La Favorita

El poder de la Leona

Astoria

Creo que jamás en mi vida me había fastidiado la presencia de mi madre como ahora.

Había disfrutado de los días en la alejada de la mansión Malfoy, hasta que el ministerio decidió confiscar la mansión Greengrass. Ahora tengo que soportar las quejas de mi madre, las malas caras de Narcissa, la indiferencia de Lucius y el distanciamiento de Draco.

Ya que desde que ocurrió lo del atentado de Granger, no ha parado de girar a su alrededor, y desde luego mi madre no ha perdido ocasión para echármelo en cara.

—Solo me fui por tres semanas Astoria, tres. Y ese poco tiempo fue suficiente para que lo arruinaras todo —me reprocha molesta.

—No fue mi culpa, Daphne fue quien me delató y todo eso fue por tú culpa — le encaro ya molesta de que siempre me culpe por todo —. ¿Cómo se te ocurrió jugar con algo tan delicado como lo son la vida de tus hijas?

—¡Malagradecida, todo lo hice por ti! ¡Lo hice para protegerte! —replica.

—¿Y qué hay de Daphne? ¡Ella es tu hija también! —le recuerdo—, además a tenemos suficiente con todo lo que ocurrió en la guerra, pero no... A ti se te ocurre la brillante idea de jugar con magia oscura y como papá siempre te da el gusto en todo, también cayó como un mismo tonto... No me mires así, sabes que es la verdad y ahora por tu culpa es que he tenido que ser sincera con él.

—¡Já! —se burla—. Más hice estando yo en Azkaban, que tú estando libre. ¿Qué sigue Astoria? ¿En serio quieres que tú hijo sea la sombra del hijo de Hermione Granger?

Resoplo, por supuesto que no quiero eso. Sería lo peor que podría pasar, un mestizo diciéndole a un sangre pura como llevar su vida... ¡Absurdo!

—No, pero yo no soy tan torpe como tú. Lo que seas que hayas hecho, de nada funcionó porque ella está aquí, con una pierna rota y el cuello lastimado, pero sigue aquí y embarazada. Así que, ¿Disculpa, que dices que has hecho?

Su mirada cargada de resentimiento no me provoca absolutamente nada.

—Algo tiene que tener, no explico cómo después de tantas cosas que le han pasado ese bebé sigue con vida. ¡No lo entiendo! Ya era para que lo hubiese perdido.

—No me sorprendería que fuese algo de Narcissa, se la pasa dándole vitaminas y cosas a Hermione, me parece que también podría estar usando alguna clase de magia protectora, una muy fuerte quizá.

Ella asiente en acuerdo.

—Es probable, como que ya va siendo hora de que Narcissa deje de estorbar, creo que más bien he tardado demasiado.

Sus palabras me causan desconfianza.

—¿Qué harás?

Mi madre se encoje de hombros fingiendo inocencia, justo lo que hace cada vez que planea algo maligno.

—Alguna cosa se me ocurrirá.

Exhalo, la verdad prefiero que no me diga nada, mientras menos sepa mejor.

—¿Me dirás quién me está ayudando?

—La verdad es que no tengo idea, ni siquiera sé si se trata de un hombre o una mujer, no tengo la menor idea. Solo sé que detesta a Granger desde que fue ingresada a la Élite, y desde que se supo que esperaba al primogénito la cosa empeoró, no quieren que una sangre sucia tenga al heredero del futuro líder. Por tal razón van a poner la ley de honor, Granger morirá de una forma u otra.