Estoy muerto

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Hansung nada más salir el sol se levantó. Llevaba varias noches dándole vueltas a su encuentro con Hoseok y apenas podía dormir. Es imposible que no sea el rey, yo estaba seguro de ello... Pensó de camino a palacio. Una vez llegó observó que estaba totalmente vacío y lo más extraño era que la entrada al templo estaba abierta.


-Creo que llegue demasiado pronto... ¡Oh! La puerta está abierta. -dijo Hansung en voz alta acercándose. -Que raro ¿Quién se la habrá dejado? Como se entere el rey lo harán ejecutar. Será mejor que la cierre.


Hansung estuvo a punto de cerrarla en cuanto algo se le vino a la cabeza. Un momento, esta puede ser mi oportunidad de descubrir si es él. Pensó asomando la cabeza. No hay guardias a la vista.

Hansung comenzó a caminar por los pasillos del palacio, se sentía bastante nervioso. Como me descubran estoy muerto. Pensó sintiendo como su piel se erizaba con cada paso que daba. De repente oyó unos susurros detrás de una puerta y se acercó a ella. Pudo observar que estaba entreabierta y sin pensarlo miro al interior de la alcoba.


-Hoseok me estoy enfriando ¿Se puede saber que haces?

-Lo siento mi señor, sus ropas aún se estaban secando.


Oh dios mío es Hoseok y... ¡El rey! ¿De verdad será él? Pensó Hansung sintiendo como su corazón se aceleraba. Este tan solo podía ver a Hoseok a través de la puerta, no alcanzaba a ver al rey y se sentía demasiado ansioso por verlo. Quizás si me coloco así... De repente la puerta rechino y Hansung con el corazón en la mano corrió a esconderse detrás de una columna. Estoy muerto, estoy muerto, estoy muerto...


-¿Qué fue eso? -dijo el rey levantándose.

-Fue la puerta mi señor, están un poco oxidadas.

-Pues haz que las arreglen. -dijo Agust D dirigiéndose hacia ella.

-¿No quiere que le peine señor?

-Vayamos a mi alcoba. -dijo el rey observando a sus alrededores una vez fuera.


Hoseok asintió y recogió todo lo necesario para peinar y vestir al rey. Agust D, mientras esperaba, vio un trozo de tela tras una columna y frunció el ceño. La mano del rey en cuanto salió observó la expresión de este.


-¿Ocurre algo mi señor? -pregunto Hoseok preocupado.

-Dime ¿cerraste bien las puertas?

-Si señor... ¿Ha visto a alguien colarse? -pregunto Hoseok alarmando al ver la cara de su rey.

-Uno, como te las hayas dejado abiertas perderás la mano. -Hoseok trago saliva asustado al oírle. -Y dos...


El rey se quedó pensativo por un rato observando la tela que había detrás de la columna. Hoseok mientras esperaba por sus palabras estaba rezando mentalmente el haber cerrado las puertas. Dios dime que las cerré, no quise fallar al rey por favor... Pensó intentando mantener la compostura.


-No es nada. Vámonos de aquí.

-S-sí señor.


El rey y Hoseok abandonaron el lugar. Hansung se había quedado paralizado tras la columna. El miedo de poder haber sido pillado le corría por las venas. Tengo que salir de aquí cuanto antes. Pensó asomando su cabeza hacia el pasillo. Al comprobar que no había nadie salió escopeteado, cerró las puertas y se sentó en el patio del palacio. Dios mío no me puedo creer lo que hice, al final no lo pude ver, pero su voz... Estoy seguro que era la misma que la del extraño.


*

Las clases dieron comienzo y Hoseok los mandó combatir por parejas. Hansung se colocó con su amigo Min y le ganó tres veces seguidas. Este sentía que hoy su amigo estaba demasiado enérgico.


-Jolín Hansung ¿Qué desayunaste hoy? -dijo Min agotado.

-Jaja la verdad que nada, pero me siento con mucha adrenalina hoy. -dijo acelerado.

-Bien descansad y tu Hansung come algo. -dijo Hoseok.


Hoseok se sentía aliviado ya que al comprobar las puertas del palacio, estas estaban cerradas y Agust D le perdono por dudar de él. Tras el descanso los chicos cambiaron de pareja y reiniciaron las clases. Mientras combatían, el rey estaba pensativo en sus aposentos. Tengo que comprobarlo. Pensó para acto seguido salir a los balcones del palacio.


-Veo que le está dando buen uso a mi espada. -sonrió el rey. -Y en cuanto a sus ropajes...


*

Tras las clases Hoseok despidió a los hwarangs y regresó al interior del palacio.


-Dime Hoseok. -dijo Agust D apareciendo tras de él.

-Oh dios mío que susto mi señor. -dijo Hoseok arrodillándose ante él. -¿Quería algo?

-Levántate. - Hoseok obedeció. -Las ropas de Hansung ¿Eran azules y grises?

-¿Cómo? -pregunto Hoseok extrañado por la pregunta.

-¿Estás sordo? -apoyo el rey la mano en su espada.

-No señor. Y si señor, eran azules y grises.

-Muy bien, ya puedes marcharte.


Agust D abandonó los pasillos dejando a Hoseok confundido.


-¿Qué le ocurre hoy? ¿De nuevo con Hansung? Creí que ya no lo mencionaría más... -murmuró Hoseok. -Me da que esto no terminó.



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El Temible Agust D - Taegi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora