El Príncipe y la Titán (1/3)

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Érase una vez, en una tierra lejana, un día muy importante para todo el reino María, el nacimiento de una pequeña bebe tenía espectantes a todos los habitantes del reino. El rey Leonhardt dio la notícia a todos, su hija había nacido, y con ello la futura heredera del rey en próximos años a cierta edad, a los 16 años para ser específicos. Sin embargo, días más tarde luego del nacimiento de Annie Leonhardt, una extraña logró colarse al castillo del rey y la reina Leonhardt.
Su madre encontró a esa misteriosa persona en la habitación de su hija, el oscuro cuarto era iluminado por una extraña luz dorada que provenía de su pequeña, la extraña se presentó cómo una bruja, y reveló haber maldecido a la pequeña Annie con un hechizo. Al pasar la medía noche, su bella hija se transformaría en horrible monstruo que traería el caos y la destrucción a todo el reino, a partir de los 8 años el hechizo comenzaría a hacer efecto, y la única forma de deshacer el hechizo es con un beso del verdadero amor.
La bruja en su intento de escape terminó perdiendo la vida al caerse por las escaleras y rompiéndose el cuello. Los Reyes no sabían que hacer, debían cuidar de su hija hasta los 8 años y luego no tenían elección que llevársela del reino para que nada malo le ocurra a éste y a su gente.
Recordando las palabras de aquella bruja, "el hechizo solo se podrá deshacer con un beso del verdadero amor", sin embargo, la bruja jamás específico a que edad el hechizo podría ser roto, por lo tanto los padres de la bebe decidieron tomar riesgos y tratar de liberarla de aquél hechizo como sea.

Al cumplir los 5 años, decidieron comenzar a trtar de deshacer ese hechizo, contactaron con todos los reyes de los reinos mas cercanos y les pidieron amablemente que traigan a sus hijos.
No hubo resultado alguno, o al menos eso aparentaba, sus padres no se rindieron y con el pasar de los meses, y años siguieron intentándolo, sin éxito alguno.

La pequeña Annie cumplió los tan esperados y temidos 8 años, se hizo una fiesta para celebrar tan importante fecha a pesar de lo que todos ya sabían, luego de que todos los invitados se fueron, los Reyes veían con terror el reloj, faltando solo unos minutos para la medía noche, y cuando la aguja del reloj marcó las 12:00 en punto, un estruendo se logró escuchar por todo el castillo.
Los guardias de afuera no creían lo que veían, una gigantesca bestia se desprendía de dentro del castillo, parecía un cuerpo femenino sin piel, con sus huesos al exterior, sorprendentemente cabellera rubia y unos ojos azules los cuáles nadie se atrevería a ver por nada del mundo.

Los Reyes sin pensarlo, subieron las escaleras hasta el cuarto de su hija, solo para encontrarse con todo el cuarto destruido y un gigantesco cráter por gran parte del castillo.
En ese momento la vieron, a su hija, o lo que creían que era su hija, la cual veía en distintas direcciones sin comprender que ocurría, fijó su vista en sus manos, al hacerlo se aterro de ella misma, retrocedió unos pasos, destruyendo cierta parte del jardín real, los guardias pedían permiso para atacar con lo que sea que pudiera herir a esa cosa, pero el Rey y la Reina ni siquiera respondían, veían con lágrimas y tristeza a aquella bestia que era su hija. Annie logró ver a sus padres en la puerta principal del castillo, sin pensarlo, dio unos pasos y bajó lo más que pudo su cabeza para verlos más de cerca, intentó hablar, pero por alguna razón, su voz no salía, como si sus cuerdas vocales hubieran sido cortadas, los guardias veían aterrados al monstruo deseando que los Reyes dieran la orden de atacar en cualquier momento, sin embargo, el Rey, con temor y aún teniendo lagrimas en su rostro, se acerco a paso lento a su hija, y le dijo:

-Annie...--Habló el Rey, posando su mano sobre el rostro de su hija--

-Debes irte...vete...¡Vete y encuentra a tu verdadero amor! --Dijo gritando, llorando como nunca en su vida lo había hecho--

No quería decirlo, no podía, le estaba pidiendo a su hija que se fuera lejos y no volviera, ningún padre esta listo para decirle algo así a su propio hijo/a, pero por el bien de Annie, y todo el reino, ella debía hacerlo.
Tras muchos intentos y súplicas, vieron como Annie se marchaba corriendo lejos de sus vistas, ambos reyes se abrazaron conteniendo las lágrimas que no dejaban de salir, con el deseo de recuperar a su tan querida hija.

Aruannie || One-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora