Todoroki

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Habían pasado días desde la visita de Bakugou. Te dieron de alta un par de días después esa visita. Aún así, te recomendaron reposo, además de docenas de medicamentos que debías tomar. Era estresante no poder hacer lo que te plazca, especialmente cuando ya te encontrabas en la comodidad de tu casa. Sin embargo, si querías recuperarte lo más pronto posible, debías cumplir con las condiciones de los profesionales.

Leías sentada en tu cama, entreteniéndote con algo simple como la lectura. Con el libro titulado "La Realidad de las Proyecciones de Alucinaciones" matabas el tiempo, ya que este comenzaba a torturarte. Normalmente, estarías pegada al celular, usando tus redes sociales para distraerte un rato, cómo habrías hecho antes. No obstante, la idea de tener que revisar cientos, o quizás miles de mensajes por parte de tus amigos y seguidores te daba pereza. Además, el internet estaba lleno de artículos, videos y publicaciones que hablaban de como moriste y volviste a la vida, como si te tratases de un personaje de película o algo así. Así que, usar tu querido celular no era una buena opción.

—¡Izaro!— tu madre llamó desde la planta baja.

—¿Qué pasa?— hablaste en voz alta. No despegaste la mirada de tu lectura en ningún momento.

—¡Tienes visitas!

—¡Diles que se vayan!— gritaste, no querías ver a nadie. Te molestaste al perderte en lo que leías, tu madre y la visita te habían distraído.

—¡No escuché lo que dijiste, así que los dejé pasar!

Rodaste los ojos, aún más molesta. Sabías que tu madre te había escuchado. Después de tantos años de vivir en su casa, ya conocías los tonos que debías usar al hablarle en las diferentes plantas de la casa. Sin embargo, ella ya quería verte socializar, así que definitivamente te había ignorado. No le agradaba la idea que te la vivieras leyendo, aunque suene extraño viniendo de una mamá. Ya no respondiste nada y esperaste a que la visita llegase. En cuestión de segundos, se escucharon golpes en tu puerta.

—Pasa. —hablaste de mala gana. Quizás te hubiera gustado dejar a esa persona afuera, pero tampoco eras maleducada. Simplemente no estabas de humor. Dejaste el libro que leías en un buró, a un lado de tu cama.

La puerta se abrió, alguien entró y la puerta se cerró de nuevo. No te esforzaste en ver quién era. No tenías idea de quién sería, pero eso era lo último en tus preocupaciones.

—¿Iza?— te estremeciste al escuchar aquella voz. No creíste que lo verías tan pronto.

—Todoroki-kun, hola...— finalmente lo miraste, con una diminuta sonrisa en el rostro lo saludaste. Todoroki no era bueno con las expresiones, desde verbales a faciales, mas, habías aprendido a diferenciar las pocas que llegaba a mostrar. Se notaba confundido.

—¿Todoroki-kun? Creí que ya no usábamos honoríficos con el otro. Además, ya nos dirigimos al otro por primer nombre... ¿no?— dudó. Aunque no te gustase admitirlo, era cierto. Lo que sea que tenían entre ustedes, ya los había llevado a hablarse con apodos y sin honoríficos. Todoroki se adentró a tu habitación y tomó la silla de tu escritorio. La colocó al costado de tu cama. Se sentó.

—Sí, tienes razón. Lo siento. —te disculpaste. De igual manera, no lograste pronunciar su nombre como acostumbrabas. Llegaste a llamarlo simplemente Shoto, o hasta Sho en buenos días. Aún así, ya no te sentías cómoda con ello. Por lo que, lo evadiste.

—No te preocupes.

Le dedicaste una sonrisa más grande. No añadiste nada a la conversación, simplemente dejaste que el silencio lo torturara por si solo. A ti no te importaba el silencio, en realidad te agradaba.

𝐄𝐥 𝐓𝐫í𝐨 𝐏𝐫𝐨𝐛𝐥𝐞𝐦𝐚 || Shoto Todoroki & Katsuki BakugouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora