una hoja en blanco, nada más y nada menos, semejante a aquel momento en el que emprendimos esta frenética avenida llamada vida. Todo en algún momento de nuestra vida, se redujo a un papel en blanco. De echo, todavía hay personas que conservan el papel intacto, sin ninguna modificación, creyendo que serán recompensados por ello. Afirmo y constato el hecho de que se olvidaron de que verdadero objetivo de un papel en blanco es rellenarlo. En cambio, hay personas que han modificado ese papel a su antojo, dándole vida, una vida que el propio folio pedía a gritos, mientras esperaba a que sus plegarias se cumpliesen.
El verdadero objetivo de nuestra existencia queda reducido a proteger aquel folio vacío que se nos proporcionó al nacer, pero eso no quiere decir que no se pueda modificar, hacer que ese papel destaque entre los demás, crear una obra de arte con él y exhibirla a la humanidad, haciendo que perdure para siempre.
La vida no es más que nuestras decisiones, y no hay ningún ser o entidad que pueda demostrar lo contrario. Pero, si algo nos ha enseñado la historia, es que nuestros rumbo, en determinadas ocasiones, llegando incluso a formar parte de todos y cada una de nuestros actos, viene determinado por la sociedad, creencias o ideales en los que uno (por desgracia o por vencimiento) ha sido destinado a vivir.
Por causa de esas instituciones, entes o cualquier tipo de construcción social inculcada en un período de tiempo determinado, la población ha vivido sometida y reducida a un simple mecanismo de producción y diseño. Un mecanismo cuyos engranajes están milimétricamente diseñados para ejercer una labor prediseñada por algún miembro poderoso también sometido a ese mismo mecanismo que él ha creado.
Por desgracia para la humanidad, el creador se somete a su creación, y no hay nada que pueda frenar el avance de su obra si no se detiene a tiempo.
Una de las entidades divinas más famosas y inculcadas históricamente por nuestra sociedad, es el ente ficticio mundialmente conocido como Dios.
Un dios moldeado por los cánones occidentales, tradicionalistas y hegemónicos de una sociedad despiadada y profundamente ciega.
Dios, Jesús, María, Adán, Eva y todos sus discípulos son una creación meramente ilusoria para que la población humana tenga algo a lo que aferrarse y no caiga en el arrebato, en la locura, en el caos. La religión es un mecanismo, muy bien elaborado, eso sí, creado para tener algo en lo que vagamente creer, aunque poco a poco se encuentre mostrando progresivamente sus tecnicismos al mundo.
En sí, la religión es un medio que le proporciona a la población una falsa expectativa de futuro, una creencia banal que explica (o oculta) lo que realmente pasa después de la muerte. Quizás sea una manera de crear una realidad paralela que lo explica todo y a su vez nada.
Por causa, nadie nos muestra la cruda realidad, que todavía se encuentra sepultada bajo la atenta y deseosa mirada de muchos que quizás, algún día, sepan lo que realmente se esconde tras el gran abismo, tras el gran dilema de la humanidad que tanto ha perdurado inalterable en el tiempo, en la historia.
La idea principal y base de crear una fuente de fe a la humanidad que les proporciona ambición para sobrevivir, realmente no me parece mal concepto.
En cambio, las grandes variaciones que las maquiavélicas personas han hecho de esta idea, transformándola en una contraposición totalmente distante de la que era en un principio, hace que, actualmente, no quede otra vía de acción que deconstruir lo que en su momento fue una alternativa a la decadencia emocional.
El último e inevitable paso que nos queda como humanidad, será destruir estas instituciones por completo, olvidarlas, ya que al fin y al cabo, nada es eterno.
Evidentemente el libre albedrío es un derecho fundamental, pero una paradoja sin respuesta y actualmente máquina de incesantes polémicas es la siguiente...
¿Qué acciones tomar ante una institución que no respeta ese libre albedrío e interfiere en él?
¿No tendría esa institución libre albedrío para no respetar el libre albedrío?
Una cuestión realmente problemática, pero con una posible solución:
Cualquier institución que no respete el libre albedrío está ejerciendo una contraposición al utilizar ese mismo libre albedrío que desacata para expresar su objeción, y por lo tanto quedará invalidada de ejercer una libertad de acción que, según su regla, la prohíbe .
Por lo tanto habría que tomar acciones desintegrando por completo aquellos mecanismos que, simplemente, quedarían obsoletos.
Cualquier intento de evasión por parte de esa institución simplemente explicaría el desesperado intento de aferrarse a algo que ha quedado, en términos vulgares, trasnochado.
Al final, una persona que no puede ver como se desmorona su propio imperio, se está aferrando a un barco destinado al hundimiento.
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pensamientos a flote
Non-Fiction¿Y si nada tiene sentido? ¿Y si la vida, como la conoces, solo está en tu mente? ¿Y si todo lo que has hecho a lo largo de ella te ha llevado a este momento? ㅤㅤㅤㅤㅤㅤSi quieres entender la razón por la que respiras, este es el momento. ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ...