Invierno

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El cielo gris, opacado por las extensas y enormes nubes que impedían el pasaje de la luz del radiante sol, y como compañía para deprimir aún más el día, se podía sentir la baja temperatura que obligaba a las personas vestirse con prendas de invierno para evitar entrar en contacto con el gélido aire del ambiente y así evitar todo tipo de resfriados o algo mucho peor.
Todo esto es propio del invierno, estación favorita de muchos, como también de las más destestadas por la gran mayoría de gente, teniendo sus pros y sus contras, es una época del año que Armin Arlert amaba sin pena, adoraba jugar con la nieve, usar ropa que pueda abrigar bien su sensible y friolento cuerpo, ver caer pequeños cúmulos de nieve desde el cielo con total paz y armonía, leer sus libros favoritos acompañados de una buena taza de cafe, ya sea con el leve sonido de las gotas de lluvia que caen con mucha frecuencia durante la estación invernal, o con las diversas tormentas de nieve y ventiscas que atacan durante esta parte del año. En resumen, Armin ama el invierno, pese a que es la temporada en la que más suele enfermarse, no puede evitarlo, desde niño ha disfrutado de esta estación, y es muy probable que ese cariño no desaparezca nunca. Por otro lado, su pareja no compartía ese gusto. Annie, a diferencia suya, no estaba muy familiarizada con el invierno, al igual que él, ella suele enfermarse más de lo común durante esta estación, odiaba sentir el frío aire chocando contra su rostro cada vez que salía a alguna parte, la nieve que en repentinas ocasiones solo se encarga de ralentizar sus pasos, y ni se diga de la baja temperatura que hace a su pobre cuerpo temblar y congelarse.
Estos diferentes puntos de vista suelen ser un tema de conversación para bromear entre ellos como pareja, Annie sabe lo mucho que su novio adora el invierno, pero eso no quiere decir lo dicho anteriormente cambie, pues como ella conoce ese gusto de Armin, el rubio es conciente del fuerte rechazo que su novia le tiene a esa epoca del año, aunque esto lejos de causar discusiones o predicamentos en la relación, solo la reforzaba, pues ambos comprendían y respetaban totalmente el punto de cada uno y vivían felices con ello.

El día representaba todo aquello que Armin amaba, y todo lo que Annie odiaba, pero aún así no era motivo para no seguir con sus mismos ambitos como en cualquier otro día. Volvían de hacer sus compras de la semana, ambos caminaban con una bolsa en cada mano, mientras un leve viento hacia revolotar frenéticamente sus cabellos, Armin, quién era el que más seguro del frío estaba gracias a que llevaba dos bufandas en su cuello, notó como el cuerpo de su novia temblaba con cada paso que daba, sumado a eso se apreciaba como su respiración era cada vez más desenfrenada y su aliento se hacia tan gelido como el aire que respiraban.

-Espera... --Detuvo su caminar, haciendo que ella lo mire--

-¿Hm? ¿Que pasa?

Armin no respondió, dejó con cuidado las bolsas en el suelo un segundo para proceder a quitarse una de las bufandas que traía puestas. Sin decir una sola palabra fue rodeando el cuello de Annie con aquella no tan larga prenda, la ojiazul no soltaba ninguna palabra, solo observaba como el rubio terminaba de acomodar la bufanda sobre su cuello, tampoco tenía pensado negarse, después de todo, odiaba enfermarse y lo último que quería en este mundo era pescar un resfriado. Tan pronto la prende estaba en su cuello, sintió como el calor de su pecho se incrementaba y se expandia hacia todo el resto de su cuerpo, aunque esto ocurrió más por el hecho de que Armin se encontraba acariciando levemente su mejilla teniendo una calida sonrisa con esos ojos que tanto brillaban cada vez que su vista se enfocaba sobre ella.


-Odio decir "te lo dije" pero creo recordar que hoy antes de salir te sugerí que te traigas una bufanda. --Río entre dientes, pues sabía que su novia detestaba en forma sana que él tuviese la razón siempre--

-¿Habrá alguna vez en la que puedas equivocarte? --Hundió su rostro en la bufanda que ahora traía puesta, el leve sonrojo de su rostro delataba lo apenada que se sentía por no escuchar a Armin--

El rubio soltó una pequeña risa, su mano, que aún permanecía en el rostro de Annie, bajó hasta su mentón, lo levantó cuidadosamente, causando que los ojos de su novia se crucen con los suyos, momento en el que le dedicó la sonrisa más sincera que halla hecho y procedió a entregarle un corto y suave beso en los labios. Cerraron sus ojos un segundo, Annie, dejándose llevar por el beso, soltó las bolsas que traía y rodeó el cuello de su amado con sus brazos, acariciando con sus dedos el largo cabello rubio de Armin. La más mínima pizca de frío en sus cuerpos, desapareció justo en el momento en que sus labios chocaron, sus rostros totalmente colorados que poco y más podían hechar vapor delataban ese hecho.


-Y-ya...no siento frío. --Volvió a hundir su rostro en aquella bufanda, definitivamente sus palabras eran ciertas, la tierna expresión que mantenía enamoraba con locura al rubio, hacia que su corazón palpitara de forma anormal--


-Por nada, amor.

Si el beso provocó que la temperatura de Annie suba, esa última palabra la hizo hervir de la vergüenza, definitivamente Armin era su única debilidad, cada muestra de cariño suyo era tan fuerte que no tenía forma de combatirlas. Tanto su cabeza y cuerpo ardían, solo esperaba que Armin no vuelva a tocar su cara, de lo contrario se preocuparía por lo caliente que estaba ahora.
Tomaron las bolsas con las compras que aún estaban sobre el suelo nevado y continuaron su camino hacia su hogar que no se encontraba lejos, pero ahora tomados de la mano, entregandose el calor mutuo suficiente y perfecto que adoraban sentir.

Aruannie || One-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora