"Son dos mentiras, dos mentirijillas destinadas a tranquilizarse mutuamente.
Pero asi empiezan algunas mentiras. Simples mentirijillas. Bienintencionadas. Hasta que se vuelven demasiado gordas y ya no hay modo de manejarlas."
-Jane Corry
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-Aveces este uniforme me recuerda al de un marinero de películas infantiles- Dijo la chica de obres carmesí, la cual, se acomodaba el cuello de su uniforme. Al lado de ella, se encontraba Miya, quien no contestó al comentario de la pelinegra.
-Chinen, eso estuvo cerca, el otro dia-Habló un hombre que pasaba por los pasillos.
-Gracias- Respondió secamente el ojiverde.
-Ire a animarte de nuevo la próxima vez, así que haz tu mejor esfuerzo- Finalizó para seguir su camino, al igual que el azabache, seguido de su amiga.
-No tienes que decirme eso, voy a hacer mi mejor esfuerzo- Susurró el chico.
La joven, sonrió ladina, y le dio golpecitos en la espalda a Miya en muestra de apoyo.
Se vieron interrumpidos por dos de sus compañeros, los cuales salían del salón de clases.
-¡Espera Taka!- La chica pelicastaña perseguía a un joven de obres marrones -¿Que pasa?- Pregunto al ver a el joven mirar al dúo.
-Nada- Respondió simplemente, y siguió con su camino.
-¿Ese era Chinen no? ¡Me pregunto si ganara la medalla de oro o algo asi!-
Miya observaba al par de chicos, la joven de obres carmesí se dio cuenta que algo le ocurría.
-¿Te encuentras bien? Miya-
-Si, claro-
-Acuérdate que si me necesitas voy a estar ahí para ti, en las buenas, y en las malas- Sonrió de lado y miró al azabache con comprensión.
Miya se volteó a verlo asombrado, hacia mucho tiempo no formaba un lazo con alguien, y sinceramente, no se arrepentía de haberle hablado a aquella chica.
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___ iba caminando hacia un café, mientras que tarareaba "Für Elise" de Beethoven, la chica, estaba tan distraída, que chocó con un joven el cual también estaba en su burbuja.
