Noche de Satén I

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Una noche hermosa adornada por la imponente luna que alumbraba lo que tocaba con su luz... Casi como si lo hubiesen planeado, pero la verdad es que Hermione no tenía la menor idea de que esa noche habría luna llena.

Narcissa tampoco, pero ciertamente estaban de acuerdo con que hacía la noche aún más especial.

Las anfitrionas estaban perfectamente arregladas, Narcissa llevaba un vestido negro largo con adornos de oro y su respectiva túnica. Hermione también llevaba un vestido negro, pero más corto con detalles también en oro y un resaltaste accesorio en su cabeza...

Un regalo de Draco para usar esa noche.

Astoria por su parte no se encontraba en la mansión, había decidido ayudar a Daphne a arreglarse y luego regresar, pero al parecer estaba un poco retrasada.

La banda Spirit había llegado y la organizadora se había encargado de posicionarlos en su respectivo lugar para estar preparados al momento de la llegada de los invitados, para lo que por cierto no faltaba mucho.

Lucius y Draco bajaron al mismo tiempo, ambos con sus respectivos trajes... Se veían realmente elegantes. Sin duda el atractivo de los Malfoy estaba presente en ambos, cosa que no pasó desapercibida tanto por Narcissa como por Hermione.

El rubio menor se acercó a la castaña con una leve sonrisa notando que si había decidido usar el accesorio que le había regalado.

Un par de serpientes de oro adornaban la cabeza de quien ahora llevaba al futuro heredero Malfoy y a su vez Draco llevaba un anillo de oro en su mano derecha justo en el dedo medio con un león de oro.

A Narcissa se le había ocurrido ese detalle, era importante que la élite viera que Hermione era una pieza elemental en la vida de Draco y que sería un problema si alguien de verdad continuase intentando hacerle daño.

—Te vez hermosa —halagó Draco mientras grababa inconscientemente en su mente cada una de las facciones de su rostro.

Hermione sonrió.

—Gracias —respondió con simpleza manteniendo el control sobre sus emociones.

Draco había estado retomando las cosas con Astoria y aquello le había dado una clara señal a Hermione de que posiblemente ya estuvieran planificando o incluso tal vez ya intentando la llegada de un segundo Malfoy.

Cosa que claramente le hacía sentir de maneras extrañas y por ello había estado manteniendo más el control sobre sus emociones. Al que sorprendentemente se le estaba dando mejor de lo que esperaba.

Por su parte Draco estaba bastante contrariado en cuento a sus propios sentimientos, ya que en los últimos días habían estado pasando cosas que jamás le habían pasado.

Y lo peor es que para él eran totalmente vergonzosas. Él sabía el porqué Astoria se había ido y sabía que no era precisamente por ayudar a su querida hermana, sino por lo que había ocurrido yace dos noches.

Ellos habían intentado mantener relaciones, pero algo cambió. Los pensamientos de Draco viajaron a otro sitio y cuando se dió cuenta no había erección, no había nada.

Astoria se había quedado como piedra a la espera de una explicación y él ni siquiera podía dársela porque tampoco entendía nada.

Él no poseía problemas de virilidad, en absoluto. Su vida sexual siempre había sido muy satisfactoria de hecho. ¿Entonces en que estaba fallando?

Simple... No era del todo su culpa.

Descubrió una realidad que no quería admitir y que por supuesto estaba ocultándole a Astoria a quien mintió diciéndole que todo era producto del agotamiento cuando en realidad no se trataban de eso.

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