¡Expecto Patronum!

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Disclaimer: Todo lo que aparece en el fic es de Rowling, incluidas sus contradicciones.

¡Confirmo que he avanzado todo lo que me gustaría y que he llegado a tiempo de revisar el capítulo que publicaré el sábado. Así que... aquí os dejo el de hoy y nos vemos en un par de días!

¡Muchísimas gracias por las lecturas y los comentarios! ¡Abrazos!

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—¡Oh! —exclamó Draco con naturalidad, sin parecer especialmente avergonzado ni mostrar la actitud de alguien pillado in fraganti. Harry se frotó las palmas de las manos en los muslos, incómodo—. No pretendía molestar.

—No lo hiciste. Pero me levanté y fui a la sala común tras de ti.

—¿Cómo sabías dónde estaba? —preguntó Draco, extrañado.

—Lo averigüe ayer. Desperté en medio de la noche por una pesadilla, no estabas en tu cama y... Bueno, te busqué. Te encontré durmiendo en la sala común, así que anoche imaginé que volvías a estar allí. Cuando te levantaste, fui detrás de ti.

—¿Cómo que me buscaste? Un momento, ¿me estuviste espiando, Potter? —El rostro de Draco se había ensombrecido peligrosamente y había apretado tanto los labios que apenas era una fina línea pálida—. No puede ser, me habría dado cuenta de que... Oh, por Circe, ¿todavía tienes esa maldita capa invisible?

Harry asintió, avergonzado. Bajó la vista y tragó saliva dispuesto a afrontar la diatriba que anunciaba la cara de cabreo de Draco, incapaz de mirarle a los ojos sabiendo que estaba enfadado y que tenía la culpa sin justificación alguna, por muy preocupado que pudiera argumentar haber estado.

—¿No sabes respetar la intimidad ajena o qué coño te pasa? —le espetó Draco con desdén. Había recuperado en su voz aquella frialdad característica suya de los primeros días—. ¿No te has parado a pensar que si no me quedo aquí es precisamente porque no deseo que estés detrás de mí todo el tiempo, Potter?

—¿Qué? —Harry levantó la vista, asustado. Los ojos de Draco echaban chispas y su rostro se había sonrojado por la ira. A Harry le dolió escuchar su apellido, que hasta la noche anterior sonaba amistoso, arrastrado con el desprecio que Draco parecía ser un experto en imprimirle pero, sobre todo, le hizo daño la confesión de que Draco parecía estar harto de que hubiesen pasado prácticamente toda la tarde juntos—. Yo... pensaba que no te molestaba que pasásemos tiempo juntos. A mí sí me...

Se interrumpió al ver que Draco estrujaba la toalla que cubría sus piernas con el mismo rictus con el que se había aferrado a la manta la noche anterior y, pensando a toda velocidad, Harry supuso que, a pesar de todo, Draco no debía de estar tan enfadado con él por seguirlo como por el miedo de ser descubierto en un momento vulnerable. Harry suspiró. Si le dijese que una vez le había visto en la sala común se había vuelto al dormitorio, probablemente Draco le creería y se quedaría más tranquilo, pero aquel engaño no tendría mucho recorrido. Decidido a no mentir, desechó la idea y cogió aire para disculparse las veces que fuera necesario.

—Lo siento, sé que me he entrometido en algo que deseabas ocultar —admitió Harry intentando imprimir toda la sinceridad posible a su voz—. Me gustaría decirte, eso sí, que no es necesario que pases por esto solo, Draco. Todos hemos tenido pesadillas alguna vez. Yo fui a terapia para superarlas, a Ron y Hermione les ayudó que cuando dormían juntos...

—Cállate, Potter. —Draco se había puesto en pie, lívido y tenía los puños apretados. Su voz sonaba estrangulada, como si estuviese intentando mantener la compostura—. No sabes nada, ¿entiendes? No te metas, porque no sabes nada. Nada, ¿me oyes?

La generación de la guerra [Drarry-Harco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora