● Pequeñas o largas historias de todo tipo basadas en los personajes de Armin Arlert y Annie Leonhart.
● Sin spoilers del manga (a veces)
● Los personajes no me pertenecen, tanto ellos como todo lo relacionado con SNK son obra de Hajime Isayama.
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La brillante luz del sol era reflejada sobre el espacioso e incalculable mar; el viento soplaba y movía de poco el agua hasta formar pequeñas olas que llegaban a la orilla de la arena.
Era una bella vista, el paisaje me daba aires de libertad, como si toda nuestra historia terminara en esto, en simplemente apreciar el mar y sentirnos libres.
No supe comprender a Armin cuando me trajo aquí, me dijo que este era su lugar favorito en todo el mundo, que deseó con todas sus fuerzas que la historia acabase ahí, en llegar al mar y poder vivir pacíficamente, ahora incluso él se siente un tonto por haber imaginado un mundo tan idealizado e imposible de conseguir.
El agua mojando mis pies es relajante, incluso la arena hace cosquillas en mis dedos, siento que puedo gritar mis pecados a los cuatro vientos y aún así sentirme bien conmigo misma, este lugar desprende tanta paz que me impide no estar aliviada, creo que empiezo a entender por que Armin ama este lugar.
Él...está sonriendo, observa con ilusión el mar, sosteniendo la caracola que encontró aquí la primera vez que vino, el viento hace revolotear varios de sus cabellos, pero aún así el continua mirando como un niño pequeño todo el extenso océano.
Su sonrisa era de las cosas más bellas que podría haber visto, de las pocas realmente; desde que salí de mi cristal las circunstancias nos impidieron sentir felicidad, solo muerte y angustia a donde vayamos, y a pesar de todo eso, él aún encuentra las fuerzas para poder sonreír.
Puedo entenderlo ahora, esto lo que él siempre ha querido, solo estos pequeños momentos con la gente que le importa y nada más, ver el mar rodeado de personas que compartieron momentos contigo, talvez eso es lo único que todos necesitamos.
Giró a verme, esto me tomó por sorpresa, pero eso solo me permitió poder verlo fijamente y apreciar su rostro en todo su esplendor.
Seguía sonriendome con la caracola en sus manos, tal vez se avergonzo un poco de mirarme tanto y por eso cerró sus ojos por un momento, un pequeño color rojo apreció en sus mejillas , mientras sus relucientes dientes emanaban un suave brillo.
Increíblemente esa imágen causó que mis labios subieran hasta hacerme sonreir también, él sonriendome de esa forma con todo el mar de fondo sencillamente me vencieron.
Tomó mi mano repentinamente, me alarme un poco, pero eso no hacía más que reforzar más este tan bello momento. Mis ojos giraron para verlo una vez más, contemplando una vez más esa cara llena de vida apreciando el mar como la cosa más increíble del mundo.
-Tus ojos brillan tanto, quiero proteger su luz.
Él me miró, rápidamente me arrepentí de decir eso, miré hacia otra parte para que no me viera tan avergonzada, pero me tomó desprevenida su respuesta.
No dijo nada, simplemente besó mi mejilla y volvió a mostrar esa sonrisa angelical, no tenía forma de comprobarlo, pero sentí que mi corazón no estaba latiendo como de costumbre, era como si quisiera salirse de mi pecho.
Se rió un poco, pero su risa era tan tierna que no podía reprocharle nada, hasta era linda de escuchar.
Agradecí infinitamente que nadie estuviese ahí viendonos, si tengo que demostrar afecto él es la única persona con la que me siento capaz de hacerlo, tal vez por eso abraze su brazo y me acosté sobre su hombro, por supuesto él no dijo nada, ni mostró signos de que le molestara, además era muy cómodo y sentía que podía estar así por horas.
No necesitaba nada más, algo tan simple como ver el mar con alguien que significa tanto para ti, es más que suficiente para que yo pueda encontrar la felicidad y volver a sonreír.
