𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 𝟐

SIX

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Eunsan ; Ghost.
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Sanha estaba sentado viendo una película en la televisión, una de terror para ser exactos. Había apostado con Bin a que si soportaría aquella película y luego debería contarle al mayor todo con detalles para que supiera que si la había visto. Es por eso que, aunque estaba muy cerca de mojar su ropa interior, aún así la vería hasta el final para no perder la apuesta. Todo su cuerpo temblaba, debería haberla visto de día, pero Bin insistió en que sería mejor de noche.

Al acabar la película, encendió la linterna de su teléfono y apagó el televisor, estaba realmente aterrado de lo que podría hallar en su propio departamento. Se dirigió a su cuarto observando cada rincón del lugar, puede que sea algo tonto que un chico de veinte años le tenga miedo a los fantasmas, pero toda la culpa era de Bin. Se adentró con rapidez en su cuarto y se escondió bajo sus sábanas, obligándose a sí mismo a olvidar el hecho de que estaba completamente solo y en silencio.

Escuchó un ruido proveniente de la cocina, aquella noche su compañero de vivienda había ido a dormir a casa de un amigo suyo, ambos estaban en la universidad y terminaron juntos en ese departamento. El caso era que no podía ser él, de modo que sintió como su corazón peleaba por salir de su pecho, o eso parecía de lo fuerte que latía. Solo se oía eso, sus latidos, hasta que otro ruido un poco más fuerte se escuchó.

Respiró profundo y, con el poco valor que le quedaba, sacó su mano por debajo de las sábanas y tomó su teléfono nuevamente. Con las sábanas aún cubriendolo hasta su cabeza, encendió el aparato, el cual le causó molestia por el brillo pero no importaba en ese momento. Buscó el contacto de su mejor amigo, Minhyuk, quien después de un largo rato de tener sonando su teléfono, se dignó a contestar.

— ¿Hola? — Cuestionó el peli-rosa, se oía muy cansado.

— Rocky, esto es de vida o muerte... Creo que hay un fantasma en mi departamento. — Dijo el menor.

— No es posible Sanha ¿Si quiera sabes que hora es? Y tú vienes y me llamas por un fantasma cuando claramente no existen. — Bufó el mayor soltando un suspiro.

— Lo digo enserio, se oyen rui... — "Pip". — ¿Rocky? Traidor. Si me muero vivirá con eso en su conciencia.

Susurró con molestia. No quedaba más opción, debía enfrentar el problema por sí mismo. Destapó su cabeza con lentitud, sus manos temblaban demasiado. La oscuridad inundaba el departamento, estaba realmente aterrado porque apenas podía ver. Corrió al cuarto de su compañero y revisó entre sus cosas para luego tomar una pelota de basquetball, aunque quizá atravesaría al fantasma que lo acechaba, podría crear una distracción para escapar y salvar su vida.

Caminó lentamente hacia la cocina con la pelota entre sus manos, apretándola contra su pecho. Se adentró en la cocina, pero al entrar no había absolutamente nadie y las luces estaban apagadas. Bien sabía que los fantasmas no se dejan ver, pero le sorprendió el hecho de que nada se moviera ni hubieran ruidos que pudieran aterrorizarlo. Todo parecía ir bien, hasta que algo tocó su hombro.

— ¡LLEVATE A ROCKY, FANTASMA MALO! — Chilló y arrojó la pelota hacia quien estaba detras suyo, pero un quejido lo hizo salir de su trance.

— Vaya que tienes más fuerza de lo que pensé. — Era Dongmin, su compañero de departamento.

— Pedazo de mal dado a luz, si que me diste un buen susto ¿Qué rayos haces aquí? Pensé que por esta noche me desharía de ti. — Bufó el peli-azul, cruzándose de brazos.

— Jungkook tuvo problemas con Lisa por haber bebido de más, de modo que la pijamada se canceló y decidí volver. — Dijo el pelinegro, encogiendose de hombros. — ¿Tantas ganas tenías de deshacerte de mi? Porque la verdad te ves muy asustado. — Rió.

— N-No te metas en mis asuntos. — Dijo, par luego rodear al mayor e intentar alejarse. Pero el pelinegro lo detuvo.

— No veas películas de terror sin mi... No quiero que tengas miedo y no poder estar contigo. — Dijo el contrario, quien estaba revisando que había en la heladera.

— No te necesito, mejor vete a consolar a Doyeon. — Dijo, agachando su cabeza. — No juegues con ella como los hiciste conmigo.

— No jugué contigo. — Interrumpió el mayor. — Ella fue quien hizo todo, pero parte del crédito lo tienes tú por creerle sus mentiras. De hecho, Bin puede atestiguar para mi si no me crees. — Sanha solo lo seguía con su mirada, aquello fue como una puñalada. — Sin embargo no guardo rencor, es por eso que no dejaré de rogarte para que vuelvas conmigo.

Sanha guardó silencio, estaba avergonzado y molesto al mismo tiempo, pero quizá Dongmin no era un mentiroso y él de verdad había desconfiado demasiado de él. Bin se lo dijo en una ocasión, pero no le creyó, sin embargo no iba a admitir su error frente al pelinegro, suficiente se avergonzó a sí mismo con creer que el mayor era un fantasma.

— Buenas noches, beagle. — Dijo el mayor, per Sanha tomó su ropa antes de que se fuera.

— Si fueras un fantasma... no me molestaría que tomaras mi cuerpo... porque así podría tenerte conmigo siempre.

Si... Si Dongmin fuera un fantasma lo amaría de todos modos.