"Son dos mentiras, dos mentirijillas destinadas a tranquilizarse mutuamente.
Pero asi empiezan algunas mentiras. Simples mentirijillas. Bienintencionadas. Hasta que se vuelven demasiado gordas y ya no hay modo de manejarlas."
-Jane Corry
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-¿Crees que es una buena idea permitir que Ainosuke patine contra Langa?- Pregunto la pelinegra.
-Sinceramente, no, estamos poniendo en juego la buena reputación que nos ganamos en la campaña, pero así es tu hermano ___, la idea de que Snow es su Eve se le incrustó en la cabeza, ya no hay vuelta atras- Contestó el castaño, quien iba mirando la ruta mientras manejaba.
-Mhm...- Imutó la joven.
Cabizbaja, miro sus manos, el color rojizo y los cayos desgarrados de esta.
Recordó ese dia que su hermano la obligó a practicar toda la noche "Claro de Luna". Cuando al otro dia se durmio en clase, y tuvo que pedirle los apuntes a Miya.
En ese entonces, la idea cruzó su mente, talvez, todo lo que pasaba era absolutamente su culpa.
Salió de sus pensamientos al sentir como el automóvil frenaba, una gran linea de tráfico impedía el paso.
-Tengo miedo...- Susurró la de obres carmesí -Tengo mucho miedo, no quiero que nadie salga herido, todo esto es mi culpa, si tan solo yo hubiera contado desde un principio que Adam era mi hermano, si tan solo pudiera sentarme a hablar con el sin que terminemos peleando, talvez nada de esto hubiera sucedido- Se desahogó la pelinegra, Tadashi, la miro por el espejo retrovisor.
-¿Cuantas veces la gente te tiene que repetir que esto no es tu culpa ___?- Habló el castaño -Esta bien, talvez ocultarle la verdad a tus amigos no fue de tus mejores decisiones, pero asimilaste que eso estaba mal, y aunque ellos no se enteraron de las mejores circunstancias, te entendieron y te perdonaron- Tomo aire para seguir hablando -Y aunque hubieras tenido mejor relación con Ainosuke-Sama, el no hubiera cambiado de opinión de todas formas, ___, hay cosas que no se pueden evitar, porque están destinadas a pasar por algo, sea bueno, o malo, así que deja de echarte la culpa por todo-
La pelinegra miro sorprendida a el castaño, y con serenidad le sonrió.
-¡Gracias Tadashi!-
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