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-Axel-

Me encanta patear traseros, sobre todo de vampiros, y seamos sinceros.

¿A quién no?

Esas asquerosas bestias chupasangres son... lo que más aborrezco en la faz terrestre.

Después de besar la frente de mi prometida bajo las escaleras hacia el sótano. Se que pueden escuchar mis pasos, pero no tienen escapatoria, buscaron esconderse nada más y nada a menos que en el único lugar del que no pueden escapar... punto para mi.

Abro la puerta de una patada y me encuentro con seis de ellos, con rasgos bastante diferentes, pero vampiros en fin.

—Tú debes de ser Axel. —Una delgada pelinegra viene hacia mi, con notable curiosidad. —El hijo de la señora Petrova.

—Ese soy yo. —Miro amenazante a todos, incluida ella. —Y les pediré amablemente que liberen a la persona a la que tienen prisionera.

Una castaña algo enfadada y enana se posa frente a mi.

—¿Y quién va a asegurarse de eso?¿Tú?. —Alzo una ceja por su nivel de descaro.

En momentos como estos es bueno recordar que los brujos somos personas de paz, no hacemos daños severos a nadie, por muy malo que sea, hay que tener serenidad para alcanzar la eternidad.

—Si, soy Axel Petrova, un brujo milenario, y exijo que liberen lo que tienen encerrado.

Un pelirrojo con notable seriedad se acerca a mi, puedo sentir su calma por la situación, y no me gusta en lo absoluto.

—No tienes que hacer un lío de esto, en unos minutos van a terminar de hablar, todo se aclarará y esas dos bellezas de hay. —Señala a la pelinegra y a la castaña. —Recibirán su maldito merecido.

—Pero si no es mucha molestia, no queremos problemas, no nos estamos alimentando de ciudadanos. — Una joven con cabello rosa (entre otros colores) también se une a la conversación.

—Lo repetiré por última vez, o sacan lo que tienen secuestrado, o habrán querido morir antes de conocerme. —La pelinegra, que no había deja de examinar las runas circulares de mis brazos, da otro paso adelante, y me mira amenazante.

—¿Porqué te importa tanto?¿Eres su cómplice? —La pregunta me hace fruncir notablemente el ceño.

—¿De quién? Yo estoy aquí porque están invadiendo y perturbando el sótano de la casa de mi madre. —Un vampiro más fino de rasgos da un paso adelante.

—¿Cómo sabes que tenemos algo secuestrado? —Pregunta.

No puedo hablar de Sheyla, los vampiros suelen ser muy vengativos, y si en algún momento llega a haber pelea, de seguro se desquitan con ella.

Tengo que mentir, odio mentir. Los brujos no mienten.

—No te importa. —Digo rápidamente, pero todos se acercan amenazantes, estoy listo para la pelea, ya puedo sentir el poder recorriendo mis venas, listo para patear traseros.

Cuando la puerta se abre.

Un vampiro, obviamente viejo en años, sale de ella, con gran confusión en su rostro, y una delgada chica en sus hombros, como si fuera una pluma.

—Te has equivocado, Aisha. —Sus palabras son como dagas para la pelinegra, ahora Aisha.

—Es... imposible, le viste la cara, es imposible que esa chica se parezca tanto a la zorra de Catanys Willwood's. —La frustración es palpable.

El vampiro sigue hablando, como si la no hubiera escuchado las palabras de la chica—... Pero aún así, aquí hay gato encerrado.

—¿A qué te... —La pregunta del pelirrojo se queda a medias cuando la rubia comienza a moverse en los brazos del pelinegro.

—Ya despertó. —Un susurro casi inaudible llega a mis oídos, y puedo jurar que es de la chica del cabello multicolor.

El vampiro la toma de la pequeña cintura y la baja de sus hombros con sumo cuidado, como si fuera un objeto de cristal a punto de romperse.

Ella parece reaccionar, ya que cuando sus piernas tocan el suelo, logra mantenerse en pié, y se gira en redondo hacia todos los del salón.

Joder... mi corazón se para, no se que hacer. No se que pensar. Puedo jurar que no estoy respirando.

—¿Catalin? —La pregunta los toma a todos por sorpresa, contándome a mi.

Catalin Winchester murió, mi brujita murió el treinta de diciembre de 1600, hace cuatrocientos veinte años.

¿Pero entonces, quien es ella?

-Aarón-

Corro, corro con todas mis fuerzas por el frondoso y tupido bosque. Es más molesto correr con mi forma humana, que con mi forma lobuna, pero hice una promesa.

«no transformarme sino es absolutamente necesario»

Aveces e pensado en romperla, de todas formas, ella no se va a enterar, ella está muerta, ella no está para mi en estos momentos.

Maldita sea, deja de pensar en eso Aarón, es perder el tiempo, por más que uno lo piense, Catalia Burn no va a regresar.

Cada vez que pienso en mi pequeña chica ángel el corazón se me estruja, puerto totalmente la concentración, y si estoy corriendo, mis pies se las ingenian para que caiga al suelo, como justo ahora.

Todo mi cuerpo se estrella contra el suelo, mi cara fundida en la tierra levemente mojada por la pequeña llovizna de hace un momento.

En conclusión... aún muerta su sólo pensamiento pie de convertirme en un asco.

Cuando una persona tan maldita como yo, se encuentra en su vida a una pers o a tan pacífica, hermosa y pura como ella, esa persona maldita se queda marcada, como un caballo.

Ella me marcó, de eso este y seguro.

¿Pero que mierda hago para olvidarla?

¿Qué hago para seguir adelante?

Tal vez deba estar asiendo lo mismo que hace unos momentos, correr sin rumbos, llegar a donde la vida me lleve.

Si, puede que no esté mal seguir hací, el problema es que... Tengo la tendencia de reprimir el dolor.

Joder, ya me puse sentimental otra vez.

Logro ponerme de pie, con algo de dificultad, y la luz de la luna creciente me da la bienvenida de vuelta, camino un poco más, el césped cada vez más corto.

E llegado a la población humana, por fin, necesito un baño, y comida.

Camino un poco más y luego intentó respirar para no alterar mi dañado contenedor de irá.

Un cementerio, un maldito cementerio.

Mi suerte es un asco.

Pero por lo que puedo leer en la entrada... es él cementerio de Ghost Hill

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⏰ Última actualización: Apr 13, 2021 ⏰

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