𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 𝟐

TWENTY EIGHT

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Eunsan ; Gardem.
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Sanha era un buscador de tesoros de peimera, su madre podría certificarlo. Bin lo describía como un entrometido, pero Sanha les diría que simplemente es curioso de nacimiento. Es por esta razón, que terminó adentrándose en un bosque solitario y repleto de cosas por descubrir. Estaba ancioso, con ganas de poder descubrir algo nuevo, algo innovador para presentar en el museo, quizá así lo tomarían enserio y podría ser llamado científico.

Quería pensar que estaba cien por ciento cuerdo aún, porque realmente, todos sus familiares y amigos ya habían perdido la fe en ese pensamiento. Quizá lo habían dado por muerto luego de llevar casi dos días divagando por aquel bosque. No había hallado nada aún, pero el bosque era tan grande y llamativo, que no perdía la fe. Fue entonces cuando se halló a sí mismo, frente a un enorme edificio, algo descuidado pero igualmente increíble.

Su mano bailó de un lado a otro, dudosa de si abrir la puerta o no, pues el cartel en la entrada dejaba bastante claro que no debía entrar, con la frase "Si pasa, dese por muerto". Aterrador, pero la curiosidad mató al gato y ahí iba él, saltando por el enorme jardín secreto que había hallado. Chillaba que no estaba loco y a la vez trataba de no temblar y querer llorar por no saber lo que le esperaba. Y de pronto, su cabeza impactó contra una rama, trágico.

— Esto... Dejara una marca. — Bufó, aún tirado en el suelo de tierra.

— Eso te pasa por andar fisgoneando en lugares agenos.

— No fisgoneaba... — Y rayos, no estaba solo. Se levantó en el aire y comenzó a ver hacia todas partes. — ¡Revelate fuerza oscura! ¡Espaturus pastor! O como sea, nunca vi Harry Potter.

Sus ojos se vieron atraidos hacia un joven, que se acercaba a él desde el otro lado del enorme vivero en el cual se hallaba. Sus piernas temblaron, estaba muriendo por aquel apuesto ser que ahora se hallaba frente a él.

— Por los centímetros que le faltan a Renjun. — Susurró y tragó en seco, para luego extender su mano. — Soy Sanha, científico no certificado pero eso está en proceso... Hace tres años, pero a quién le importa.

El peli-negro observó su mano y la empujó hacia abajo. — Soy... Eunwoo. Pero no mantengo contacto físico con extraños... O con nada ni nadie que hable.

— ¿No te invitaban mucho a fiestas, o si? — Suspiró el menor, subiendo y bajando sus cejas.

— Sinceramente, no era muy popular. Nadie comprendía mi amor por las plantas, pero aquí puedo ser quien quiera. — Sonrió y luego volvió su vista seria a Sanha. — Pero tu estorbas esta felicidad, vete.

— No me iré. ¿Sabes cuánta gente mataría por descubrir algo así? Estas especies de plantas no existen en ningún sitio. — Sonrió, viendo el hermoso paisaje a su alrededor.

— Ellas no merecen estar cautivas en un museo, aquí están a salvo y pueden crecer sin problemas. — Bufó Eunwoo.

— ¿De dónde las sacaste? — Sanha estaba maravillado, viendo unas hermosas flores que colgaban e irradiaban una luz rosa.

— Es imposible para algunos el ver más hallá de lo que comprenden. Pero no para mi, mis viajes han llegado lejos, más lejos de lo que imaginas. — Afirmó el peli-negro.

— Son una belleza. ¿Cómo es que nadie ha visto este lugar? Es increíble, simplemente inigualable. — Las mejillas del mayor tomaron color. — Te ves lindo así, más que enfadado por mi presencia.

— N-No puedes llevarte estas flores. — Bufó, volteando hacia otra parte.

— Comprendo... Pero quiero quedarme aquí, contigo. Quiero descubrir cosas nuevas junto a ti. — Afirmó el menor.

— ¿Crees en lo imposible?

— Por ti lo creeré.

— Entonces... Puedes quedarte. Pero no me toques.

— Eso no puedo prometerlo.