XIV

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XIV. "Continuamos."

"Y si en mentiras andamos, las antiguas siempre recordamos,
Porque una vez que la mentira marca, la herida nunca sana."

Lærke.

Me duele la cabeza.

Es casi como si alguien me hubiese golpeado. Llevo mi mano a mi nuca sintiendo algo húmedo, fresco. Con confusión y dolor miro mis dedos, estos muestran sangre.

Me siento desconcertada, miro a mi alrededor y estoy en mi habitación en la casa de los Hagebak, lo cual no es muy extraño teniendo en cuenta que... ¿cómo rayos llegué aquí? ¿Cómo es que tengo un golpe y estoy sangrando de la cabeza?

Lo último que recuerdo es al hijo del pastor trayéndome a casa luego de haberme perdido mientras perseguía a Hiel.

Tres golpes precisos en la puerta logran sobresaltarme, solo entonces noto mi atuendo, estoy en pijama, y claramente esa no era la ropa que traía puesta.

La puerta se abre cuando no contesto, y al ver a Hiel entrar hace que me levante de manera apresurada, lo cual es mala idea debido a que un ligero mareo logra que me tambalee.

Hiel corre a agarrarme evitando que caiga, no le doy ni las gracias pero siento mi corazón latir apresurado ante la incertidumbre de lo que me está sucediendo.

—¡¿Ahora qué mierda me hicieron?! —Lo empujo lejos de mi mientras lo acuso.

Hiel me mira como si estuviera loca, lo cual aún no descarto, pero ese no es el problema de momento.

—¿Disculpa? —Sus ojos azules me repasan. —Te encontré tirada en el bosque, a la próxima te dejo ahí.

Algo en mi resuena ante la familiaridad de esta escena. Hiel parece leer mis pensamientos por lo que se adelanta a decir; —Yo no te he hecho nada, Lærke. —Pausa un instante. —Te encontré inconsciente en el bosque luego de nuestra conversación, caíste sobre una roca, o al menos así lo imagino, tenías sangre y sin olvidar que al caer te ensuciaste, yo simplemente te traje, limpié tu herida y te cambié. Puedes elegir creerme o no, realmente no me perturbará tu elección.

¿Creerle al mentiroso? Si yo casi podría jurar que Josiah me trajo a casa luego de haberlo encontrado en el bosque.

—¿Josiah tiene una cabaña cerca de aquí? —Pregunto y el me mira confundido.

—¿Qué? ¿De dónde sacas a Josiah? —Hiel revuelve su cabello rizado y odio que ese gesto me haya gustado tanto. —¿No quieres ir al hospital para que revisen tu golpe?

Mi cabeza continúa doliendo, y honestamente ya no sé a qué se debe.

—Déjame sola por favor. —Pido a lo que Hiel suspira.

—Solo venía a asegurarme de que siguieras bien, eso es todo. —Medio murmura antes de darse la vuelta con la intención de irse.

—¿Hiel? —Lo llamo despacio, con miedo a que mi voz se quiebre.

Él me mira con esos profundos ojos azules en los que algún día me perdí y entonces agrego; —No te creo nada.

HELEC  #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora