Capítulo Veintidós

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     —Solo baja el muro—dije ayudando a Row a levantarse. Trató de alejarme, pero no tenía fuerzas suficientes.

—No—gruñó.

—No seas masoquista. Permítenos ayudarte. Eres Alfa por una razón.

—Soy Alfa por ser el más fuerte. ¿Qué sucederá si se dan cuenta de que estoy tan débil? Me van a retar por el título, Maddie, y esta vez no voy a poder defenderlo—dijo dejándose caer en la cama con otro gruñido.

—Estúpidos Alfas y sus orgullos—murmuré.

—Es lo que nos hace Alfas—. Me dio una sonrisa cínica y le golpeé la herida, ganándome un rugido.

—Por lo menos baja el muro conmigo. Yo…

—Absolutamente no.

—Row…

—No. Acabas de recuperar a tu loba, no vamos a ponerle más carga de la que ya tiene. De hecho, deberías acostarte a mi lado a descansar.

—No puedo—dije frunciendo mis labios—. Rhea está trabajando con un par de rebeldes que están haciendo preguntas sobre ti. Si yo me desaparezco también van a haber más problemas.

— ¿Rebeldes?—Intentó sentarse pero lo detuve.

—No es tu problema. Rhea es la Alfa hasta que te recuperes.

—Maddie…

—No, no vengas con tu “Maddie”. No te va a funcionar esta vez. Ahora, descansa y se te vuelvo a descubrir caminando te amarro.

—Así se habla—. Rowran gritó al mismo tiempo que yo—. Ni que fuera un fantasma. A ver, déjame ver esa herida.

—Rhea, ¿qué te hemos dicho sobre tocar la maldita puerta?—dijo Row girándose hacia un lado para que su herida fuera accesible.

—Algo sobre tocarla antes de entrar—dijo Rhea sonriéndome. Le quito las vendas a Rowran y observó la herida—. Tu madre vendrá más tarde a examinarte. Me dijo que si no había muerte del tejido no había de que preocuparse, así que estamos bien.

— ¿Tu madre?—Dije mirando a Rowran.

—Su padre era doctor, ella aprendió de él y, como ya no es luna, se ha dedicado a la medicina— Explicó Rhea. Volvió a vendar a Rowran con cuidado mientras me miraba—. Ella fue la que te cuidó mientras estabas recuperándote.

—Oh…—Dije frunciendo los labios. Ni tan siquiera me había preguntado quien me había cuidado durante todo ese tiempo.

“¿Crees que nos bañó?” Dijo Madeline.

“Madeline, eso es en lo último en lo que iba a pensar,” dije.

“Hey, eso quiere decir que ya vio la mercancía. ¿Crees que la apruebe para su hijo?” Sentí el ardor en mis mejillas y me di la vuelta, ocultando mi rostro.

“No tienes remedio.”

“Es parte de mi encanto.”

—Eh, voy a estar en la cocina por si me necesitan—les dije a Rowran y Rhea, mientras la última terminaba de vendar su herida.

—Cuidado—dijo Rhea. Fruncí el ceño mientras salía de la habitación.

“¿Los vas a dejar solos?”

“Rhea tiene alge,” le dije a Madeline rodando los ojos.

“¿Y cuándo sucedió eso?”

Alges: La GuerreraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora