"Son dos mentiras, dos mentirijillas destinadas a tranquilizarse mutuamente.
Pero asi empiezan algunas mentiras. Simples mentirijillas. Bienintencionadas. Hasta que se vuelven demasiado gordas y ya no hay modo de manejarlas."
-Jane Corry
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《¿Sera acaso muy tarde para arrepentirse?》Se pregunto la pelinegra viéndose al espejo.
Aún no creía que dos semanas habían pasado tan rápido, lo único que se acordaba era de ella tocando el piano.
-Definitivamente, el rojo es tu color- Dijo el pelirosado, posando sus manos en los hombros de la chica.
-¿Te parece?- La joven se miraba de arriba a abajo.
Bueno, ese vestido color carmín combinaba con sus ojos, y su pelo color negro hacia que su cara resaltará, estaba muy bonita.
-¿Ya te vas?- Pregunto el ojimiel, viendo a la chica.
-Si, ya me voy, gracias Cherry- Dijo tranquilamente la chica, para luego despedirse de el mayor, e irse directo al baile.
La chica, después de la pelea con su hermano, había pasado un tiempo en la casa de Cherry, pasar tiempo con el le ayudaba a estar más tranquila.
Cherry es como el hermano mayor que nunca pudo tener.
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《Jugo de manzana en un vasito con gatitos, típico de Miya》Pensó la joven, tomando uno de los vasos que había arriba de la mesa.
-¡Bú!- Escuchó susurrar en su oído, causando un pequeño escalofrío y dándose vuelta asustada.
-Yamato- Dijo en un suspiro -¡Casi me matas de un infarto! ¡Idiota!- Le gritó la chica con el seño levemente fruncido, dándole un pequeño golpe en la cabeza, causando que el albino lance una leve carcajada.
-¡Lo siento!- Dijo repetidamente mientras trataba de controlar su risa -Es muy gracioso molestarte-
La pelinegra cruzó los brazos y miro con una ceja alzada al ojiceleste.
