7 | Martes, 14 de Abril, Parte I

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18:30 pm


El letargo de estos días calurosos me hace olvidar todo este encierro espontáneo, que a día de hoy, cumple un mes. Solo quiero respirar el prófugo aire de la vida y ver a todas las personas que tanto echo de menos. Llegado a este determinado punto, los recuerdos se están desvaneciendo. 


La  naturaleza, en cambio, va un paso mas allá que la humanidad, y se está adentrando en lugares en los que antes nunca había estado. Por ejemplo, una carretera usualmente vacía de vida, al no tener un exterminio casi diario, empieza a llenarse de vegetación y a brotar raíces donde nunca antes lo habían hecho. Aunque, se encuentra con un mundo desolado, un mundo vacío y lleno de incertidumbre sobre que pasará en los días posteriores. 


Cada vez que un mortal se levanta, no sabrá si será el fin de sus días, además de la última vez en la que pueda ver a sus familiares; no sabrá lo que le deparará el futuro. Recuerdos de hace un mes se me vienen a la mente, y solo puedo pensar en lo poco que valoraba el simple hecho de estar con las personas a las que quiero. Y ahora, 14 de abril, me doy cuenta de que la vida no es eterna, y las oportunidades que se encuentran en ella tampoco.


 Los límites de lo legal se encuentran en el aire. No podemos salir a la calle, y no solo por el miedo a lo que vaya a pasar, sino por el hecho de que hoy más que nunca estamos sometidos a altos cargos que se nos escapan a la realidad. No podemos dar ni un paso sin estar autorizados por algún medio gubernamental, así que la tensión se vive en el ambiente.


Vivir esta época de la humanidad, que probablemente pasará a la historia humana, da que pensar. De nosotros depende si dentro de 20 años, en los libros de historia nos estudiarán como una población ejemplar o como una sociedad despreciable. 


Esta situación está sacando lo mejor y lo peor de cada uno, y en estos momentos es en los que se pueden ver como la humildad y la alma de cada persona están más presentes que nunca. Podemos observar como nuestra percepción de la realidad se pierde cada minuto que pasamos encerrados en cuatro paredes, además de ver como los aclamados héroes que teníamos en un pedestal, se van cayendo hacia el núcleo de la tierra. 



Y eso, 


asusta.


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pensamientos a floteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora