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—¡¿Qué?!

Por supuesto, tremendo grito no pudo venir de otra persona si no de Bonnie. Aleja lo golpeó con fuerza en el brazo y lo volvió a sentar.

—Voy a renunciar a la orquesta— Repitió con calma, tratando de no sonar tan nervioso como realmente estaba.

—¿Cómo vas a renun-?— Un maqui fue metido en su boca a la fuerza, callándolo.

—Silencio, Bonnie. Vlad— Habló el principal— ¿Te hicimos sentir incómodo?

—¡No! ¡Para nada! Han sido geniales, chicos, en serio. Estoy teniendo otros problemas y... ya no puedo continuar.

Hubo un silencio un poco incómodo en la mesa, todos temerosos de querer romperlo.

Casi todos.

—Dejen sus caras trágicas, manada, no va a abandonar la música. Debutará como solista.

Ah. Ahora había demasiado ruido.

Con la ayuda de Danilo, explicó de manera implícita su decisión para mantenerlos tranquilos. Después, continuaron comiendo con una charla entretenida.

Todos juntos fueron al complejo con la idea de hablar con Albert de una vez.

No lograron llegar a la recepción cuando un adolescente los alcanzó.

—Kootas ¿Podemos hablar?— A pesar de verlo a los ojos, en señal de respeto, su voz se escuchaba aburrida.

—¿Quién eres?— Preguntó Bonnie con cierto recelo, acercándose a Vlad.

—... Soy un amigo de Igor.

—Que garantía— Toda la fila se rió con esto.

—No quiero molestar, solo debo hablar con él.

Vlad frunció el seño con desagrado. De todos modos, aceptó la oferta. Les pidió un momento a los chicos y siguió a Elliott por los pasillos.

—¿Me dirás la cura para el cáncer, acaso? ¿Por qué nos alejamos tanto?

Elliott giró su cabeza, levantando una ceja.

**¿Este es el mismo al que le afectó lo que dije? Pareciera que puede arrancarme la cabeza en cualquier comento**

Dejó de caminar y lo miró fijamente.

—Perdón por lo que dije. Mentí en eso— Y ya.

Eso fue todo.

Vlad soltó una risa nasal, entretenido.

—Muy bien, si eso es todo, me voy.

Dió un par de pasos en dirección contraria antes de escuchar la voz de Elliott de nuevo.

—No lo entiendo.

Ni siquiera se giró a verlo.

—¿Qué no entiendes?

—¿Por qué demonios te afectó tanto? Dije una estupidez. Ni siquiera pensé que te lo creerías.

—¿Y aún así lo hiciste?

—Soy un adolescente, hago cosas estúpidas.

Elliott habría preferido que Vlad no se hubiese girado, porque no vió a Vlad. Lo que había frente a él era un perro salvaje a punto de desmembrarlo.

En dos zancadas llegó al coralista, rodeando su cuello con su mano y acercándolo a su rostro.

Elliott realmente se sintió en peligro.

—Tu excusa barata de que "eres adolescente" no te va a salvar, te lo aseguro. Algún día te toparás con alguien al que le importe una mierda que seas un mocoso inmaduro ¿Y qué crees? Estás buscando que ese alguien sea yo.

Lo empujó contra la pared con fuerza, con verdadera fuerza, haciendo que soltará todo el aire de sus pulmones.

—No sé ni me importa que tanto hablaría Igor contigo sobre mí, pero créeme cuando te digo que puedo partirte la cabeza si así lo quiero. Y realmente lo quiero, sobre todo ahora. Así que mucho cuidado con hacerme enojar, maldito mocoso.

Lo soltó con rudeza, cambiando su rostro de amenazador a aburrido. El miedo en el rostro de Elliott era algo que esperaba, por lo que no se vió afectado por esto.

A veces, chocar contra la pared era necesario para comenzar un verdadero cambio. Vlad lo sabía mejor que nadie.

Ni siquiera se despidió, solo se fue, dejando al coralista aterrado. Se devolvió por los pasillos en busca de su fila cuando su celular comenzó a sonar.

Era un número desconocido.

Consternado, aceptó la llamada.

—¿Hola?

No obstuvo respuesta al momento. Cuando estaba por colgar, escuchó una voz femenina hablar.

—¿Eres Vlad?

Frunció el entrecejo.

—Sí ¿Con quién hablo?

—¿Podemos reunirnos para conversar? Me gustaría discutir un asunto contigo.

—Mire, no sé de qué se trata esto, pero yo no-...

—Soy Phoebe, la hermana de Joseph.

Oh.

—¿Kiwi?

***

—Ya veo. Entonces no hay mucho más que pueda hacer— Contestó Albert, masajeándose las sienes— Me hubiese gustado esperar a Joseph para hacerte una despedida grupal, pero comprendo que tendrás prisa y poco tiempo debido al concurso.

Ciertamente.

—Conozco tu pontencial, Kootas, sé que ganarás. Toma en cuenta pedirme cualquier favor en un futuro.

—Oh, eso es innecesario— Rechazó amable el chelista.

—Aún te debo el haberte lanzado a Joseph borracho en la gira. Tómalo como un ajuste de cuentas.

—Agradecemos la oferta, Albert, gracias— Se despidió Danilo en nombre de los dos.

Una vez fuera de la oficina, Vlad se le quedó mirando a Danilo con el rostro ladeado.

—¿Qué?— Preguntó Danilo.

—¿Por qué tengo el presentimiento de que Albert sabe algo?

—Bueno— Rascó su cabeza— No quiero atormentarme, hijo, pero ya deberías saber que esa fachada de "hombre serio y súper reservado" es la mejor mentira montada que tiene Lammermoor de Joseph. Es como un libro abierto en la página correcta, sobre todo para los que estamos más cerca de él. Además, el repertorio de Beethoven lo pasó muy mal, eso todos lo notamos.

Un deje de culpa se instaló en su pecho, el cual trató de sacudirse en seguida.

**Es lo mejor. A la larga se dará cuenta de que esto es mucho mejor**

—Mañana me meteré de lleno en el estudio para el concurso. Por hoy me marcho, debo reunirme con alguien.

Danilo lo miró de arriba a abajo.

—¿Con alguien?

—¿Por qué lo preguntas así? Sí, con alguien. Nos vemos mañana.

Una despedida corta más y salió apresurado a la dirección Dada por Phoebe.

No quería hacerla esperar.

La Disonancia de los SentimientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora