Obsequio

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22 de Marzo. ¿Fecha importante para alguien?

No realmente, ni siquiera para Annie Leonhardt, quien nació ese día y hoy cumpliría sus 16 años.

A sus ojos, hoy no se trataría de un día fuera de lo común, recibir un "Felíz cumpleaños, Annie" por parte de su padre y por su círculo de "amigos", que mas que amigos era gente de su agrado con quien conversaba cuando la situación lo ameritaba.

Tal y como lo suponía, Reiner, Bertholdt, Pieck, Hitch entre otros la felicitaron en su entrada a la escuela, se sorprendió al ver que al menos esta vez si lograron saber la edad que cumplía, a diferencia de años anteriores donde por no conocer nada de Annie no podían siquiera descifrar su edad.

Quitando eso de lado, su día en la escuela no tenía nada de diferente con otros días ordinarios, solo fingir que oía a los maestros explicando y mirar hasta el cansancio el reloj de la sala para irse lo antes posible.

En el horario de salida ella y sus "mejores conocidos" se despidieron, ella debía ir a esperar el autobus para volver a su casa. En su llegada a la parada de autobús, se encontró con un chico de su clase, incluso esto le llamó la atención, que el más lento y con menos actividad física llegue antes que ella no era de todos los días.

El chico de cabello rubio se giró y percató de que Annie se encontraba ahí, involuntariamente sonrió al verla, cosa que ella no pudo imitar, pues dígamos que la palabra "sonreír" no iba ni un poco con la personalidad de Annie.

-Annie.

Lo oyó pronunciar su nombre, razón por la cual sos ojos giraron hacia él.

-¿Qué ocurre, Armin?

-Si yo te quisiera obsequiar algo, tú...¿Lo aceptarías?

-¿Qué? ¿Acaso el regalo que tienes para mí es demasiado insignificante?

-Solo responde.

¿Que podría ser?

Esa incógnita rondó su cabeza por ese segundo, en su cumpleaños lo que menos recibía era obsequios, no era mucho de su interés de todos modos, no quería que la gente gastara su dinero en ella, básicamente porque ser el centro de atención un día no es algo que ella quiera ser.

Un regalo de Armin

Pensar en eso generó curiosidad en ella, no conocía mucho al rubio, pero lo poco que sabía de él le bastaba para querer conocer de que se trataba ese obsequio, si era de su agrado seguramente lo conservaría, y de no ser así lo tiraría al llegar a su hogar, debía ser justa, ¿Por qué guardar algo que ni siquiera le gusta?

-De acuerdo, Armin.

Armin oyó la respuesta que menos esperaba oír, conociendo a la rubia la respuesta más lógica sería un rotundo "no", pero no la culpaba si la curiosidad la orillo a responder eso.


-Bueno, mi regalo para ti no es algo que podrás atesorar por años ni mucho menos algo que puedas llevar a todas partes contigo...

Con esa descripción Annie fue descartando cosas como un collar o alguna reliquia. ¿Por qué Armin se gastaría una fortuna en un regalo? No lo sabía, hasta se sintió idiota por esperar algo tan caro, consecuencias de la curiosidad, la expectativa.

-Pero al menos no tendrás hambre por las siguientes horas...creo.

No se lo esperaba, realmente no se esperaba lo que Armin sacó de su mochila.

-Felíz cumpleaños, Annie.

Armin mostró con sus dos manos una dona mediana con glaseado de vainilla.

No es posible

Sus ojos contemplaban la dona aún sin creerlo, en primer lugar. ¿Cómo demonios Armin sabía que ella amaba con locura las donas?

Y en segundo lugar. ¿Cómo hizo para saber que su sabor favorito era la vainilla?

Por instinto, ella hubiese tomado sin descaro la dona de las manos del chico y la hubiera devorado como un perro salvaje ahí mismo, pero como se trataba de un regalo decidió ser un poco más formal.

-Gracias, Armin.

Tomó la dona y dio un pequeño mordisco, volviendo a sentir ese sabor que tanto le encantaba.

Antes de poder saltar alguna palabra más, al autobús de Armin había llegado, pero antes de que el rubio suba al transporte, alcanzó a decirle algo muy importante a Annie.

-No sabía que te gustaba la vainilla, yo la detesto.

Sonrió entre dientes antes de subir, para luego saludarla desde dentro del autobús.

Mientras el vehículo se alejaba, Annie sacudida su mano despidiendo a aquel rubio, al cual le estaba agradecida por haber podido obsquiarle algo por más simple que fuera y con tan buena intención, y al cual ahora considera un idiota por no gustarle la vainilla.

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¡Felíz cumpleaños a la fan N°1 de patear a Reiner!

Soy simp de Annie y por eso hice este one shot xd.

Ojalá Isayama tenga algo de corazón y le devuelva a su papá (por favor mi estabilidad mental depende de ello)

Eso es todo por esta vez si tengo ganas actualizo porque últimamente ni ganas asique bueno, capaz desaparezca por 80 años.

Nos vemos y muchas gracias.

Aruannie || One-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora