Sai eres más fuerte que unas simples heridas—. Pero su idea cambió cuando reviso su pecho, si no recibía atención médica pronto sus días estaban contados.
En su cabeza la idea de morir era lo de menos, deseaba con todas sus fuerzas al menos contribuir con algo, si pudiese salvar aquella chica al menos podía sentirse más aliviado. Luego recordó que debajo del asiento de su compañero siempre guardaba un par de armas para caso de emergencia, es como que algo lo cuidaba para que siguiera luchando. Levanto el asiento de manera que no molestará a Ino y tomo ambas armas. Eran pequeñas pistolas de 9 milímetros, pero para su sorpresa tenía un silenciador.
- Dios aún no me has abandonado- Suspiró dejando salir un gesto de alivio. Pero en aquel momento se agrietó el cristal de su lado volando en mil pedazos, tomando al joven oficial por el cuello y lazándolo contra el pavimento. Se encontraba ante una fuerza bestial, en vez de un muerto parecía más un súper soldado diseñado para exterminar la poca vida que pudiese sobrevivir. —Su aspecto no es humano—. Fue el pensamiento que lo invadió cuando vio la cara aquella abominación. En cuatro patas y muchos tentáculos en la espalda con terminaciones de manos, escurría sangre su boca y su cuerpo viscoso parecía estar inmóvil. —No puede verme—.
—Te equivocas—. Una pequeña luz roja fue saliendo de la sombras y tomando forma de una ojo, una máscara, y luego una persona.-Me encanta ver como luchan desesperadamente hasta el final—. Sonrió y se sentó en los escombros que había dejado la criatura con su paso. —Simplemente está esperando a que le ordene matarte, es decir yo tengo el control de quien vive o quien muere—. Cambió el tono burlón de su voz momentáneamente y se puso de pie.
— Si vienes a matarme—. La sangre salió por su boca y le impidió terminar sus palabras. — Yo estoy casi muerto, no ganarás nada asesinándome—. Saco tomó el arma y apunto al hombre de la máscara. —Tú criatura puede ser muy fuerte pero cuando disparos aguantarás tú—. Su vista comenzaba a ponerse borrosa y el conocimiento iba en picada, miro al perro con los colmillos afuera que envolvía a Ino y suspiró.
—No vengo a matarte a ti — .Su palabra fue detenida por una disparo preciso a la cabeza, que lo hizo caer al suelo, viendo su sangre el piso y la bala que no logró atravesar su cráneo chasqueo los dedos. —Eso dejara una marca en mi querida máscara y no es algo que pueda permitir, mátalo—. La bestia comenzó a correr descontrolada sobre Sai que había completado su objetivo el perro arrastraba a Ino lejos del lugar y su muerte no sería en vano.
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.Sakura y Sasuke continuaban corriendo esa noche decidieron adentrarse al bosque y aprovechar la oscuridad de la noche para poder llegar al lugar acordado, para su mala suerte se había encontrado con una horda de zombies que venían sin rumbo, y tuvieron que correr durante sin parar. Hasta que el sonido de un disparó y hizo que los zombies perdieran el interés en ellos y fueran al lugar del impacto.
—Es nuestra oportunidad—. Sasuke tomó la mano de la peli rosada y corrió recuperando su rumbo, pase lo que pase no miraría atrás, sus última fuerzas estaban destinadas a llegar a su destino, si todo salía bien se reencontrarán con sus amigos.
Un arbusto sonó y sintieron algo que se arrastraba se escondieron rápidamente en el tronco de un árbol hueco. Sasuke miro entre la corteza y para su sorpresa no era el único que luchaba por su vida un perro arrastraba una chica de aspecto familiar. Sakura que no podía ver nada estaba desesperada apretó sus puños.
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HunterZ
FanfictionTres jóvenes de 16 años Naruto, Sasuke, Sakura y un agente de las fuerzas especiales Kakashi Hatake intentando sobrevivir aun hecho catastrófico que ha llevado casi al punto de la extinsión de la humanidad. Guiados por un sueño reflejado en un peque...