Teoría de la animagia

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Disclaimer: Todo lo que aparece en el fic es de Rowling, incluidas sus contradicciones.

¡Muchísimas gracias por las lecturas y los comentarios, de verdad!

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Antes de irse a dormir, Hermione se acercó a ellos para darles las buenas noches e interesarse por sus progresos. Harry guiñó los ojos, dándose cuenta en ese momento de lo mucho que le picaban de sueño. El fuego de la chimenea estaba casi consumido y, de hecho, Hermione llevaba los hombros cubiertos con un gran pañuelo para abrigarse. Sin embargo, Draco y él estaban en manga corta y descalzos, cómodamente recostados en el sofá, muy juntos el uno del otro para poder compartir las notas y los pliegos de pergamino. El calor corporal que ambos desprendían les había protegido de la temperatura descendiente de la sala.

—Creo que voy a marcharme a la cama —dijo Harry, bostezando y mirando alrededor de la sala y viendo que además de ellos dos sólo quedaban Michael y Morag, sumidos en una partida de ajedrez—. Por hoy hemos hecho suficiente teniendo en cuenta que yo había pensado en venir aquí para despejarnos y no a seguir estudiando.

Draco asintió con una sonrisa comprensiva. También tenía rastros de cansancio en el rostro. Se levantó, ayudándole a recoger y ordenar los pergaminos, juntándolos con los apuntes que él mismo había ido tomando y saliendo con Harry de la sala. Después de dejarlo todo en el escritorio, asegurándose de que quedaba ordenado y listo para seguir trabajando al día siguiente, Harry comenzó a desnudarse, notando por primera vez el mordisco del frío nocturno. Nada más habían entrado en el dormitorio, el hechizo de los elfos se había puesto a trabajar para incrementar la temperatura, pero tardaría un rato en hacerlo.

—Se notan las bajas temperaturas por la noche, incluso a pesar de que esta zona del castillo está climatizada con magia —constató Harry en voz alta.

Draco, que también se estaba poniéndose el pijama, masculló algo que sonó a asentimiento, pero Harry no entendió que había dicho exactamente. Preguntándose si Draco dormiría esa noche en la habitación al verle meterse en la cama, Harry hizo lo mismo, satisfecho al ver que Draco apagaba la luz y se acomodaba para dormir.

Bocarriba y envolviéndose en las mantas para entrar en calor, Harry dio vueltas a lo que habían estado estudiando juntos en la sala común. Como había supuesto al ver los títulos que encabezaban el fajo de pergaminos, Hermione les había pasado toda una serie de apuntes que explicaban la relación entre la forma animaga y la del encantamiento patronus. Según explicaban varios manuales, ambas formas definían la esencia del mago o bruja que las realizaba, pero también tenía un componente fuerte que las diferenciaba. Harry había observado el rostro de Draco mientras leían aquella parte, temiendo que volviese a encerrarse en su cabezonería y se negase a al menos intentarlo, pero este sólo había parecido concentrado en tomar notas y memorizar algunas partes.

—No se me había ocurrido pensar nunca que la forma animaga y la del patronus coincidiesen —había comentado Draco al leerlo en uno de los pliegos.

—Tiene sentido. El patronus de McGonagall es un gato, por lo que sé —le había respondido Harry pensativo, recordando el caso del patronus de Tonks.

—McGonagall era la única persona animaga que conocía hasta ahora, pero nunca la he visto hacer un patronus —había reconocido Draco, negando con la cabeza—. Por eso no había hecho esa asociación, supongo.

Habían averiguado que la diferencia estaba en que el patronus mostraba no sólo la esencia de quien lo ejecutaba, sino también su deseo más profundo del corazón. Hermione había señalado con tinta mágica de colores esa parte para resaltarla, lo que había provocado una discusión en murmullos entre Draco y Harry, que habían bajado el tono de voz lo más posible para evitar ser escuchados por sus compañeros, que los habían mirado con curiosidad.

La generación de la guerra [Drarry-Harco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora