Corazones abiertos

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Hermione

Esperaba de todo al volver a casa, estaba lista para regaños, riñas y demás, pero jamás para lo que tenía ante sus ojos.

Los pétalos blancos esparcidos por el suelo iniciaban desde la entrada de la mansión, creando así un camino. ¿Qué significa todo esto? 

Me quito los tacones porque no aguanto los pies y me dejo guiar por los pétalos, el estómago se me remueve y mi corazón late desbocado. ¿En serio Draco hizo esto? 

Las luces son tenues y no hay señales de nadie más. 

En serio, como me consiga a Lucius al final de esto me voy a morir.

Sin embargo, mis dudas se discipan cuando lo veo de pie recostado del umbral que lleva hacia el comedor, me quedo estática. Sus profundos ojos en mí, su lenguaje corporal... Es el Draco apasionado. 

Quiero hablar, quiero preguntarle el significado de todo esto, no pensé que de verdad los tres meses de embarazo lo volvieran tan emocional, pero las palabras se me atoran aún más cuando el techo se ilumina simulando una galaxia. 

No puedo evitar sonreir mientras me pierdo observando lo hermosas que se ven las constelaciones. Antes de que pueda moverme más lo siento a unos pasos, su rostro serio, pero no molesto. 

Como si no supiera como actuar correctamente. 

Entonces lo observo sacar su varita y hacer un movimiento sutil de muñeca en silencio, consiguiendo que caiga escarcha. 

Sin poder contenerme más suelto una carcajada. 

—Tienes una curiosa manera de disculparte —él sonrie por primera vez y me toma cintura con ambas manos. 

—¿Funcionó? —inquiere juguetón. 

Me encojo de hombros aguantando la risa. 

—Tal vez. 

Entrecierra los ojos sin perder el aire juguetón y sus manos se posan sobre mi vientre al mismo tiempo que su frente se junta con la mía.

—Lo siento  —dice tomándome por sorpresa—, todo esto es nuevo para mí y estoy aprendiendo a lidiar con todo. 

Me permito cerrar los ojos por un segundo para disfrutar del momento, y así como si fuesemos sido creados el uno para el otro nuestros labios se encuentran. 

¿Como puedo sentir tan mío a alguien que no me pertenece? 

Dejo que me alce un poco para llegar a su altura, los tacones hacen ruido contra la madera cuando los suelto ya que seguía llevandolos en una de las manos. Rodeo su cuello con mi brazos y los minutos pasan sin tiempo que los pueda definir mientras profundizamos. 

¿Alguna vez podré acostumbrarme a vivir sin esto después de tanto? 

Mi respiración errática es clave para dejar claro que fue un buen beso en cuanto nuestras bocas se separan. 

—¿Recuerdas que te había mencionado las relaciones entre las constelaciones y los nombres en mi familia? —inquiere acariciando mi mejilla. 

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