XIII

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XIII. "Shalom".

"Y sus besos son la profecía,
sus palabras la maldición,
Sus ojos oscuros lo advertían,
En él solo había perdición."

-HELEC.

Lærke B.

»Josiah«

Según la historia en la biblia, con tan solo 8 años, se convirtió en el rey de Judá. Obediente y fiel a su Dios; de buen corazón.

No sé qué estaban pensando los pastores de esta iglesia al nombrar a su hijo así, pues lo que me muestran los ojos grises de Josiah está lejos de las características marcadas en la biblia.

El servicio ha concluido, y cuando Josiah se acerca a los hermanos Hagebak inconscientemente me desplazo hasta quedar detrás de Horem, sin embargo, no tardo en sentir como alguien me aleja con delicadeza y el característico perfume de Helec me llena.

—Vámonos, bonita. —Pronuncia mientras me lleva con él, como si quisiera evitar que yo escuchara lo que Josiah tenía que decir.

Volteo hacia atrás encontrándome con la discreta mirada de Hiel sobre mi, odio admitirlo, pero algo dentro de mi se remueve cuando lo noto al pendiente de mi.

Estúpidos ojos azules mentirosos.

—¿Ya vamos a empezar con más secretos? —Me cruzo de brazos cuando nos detenemos al lado de la camioneta de los Hagebak, nos habías alejado completamente del resto de la gente.

—No son secretos, Lærke, y te recuerdo que tu fuiste la que decidió no ser parte de nuestra familia. —Responde con calma, sabiendo que tiene razón.

—¿Entonces cuál es la razón de que me encuentre aquí, con ustedes? —Señalo y Helec sonríe de lado antes de estirar su mano y acomodar un mechón de mi cabello.

—Deja de hacer tantas preguntas estúpidas, teníamos un trato, bonita. —Me aparto bruscamente de él sabiendo que aquí no llegaremos a nada, además, el resto de los hermanos Hagebak vienen ya. —Otra cosa más. —Habla en voz baja sabiendo que sus hermanos están cerca. —Por tu bien, no te acerques tanto a Josiah.

Quiero discutir, pero ya no tuve oportunidad .

➖🗝️➖

—¿Qué haces? —Huram entra en mi habitación sin permiso, abriendo la puerta de par en par.

Las consecuencias de no pasarle seguro a la puerta.

—Estaba intentando mirar una película tranquilamente. —Señalo el televisor y el mellizo asiente y procede a cerrar la puerta.

Huram se saca los zapatos para posteriormente arrojarse a mi cama tal niño metiche. —Suena bien para mi.

Ya no le digo nada, simplemente nos quedamos tranquilos y en silencio hasta que la película llega a su fin.

Los créditos comienzan a desplazarse por la pantalla, tomo el control con la intención de elegir otra película para pasar la tarde, aunque la voz del mellizo me interrumpe.

—¿Has hablado con papá? —Pregunta sin que me lo espere.

Me tomo unos momentos decidiendo qué responder a esa pregunta. La respuesta era si, ¿pero qué se supone que debía contestarle al mellizo? El señor Darío se mantiene en contacto para asegurarse que todo esté bien en mi vida, y yo trato de asegurarme que todo esté bien en la suya. Pero si yo omito grandes verdades como lo es estar viviendo con sus hijos, ¿qué me ocultará él? Y algo en mi pesa al pensarlo.

HELEC  #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora