"Sigue el camino de mariposas quemadas y lo encontrarás."
Dejaste Flagstaff Arizona, has subido a Sion.
Ahora queda seguir la pista, tomar la llave, y abrir la puerta que te llevará a la nueva nación.
Los hermanos Hagebak te esperan para la crucifix...
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Lærke.
En cuanto el avión aterriza me lleno de sentimientos encontrados.
Estaba en Dinamarca.
El reino que me vio nacer, el mismo que permitió que mis padres se casaran y pudieran adoptarme. El mismo reino del cual su gente nunca nos hizo sentir aceptados.
Que se vaya a la mierda toda esa gente.
Dinamarca es parte de mi, ya era tiempo de que regresara al lugar de donde nunca debí salir.
Tomo un taxi para que me lleve a la estación de autobuses, Skagen queda bastante retirado del aeropuerto, aproximadamente a una hora y media de camino en autobús.
Estoy cansada, pero no con sueño, así que para no aburrirme en el trayecto terminé comprando una revista de noticias para enterarme más de los acontecimientos en Dinamarca. Honestamente no he sabido mucho desde que me mudé a Flagstaff.
El rey Madsen siempre se ha conocido -irónicamente- por mantenerse en misterio. Las fotos de él están contadas, es evidente que detesta las cámaras ya que en la mayoría de los eventos reales las prohíbe, son escasas las veces en las que se ha dejado fotografiar voluntariamente. Y es una pena, a decir verdad, pues es exageradamente atractivo. Pero no es un atractivo común, es uno digno de la realeza, no me extraña que se haya casado con una mujer tan hermosa como lo es Thea Hallett, la nueva reina de Dinamarca. Tengo entendido que se casaron en Enero del 2019, y actualmente tienen un hijo de dos años; Kian Basil Oceanus Madsen, el heredero al trono de Dinamarca.
Lo más loco no es el nombre del príncipe, no, para mi, lo más loco es que Thea Hallett tenga mi edad, sea reina, y que tenga un hijo del rey de Dinamarca.
Dios tiene favoritas, y no soy yo.
Dejo la revista de lado cuando termino de contemplar una foto de los reyes y el pequeño príncipe en un evento de caridad. La familia real de Dinamarca era una muy bonita.
Cuando llego a Skagen son casi las cinco de la tarde. El atardecer es una escena única que me hace detenerme para contemplarlo por unos instantes. Me entra la duda de no saber si hice bien en regresar a este lugar, especialmente cuando me fui huyendo.
Jalo mi maleta entrando a la oficina de los apartamentos. Me reciben amablemente y firmo algunos papeles para terminar el trámite que había iniciado estando en Flagstaff. Al tener todo el papeleo en orden me entregan las llaves dándome la bienvenida al que será mi nuevo hogar.
Quizá no se veía así, pero era mi nuevo comienzo.
Las puertas del elevador se abrieron, me adentré en este, apreté el número de mi piso y esperé hasta que el ascensor se detuvo.
