Voz

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Una tranquila noche de sábado fue excusa suficiente para que un padre y su hija salieran de su casa a pasear por las calles de su ciudad natal, Liberio.

El señor y su hija caminaban a su ritmo, apreciando la estrellas que decoraban el oscuro cielo y saludando a las personas que se topaban en su caminata.

-Tengo hambre. ¿Tú también, Annie?

El hombre mayor giró a ver a su pequeña hija, quien aun tomaba su mano, esto por obligación del propio padre. La niña cree ser lo suficientemente independiente para caminar sola por la noche con sólo 9 años.

-No mucha.

-Nunca comes nada en casa, quedarás como una enana si no lo haces.

-Cuando seas un viejo en silla de ruedas también lo serás.

-Eso duele, hija.

El señor Leonhardt sintió un golpe en lo más profundo de su orgullo, saber que en un momento no será más que un rejunte de huesos y sin utilidad era doloroso, y más si su misma hija se lo decía.

Simplemente olvidó aquello y prosiguieron su paseo. Luego de un rato agradable paseando por la ciudad, el señor se decidió por buscar un lugar donde comer, para posterior volver a casa no muy tarde.

Trató de no ser rebuscado, pero al mismo tiempo elegir un buen lugar, hasta que finalmente optó por algo particular.

-¿Por qué aquí? Si ibamos a comer una hamburguesa no iba a quejarme.

-Solía venir aquí hace algunos años, disfrutaba de un buen platillo mientras oía las buenas voces de los cantantes de aquí.

Annie observó un pequeño escenario al frente de las mesas del lugar, al mismo tiempo, un presentador subió a anunciar al primer cantante de la noche.

-¡Buenas noches a todos! Para comenzar con tal preciosa noche de este sábado, tenemos una nueva voz prodigio aquí con nosotros. Armin, ¿quieres presentarte?

De la esquina del escenario, un pequeño niño de cabellera rubia subió tímidamente hasta quedar en medio, siendo el centro de atención de todos los presentes en el lugar.

Con algo de temblor en sus manos tomó el micrófono, se tomó unos segundos antes de hablar, miró a su alrededor y abrió su boca.

-H-hola...y-yo..soy..

Acercó demasiado su boca al aparato, provocando un eco muy ruidoso, muchos en la audiencia se taparon los oídos completamente aturdidos.

-¡L-lo siento!

Los padres del niño veían desde un costado, su madre se veía preocupada, su hijo estaba demasiado nervioso, si para él era difícil hablar con alguien desconocido, entonces estar parado en frente de muchas personas y ser el único punto al que todos estén mirando era diez veces peor.

-Creo que no fue buena idea, está muy nervioso. -Le comentó a su esposo con un tono preocupado-

-No, estará bien.

El señor afirmó con seguridad, se encontraba muy relajado y no se le veía preocupado en absoluto. Ambos vieron como su hijo se giró a verlos, seguramente buscando una escapatoria a su miedo de hacerlo mal y quedar en ridículo frente a tanta gente. Su padre le sonrió emotivo, levantando el pulgar, misma acción que su mamá también hizo para darle fuerzas, él pudo interpretar los ánimos de sus progenitores como un "puedes hacerlo".

Devolvió su vista al frente, con una mirada más decidida y segura. Tomó algo de aire con su nariz y lo soltó por la boca, acercó el micrófono a la distancia perfecta y mostró el talento que tanto su familia le aseguró que tiene.

Aruannie || One-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora