Body Lenguage | Yoonmin

열일곱

Habían pasado varios días después del encuentro que tuvieron Jimin y Yoongi, los dos se encontraban demasiados ocupados como para poder tener una digna cita, solo tenían pequeños encuentros, como en el elevador o en el pasillo, pero ni uno de los dos había logrado permanecer más de 15 min hablando, siendo que el mayor estaba demasiado ocupado y el menor tenía que hacer entrega de planeaciones del nuevo curso que en pocas semanas dará comienzo.

Jimin se sentía un poco decepcionado por lo que estaba pasando, Yoongi le había asegurado que hará lo posible para poder encontrarse, pero pareciera que se le había olvidado, se sentía un poco inseguro, pensaba que quizás aquel pálido chico se había olvidado de lo que había "prometido", aunque no fue una promesa completa, para el menor lo había sido.

Sin tanto darle vueltas al asunto, tomó un poco de valentía para poder lograr que los dos tuvieran una bonita cena esa noche, Jimin había salido temprano de la academia, así que fue directo al super a comprar las cosas necesarias para preparar una deliciosa cena, para así después ir a invitar al mayor, solo esperaba que se encontrara en su departamento.

Jimin iba de un lado a otro en su departamento, queriendo que su hogar estuviera limpio y cómodo para el mayor, la cocinaba se encontraba con los platillos para el mayor, bistec, espagueti y una ensalada, algo sencillo, pero esperaba que al mayor le gustaba, esperaba que el sazón que tenía le fascinara. Después de haber terminado de limpiar y acomodar todo para que quedara en un bonito ambiente, fue directo a la ducha y poder colocarse algo lindo para el, unos jeans negros, una camisa en tonos grises, peino un poco su cabello, colocando un poco de perfume, fue directo a la entrada para colocarse sus zapatos e ir con su vecino, para poder invitarlo a cenar.

Camino al departamento de enfrente, el 405, toco el timbre y espero, no se escuchaba nada del otro lado, quizás no se encuentra nadie, volvió tocar el timbre, pero de nuevo no se escucho nada, suspiro, quizás era mejor regresar, pero antes que lo hiciera, las puertas del elevador se abrieron, logrando divisar a Yoongi. Jimin sonrió y caminó rápidamente hacia el mayor.

-Yoongi hyung, ¡Lo estaba esperando!- Logró decir con una bonita sonrisa, el mayor se quedó estático, observando lo bonito que se veía el menor.

-¿Esperándome? ¿por qué?- Yoongi sonrió poquito, que alguien lo esperaba le gustaba, especialmente si venía de su ángel.

-Ou, y-o, bueno- Ahora de los nervios no lograba formular alguna oración, se rasco la nuca en desesperación, miró a Yoongi y este le sonreía, él sonrió y sin más soltó la propuesta- Quería invitarlo a cenar conmigo, he hecho algo y ugh es demasiado para mi, así que pensé... que a usted le gustaría eh probarlo, si eso- Y sonrió de nuevo.

Yoongi pensó que se estaba muriendo de ternura, el chico parecía bastante nervioso y eso solo lograba que le gustará más, por lo que solo dijo un me encantaría y los dos comenzaron a caminar hacia el departamento del menor el 404, cuando entraron Yoongi quedó fascinado, olía bastante bien, además que la casa era demasiada acogedora.

La mesa que se encontraba cerca de la cocina, estaba decorada con bonitas flores, siendo iluminada por una lámpara que hacía que todo se volviera más romántico, pudo divisar un vino y dos copas, además de algunos panecillos que pudieran comer junto con lo que había preparado el menor.

Yoongi ayudó a Jimin a servir la comida, al principio el menor no quería, ya que el lo había invitado, pero accedió después de que Yoongi se lo pidió un par de veces, ambos sentados y con sus platos llenos de comida, comenzaron a degustar lo que había preparado, llenando de elogios al menor por lo bien que sabía, en el transcurso de la cena pudieron hablar de varios temas diferentes haciendo que la compañía fuera agradable.

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Terminada la cena y lavado los trastes, los dos se encontraban sentados en frente de la ventana, admirando la vista, tomando una pequeña copa de vino.

-Gracias por invitarme Jimin, la comida estuvo deliciosa- Dijo mientras miraba como el menor se sonrojo.

Jimin negó con la cabeza quitándole importancia - Es un platillo sencillo hyung, además basta con los halagos, me los has hecho durante toda la noche- Mencionó riendo.

-Es que es necesario, mi madre no tiene ese sazón que tu, fue delicioso, además desde hace días quería tener una cita contigo, pero el trabajo no me ha dejado hacerlo- Dijo el pálido mientras hacía una mueca.

-Entiendo hyung, toda esta semana ha sido muy pesada- Suspiro el menor - Pero me alegra que aceptara, pensé que no estaba en casa-

-Me salí antes de tiempo, me sentía cansado y quería dormir un poco- El menor lo miro preocupado, él no quería que su hyung aceptara solo porque no decepcionarlo, por lo que Yoongi se apresuró en aclarar la situación - No pienses mal, el que me invitaras ha hecho que me relajara, me siento un poco mejor, necesitaba esto-

Los dos quedaron en un pequeño silencio, pero no era incómodo, era bastante reconfortante y relajante, parecía que los dos necesitaban un descanso, después de todo, siendo adultos la vida era un poco más complicada de lo normal.

-Por cierto, ¿Por qué sigues llamándome hyung?- Cuestionó el pálido mientras lo miraba

Jimin empezó a toser, ya que lo había tomado en curva mientras tomaba vino, duró unos segundos, para poder dejar de toser, Yoongi le había traído un poco de agua para que pudiera bajar el ardor que le había provocado.

-Eres mayor que yo, así por eso te llamo así-

-¿Como sabes que soy mayor?- Cuestiono mientras sonreía.

-Oh yo, bueno... ¿lo deduje?-

-¿Me estás preguntando? o ¿Lo estas afirmando?-

-¿Lo afirmó?-

-¿Sabes que no debes responder con otra pregunta si te preguntaron algo?-

-Usted comenzó hyung, no es mi culpa- El menor frunció el ceño después de entender un poco lo que estaban haciendo.

Yoongi rio y sonrió - De ahora en adelante no me llames hyung, puedes decirme Yoongi o Min o como quieras-

Jimin lo pensó un poco, hasta que sonrió con la idea que se le había cruzado -Te llamare Yongo-

Y sonrió tan bonito, que Yoongi no pudo negarse y es que aquel chico lograba que todos los apodos que le pusieran fueran tan bonitos al escucharse, que decidió dejarlo así.

De ahora en adelante, él podría llamarlo Yongo y solamente él podía hacerlo. 

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