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A Vlad ni siquiera le dió tiempo de dar 10 pasos dentro del complejo cuando fue abordado por una larga cabellera rubia, obstaculizando su camino.

—¿Qué fue lo que te pasó?— Fueron las palabras que soltó Joseph apenas lo tuvo en frente.

—... Buenos días a usted también, profesor— Saludó cortés observando a su alrededor, notando que no había nadie en la entrada.

Apenas pasaban de las 06:30 am.

—No desvíes el tema, Vlad. Dime qué te ocurrió— No daría su brazo a torcer.

—Nada importante, no debe preocuparse— Trató de seguir su camino, pero Joseph le impidió el paso.

—¿Estás hablando en serio, Vlad? Te recuerdo que han pasado tres días desde que sucedió, y recién hoy te veo por aquí.

No era exagerado. Habían pasado 3 días desde que Vlad había empezado a llorar. Trató de comunicarse con él a través del celular, pero este parecía estar apagado. Esperaba encontrarlo en la sede para interceptarlo y preguntarle, pero no lo había visto en ninguna parte.

Y si bien pudo haberle preguntado a Igor, prefería ahorrarse el dolor de cabeza al saber que no obtendría una respuesta.

—No veo porqué está tan interesado en esto, profesor, pero puedo asegurarle que no es nada grave. Me encuentro bien. Ahora, si no es una molestia, le pido que me deje seguir mi camino. Usted mismo lo ha dicho, llevo tres días sin estudiar.

El director no quería dejarlo pasar, aún necesitaba una respuesta, pero notó que empezaba a llegar la gente y no pudo seguir insistiendo. Vlad continuó su camino, sintiendo la mirada de Joseph quemarle la nuca, pero lo ignoró.

No era asunto de Joseph.

—Verte tan temprano no es común, Joseph— Escuchó a su espalda. Giró encontrándose con Danilo— ¿Tienes algún problema?

—... Buenos días a ti también, Danilo— ¿Usando las palabras que Vlad le dijo en contra de otros? Pero por supuesto.

—Sí, eso. Buenos días— Saludó con una sonrisa— Oye ¿Has visto a Kootas? Debo hablar con él.

—Sí. Vi que subió a estudiar.

—Perfecto. Debe estar con Igor— La mención de ese nombre hizo que frunciera el ceño— No te cae bien ¿Cierto?

Joseph bufó ante ese comentario **Cómo si no lo supieras. Todos aquí saben que más de una vez he roto batutas por su culpa**

—No eres al único. A mí tampoco me cae muy bien que digamos, pero Kootas le tiene tanta estima que parece ciego ante lo obvio. Además, Igor tampoco parece consciente de lo que hace.

—... ¿De qué hablas?— Preguntó curioso.

Danilo lo observó a los ojos más tiempo del que sentía necesario, pero no contestó la pregunta.

—Debo retirarme. Hablamos luego— Y se fue, sacudiendo su mano en señal de despedida

Joseph se encontró a sí mismo frustrado, sin saber bien que hacer ahora. Tomó camino hacia la sala de ensayo, perdido en sus pensamientos hasta que se decidió.

Sacó su celular, buscó en sus contactos el número de Vlad y marcó. Ah, ahora sí sonaba. Pasaron 2 tonos hasta que escuchó una respuesta

—¿Para qué llama?— Esa... No era la voz que esperaba escuchar.

Observó su celular, asegurándose de que había marcado correctamente. Al ver que no había error, volvió a acercarse el aparato y susurró un suave saludo.

La Disonancia de los SentimientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora