ONE

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Eunsan ; Rainy night.

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Los ojos del peli-azul viajaban por el cielo oscuro, las pequeñas gotas comenzaron a caer sobre su abrigo negro. Aquella no era su noche, de hecho, ya había comenzado con el pie izquierdo una vez se sentó en aquella silla beige del restaurante al que Moon Bin lo había citado.

Resignado, solo podía suspirar sintiéndose un idiota por haber caído nuevamente. Bin siempre lo buscaba para pasar el rato, Minhyuk no tenía problema alguno ya que sabía que el peli-morado estaba rendido a sus pies, pero a ninguno le importaba lo que él sentía con tales actos.

No tenía remedio, Bin no iba a cambiar, pero por más que se lo repitiera una y otra vez mentalmente, aún así volvería a caer. Se sentía tonto ¿Por qué siempre debía ser así? Sicheng, su hermano, y Jaehyun se lo dijeron muchas veces, sin embargo no les hizo caso con la excusa de que quería ser feliz con alguien así como ellos lo eran entre sí.

La lluvia solo empeoraba y los truenos lograban ponerle los pelos de punta. Siendo honesto consigo mismo, nunca había pensado en algo tan tonto. Tratar de refugiarse no servía de nada si no tenía idea de como volvería a su casa, la parada de autobus estaba más lejos de lo que recordaba. Era probable que no hubiera notado la lejanía debido a su emoción por la supuesta cita que al final solo fue un engaño más.

Para su alegría, un local entre tantos aún tenía las luces encendidas. Corrió como si su vida dependiera de ello, porque la verdad es que si dependía de llamar a su madre y no morir de hipotermia con el frío invernal y la lluvia. Observó con cuidado y un chico de cabello negro se hallaba limpiando el suelo blanco del lugar. Golpeó el cristal de la puerta, esperando que lo oyera y se apiadara de su empapado y moribundo ser.

El joven volteó a verlo algo confundido y luego de acomodar sus objetos de limpieza a un lado, se dirigió hacia la puerta con sus llaves. La abrió y le permitió el paso hacia adentro, aunque Sanha se sentía culpable por arruinar el trabajo de limpieza tan bien hecho por aquel chico.

Pasaron minutos desde aquella entrada y ninguno había dicho una palabra aún, solo permanecían en silencio, Sanha en la barra del local y el contrario limpiando. Sanha comía lo que el pelinegro había preparado para él, pero no era lo único que hacía, no podía evitar admirar la gran belleza del joven que ahora limpiaba algunas bandejas naranjas.

Su mirada iba de un lado a otro, siguiendo uno por uno los actos realizados por el mayor (o eso supuso, ya que él aún no tenía permitido trabajar). El pelinegro volteó a verlo con una sonrisa presionando sus labios entre sí y luego caminó hasta él. Iba a morir ¿Y si había notado su acosadora mirada sobre él? Aunque viendo su rostro, debería estar acostumbrado, ni siquiera el novio de Sicheng era tan apuesto, y eso que hasta ese momento consideraba a Jaehyun todo un modelo.

El pelinegro pasó hacia el lado interno de la barra y se sentó frente a él, posando sus brazos sobre la madera fría. — Ahora que acabé mis deberes, hola, mi nombre es Eunwoo. — Dijo, moviendo su mano derecha de una lado a otro con rapidez.

Ho-Hola... Soy Sanha. — Habló el menor, con cierto rubor en en sus mejillas.

— Lindo nombre. — Dijo, para luego buscar algo dentro de la cocina y luego salió con una copa de helado. — ¿Te parece compartir?

— Se ve bien... A compartir se ha dicho. — Dijo el peli-azul, tomando una cuchara que el mayor tenía en su mano.

El silencio se apoderó nuevamente del ambiente, sin embargo de vez en cuando se oían risitas bajas por parte del mayor, que observaba su teléfono. Si que no era su día; conocía a un chico lindo y parecía más interesado en aquel artefacto que en su compañía, que aunque no era la mejor, seguía siendo compañía. Suspiró, dejando caer su rostro sobre su mano izquierda mientras revolvía un poco el poco helado que quedaba en la copa de vidrio.

Es de mala educación estar con eso mientras tienes compañía, no soy invisible. — Bufó, haciendo un puchero. El silencio lo había agobiado tanto, que ni siquiera pensó antes de hablar.

Lo siento, pero tengo excusa. — Rió y volteó su teléfono para dejarle ver una fotografía del él. — Te ves tierno con ese bigote rosa de helado.

— ¡Ya! Borra eso, no es correcto tener fotografías de quien apenas conoces. — Dijo, con un sonrojo en sus mejillas.

Bueno, si lo pensamos por el lado de que Bin no deja de hablar de lo ingenuo que eres y que yo no dejo de ver con ira el hecho de que se atreva a jugar con un chico tan lindo como tú, es todo lo contrario. — Dijo el mayor, encogiéndose de hombros. Sanha no pudo objetar ante aquello, por lo tanto el silencio volvió.

Dongmin limpió lo que restaba y salieron del lugar, pero la lluvia aún no paraba, por lo tanto se ofreció a llevar al menor hasta su casa. El camino fue silencioso, incómodo, pero no importaba si podía ayudar a que aquel descuidado chico no muriera de frío en las calles. No podía creer que Bin se atreviera a jugar de tal modo con aquel lindo chico de mejillas regordetas.

Al llegar a la casa del menor, le extendió un pequeño sobre, el cual Sanha tomó confundido y luego se despidieron, sin explicación alguna de aquel sobre color lavanda. Entró en su casa y cuando ya estaba seguro en su cuarto, tomó una ducha para así abrir el sobre.

Linda flor de cerezo, tan frágil y tan delicada.

Bella como ninguna y por esta abeja totalmente admirada.

El horrible invierno te marchita y te quita la alegría.

Deja que en primavera esta abeja traiga a ti nuevamente esa energía.

Oh, flor de cerezo, no te percatas de tu esplendor.

Dejas que te quiten tu brillo, tu vida y tu color.

Si supieras que con mi polen quiero devolverte la felicidad.

¿Pensarías en darme aunque sea una oportunidad?

- Eunwoo
(Ya sabes donde hallarme)

Sin duda alguna volvería a ese restaurante, tal vez la lluvia trajo más que un simple resfriado.



























Espero les guste ^^

𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 𝟐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora