"Son dos mentiras, dos mentirijillas destinadas a tranquilizarse mutuamente.
Pero asi empiezan algunas mentiras. Simples mentirijillas. Bienintencionadas. Hasta que se vuelven demasiado gordas y ya no hay modo de manejarlas."
-Jane Corry
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-Oh, dear diary, I met a boy He made my doll heart light up with joy Oh, dear diary, we fell apart Welcome to the life of Electra Heart- Cantaba en voz baja la joven caminando por los pasillos de la escuela, revisaba en su teléfono las fotos que le mandaba Reki cuando estaba aburrido en clase.
Estaba tan entretenida viendo las locuras del pelirrojo, que choco con un chico que se encontraba frente a ella.
-Al parecer te encanta chocar conmigo Shindo- Dijo el joven extendiendole la mano.
-A-ah ¿Eh?- La pelinegra miro para ver de quien se trataba, y vaya sorpresa se tomó al darse cuenta de que el joven era Yamato -¿Yamato? ¿Qué haces aquí?-
-A partir de hoy, estudio aquí ___- Sonrió el albino -Mi padre me transfirió a esta secundaria ya que vio que tu y yo nos llevamos muy bien- Ayudo a la chica a levantarse.
-Oh, ¡Genial!- Dijo animada la joven, ya no estaría sola en los recreos, ahora tendría a Yamato.
Chinen, se había vuelto a arreglar con sus amigos de la infancia, así que ya no se encontraba tan solo, pero eso no llenaba el vacío que le dejo alejarse de la pelinegra, no había persona la cual se compare a ella para el.
-¿A que clase perteneces?- Le pregunto la de obres carmesí.
-A la clase 3-C- Respondió el ojiceleste.
-¿E-eh?- La pelinegra se encontraba confundida -¿3-C? Pensé que eras de mi edad-
-Oh...- Exclamó el albino, para luego soltar una carcajada -Bueno, ahora sabes que tengo 14, dentro de poco tiempo cumpliré 15, ___-
-De verdad, me siento culpable por no saberlo desde un principio-
Los jóvenes reían mientras caminaban por los pasillos, Miya, el cual se encaminaba a su clase, pudo ver como la pequeña ___ caminaba alegremente junto al ojiceleste.
《¿Y encima ahora me tengo que cruzar con ese idiota todos los días? Genial...》Pensó sarcásticamente el azabache refiriéndose a Yamato.
El ojiverde, últimamente había estado planteándose mucho la idea de perdonar a la chica, la extrañaba demasiado, nada era lo mismo sin ella.
La pelinegra, volteó a ver al azabache.
De verdad quería sacarse ese peso de encima, ella necesita el perdón de el.
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