Ambición

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Durante la siguiente semana la prensa mágica había estado centrándose especialmente en Hermione Granger Malfoy, la nueva integrante de la élite mágica y en quien parecían posar los especiales afectos de Narcissa y Lucius.

Rita había estado bastante creativa a la hora de poner a Hermione como "La Favorita" a pesar de estar consciente de que Astoria era la primera esposa. Fue tanta la euforia que causó que incluso durante toda la semana estuvo recibiendo muchas invitaciones de hijas y mujeres de familia para sentarse en sus mesas cuando se presentase en el Golden Magic. Por supuesto Irina se posicionó de primera en la lista y se había aparecido cerca del ministerio para invitarle un té, claramente Hermione no se negó a nada. Su trabajo estaba dando frutos y ya varias parecían completamente interesadas en sus proyectos.

Pansy desde luego actuaba como su fiel escudera adentrándose con ella más y más, llegando a su oficina el día siguiente de la fiesta con una sorpresiva noticia.

—Tomando en cuenta que elegí a Draco y sé que Harry te va a elegir a ti. He decidido adelantarme solo para fastidiarlo —dijo con una maliciosa sonrisa—, serás la madrina de mi hijo.

Hermione se había sorprendido ante aquello y desde luego se había alegrado. Estaba feliz por aquella chica aunque no llevara mucho de pasar tiempo con ella, pero sobre todo lo estaba por su mejor amigo y hermano.

Esa tarde se habían reunido en casa de Lydia y habían reído y hablado hasta el cansancio. Incluso hablaron de la pronta llegada de Luna y Ginny a la Élite. Se si que iba a ser digno de ver.

Después de la fiesta Draco había estado especialmente de mal humor lo que parecía hacerle gracia a Lucius quien disfrutaba de restregarle las columnas de chismes por las mañanas durante el desayuno.

Rita había dedicado un espacio bastante gracioso sobre "Los celos de Draco hacia su padre" donde había sacado el momento en que él se acercó a ella y a Lucius, pero ella había preferido seguir del brazo de su padre. Destacó la cara de "furia" que mantuvo el resto de la velada y como le gustaría vivir en la mansión Malfoy para saber lo que padre e hijo tendrían para decirse.

Narcissa se había reído bastante al respecto causando aún más enojo por parte de Draco. Astoria por su parte había estado insoportable y cada vez que se cruzaba con Hermione por la mansión no perdía oportunidad de hacerla sentir inferior, al igual que su madre. No cabía duda de que esas dos estaban cortadas con la misma tijera.

Si había alguien más que furiosa en esa mansión, esa era Aileen Greengrass. Sin duda ella era peor que Astoria, y no disimulaba a la hora de mostrar su disgusto por Hermione. Incluso se había aparecido por la oficina de Draco para reclamarle y pedirle que acallara las columnas de chismes, sin embargo Draco no podría haberle prestado menos atención.

Sin duda él ya tenía suficiente con los celos enfermizos de Astoria y el rechazo de Hermione quien no le había dejado tocarla durante toda la semana. En dos ocasiones había llegado hasta la puerta de su habitación y esta permanecía completamente cerrada. Durante el desayuno sólo hablaba con Lucius y Narcissa ignorando al resto de manera impresionante.

Así que hastiado le pidió educadamente a Aileen que se marchara y siguió en lo suyo. Tenía mucho en que pensar. En los extraños sentimientos hacia Hermione y en lo ansiosa que estaba Astoria por embarazarse.

Hasta que un día 3 semanas después Astoria se levantó tan resplandeciente como un sol y dándole una noticia que lo dejó estático.

—Draco, tengo una semana de retraso.

La sonrisa de la castaña era enorme, pero fue decayendo al notar el rostro perdido del rubio.

—¿Qué pasa? ¿No te alegra? Iré con el sanador, mi periodo es muy exacto así que estoy segura de que estoy embarazada.

—Sí, lo siento. Claro que me alegra es solo que me tomaste por sorpresa —dijo sonriendo mientras abrazaba a su esposa—. ¿Estás bien, necesitas algo?

—No, amor. Estoy perfecta, nos veremos esta noche.

Draco se fue con la cabeza del tamaño de un globo aerostático. Astoria podría estar embarazada, él había esperado eso por mucho tiempo, pero ahora no sabía exactamente qué sentir.

Algo le faltaba o al menos eso sentía.

Mientras tanto Aileen y Astoria se preparaban para ir a la consulta.

—Por Salazar, espero que estés embarazada —dijo la mujer ansiosa.

—Calma madre, estoy muy segura de que lo estoy —dijo conciliadora—, mi periodo nunca se atrasa.

—Astoria si tú hubieras hecho lo que te dije desde un principio no estaríamos en esta situación —le echó en cara—, tendríamos asegurado todo.

—Ya basta madre, deja de sacarme en cara eso todo el tiempo. ¿Podrías dejar de asfixiarme por una vez?

—¿Asfixiarte? —preguntó incrédula—. La única que te está asfixiando es la sangre sucia, todo el mundo habla de ella y Lucius junto con Narcissa han dejado claro que la estiman... Astoria si esa mujer tiene al primogénito estamos perdidas.

—Eso no va a suceder, yo tengo al primogénito —aclaró—. Yo gano.

—Pues más te vale o estaremos perdidas. Sólo el primogénito tiene total autoridad sobre los bienes y la herencia de toda la línea familiar, es una costumbre ancestral —dijo claramente nerviosa—. Jamás te lo perdonaría.

Astoria bufó ya harta. Tenía suficiente con su propio miedo.

—Draco es quién ahora lo controla todo, y un día será el primogénito quien lo haga.

—¡Basta madre! —exclamó furiosa.

Aileen la miró con los ojos entrecerrados.

El sanador les hizo pasar a la consulta y allí se le hicieron todos los exámenes requeridos. Esperaron unas horas por los resultados hasta que por fin los tuvo en sus manos...

Por fin, por fin le había ganado a la sangre sucia.

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