Capítulo 1

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Una chica al otro lado de la cancha de básquetbol me miraba desafiante, como si estuviera segura de que ella y su equipo iban a ganar, que claro eso obviamente no iba a ser así.

—Van veinticuatro a veinticuatro, las Blacks contra las Pinks, el siguiente equipo que anote gana el partido —dijo el árbitro gritando.

—Es mejor que nos vayan dando de una vez el trofeo —dijo la chica que me miro desafiante, no sabía como se llamaba pero en su playera tenía el número cuatro.

El pitido del árbitro sonó ignorando a la chica número cuatro, lanzó el balón hacia arriba entre la número 9 del equipo contrario (las Blacks) y una Nayeon chica de mi equipo (las Pinks) y empezó el partido de basquetbol. Nayeon alcanzó a tomar el balón y se lo paso a Lisa la cual me lo paso a mí, corrí botando el balón hasta que me pare al llegar a la canasta sostuve el balón en mis manos y estaba en posición de tirar, pero seguía parada sin moverme, solo sentía mi corazón palpitando.

—¡¿Que esperas? Rosé! ¡Tira! —me decía Lisa, mi compañera y amiga.

En momentos así te sientes presionado, si tiras y anotas ganas, pero si fallas tal vez el equipo contrario alcancé a agarrar el balón y a anotar. Pero era ahora o nunca, así que tome aire por la nariz y lo exhale por la boca lentamente, mire hacia la canasta, flexione mis rodillas para poder saltar, mi brazo derecho apuntaba hacia la canasta con el balón mientras el izquierdo lo sostenía, hasta que tire....

El pitido del arbitró sonó— ¡Ganan las Pinks! —fue lo último que dijo el arbitró antes de que el público presente y mi equipo empezaran a gritar de la emoción.

—¡Ganamos Rosé! —me dijo Lisa, quien salto a darme un gran abrazo.

—¡Lo se! —dije sonriendo— Oye me esperas poquito necesito hacer algo —le dije a Lisa separándome de ella.

—Claro, voy a estar con el equipo —me sonrió y se fue.

Tenía que ir con esa chica presumida número cuatro para restregarle en la cara que había ganado, así que me dirigí a una banca que era donde ella estaba y me senté a su lado.

— Al parecer no hubo necesidad de que te dieran el trofeo —sonreí triunfante— Pero buen juego —le di mi mano con gesto de paz, pero ella me quito la mano y me dio un golpe en el labio provocando que sangrara y salió corriendo, logrando desaparecer.

—¡¿Qué rayos?! —dije para mí misma.

—¡¿Qué rayos?! —dije para mí misma

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Al Día Siguiente...

—¡¿Que?! —les grité a mis padres.

— Lo siento hija, pero esta casa, queda lejos del nuevo trabajo de tu papá —dice mi madre.

Nos encontrábamos en mi casa, mi papá, mi mamá, mi hermanito de 5 años y yo, por cierto, era sábado y mis padres me habían dicho que nos íbamos a cambiar de casa, pero que esa casa nueva se encontraba muy lejos de la escuela, por lo tanto también me iban a cambiar de escuela.

—¿Por lo menos me dejan despedirme de mis amigas? —pregunté agachando la cabeza.

—¡Claro! pero te recomendaría que lo hicieras pronto, porque ya no vas a volver a esa escuela —dice mi padre— Ahh... y el lunes entras a tu nueva escuela.

—¿Eso quiere decir que me dejas salir ahorita mismo? —pregunté.

—Si, puedes salir —dijo mi papá sonriendo.

Después de que me dijera eso, me fui a mi cuarto, agarre mi skate, me despedí de mis padres y salí de mi casa para dirigirme a la casa de mi mejor amiga Lisa, que estaba como a 4 calles de la mía, que no quedaba tan lejos y menos si ibas en skate.

Llegue a su casa, toque el timbre y espere a que me abrieran, hasta que salió Lisa.

—¿Rosé? ¿Qué haces aquí? —preguntó Lisa confundida.

—Si, a mí también me alegra verte —sonreí.

—Perdón es que no esperaba que vinieras y menos sin decir nada —dijo.

—Lo sé, pero es que mi papá me dio una mala noticia y quería decírtelo... ¿Quieres salir un momento? Te invito un helado —dije.

—Claro —cerró la puerta de su casa.

Fuimos a comprar un helado y después empezamos a caminar por un parque que estaba cercas de su casa.

—Y ¿Cuál es la mala noticia? —dijo con preocupación.

—Es que... —suspiré— Me voy a cambiar a una casa que queda algo lejos de nuestra escuela y por lo tanto también me voy a cambiar de escuela —baje la mirada.

—¡¿Que?! —gritó— ¿Pero qué pasará con el equipo? Y... ¿Cuándo nos volveremos a ver otra vez? Y... Cuan....

—Oye tranquila, vendré seguido ¿Sí? —dije interrumpiéndola.

—Está bien —se tranquilizó— ¿Y cuando te cambias? —preguntó.

—Lo más seguro es que el lunes ya esté en mi otra casa y ya asistiré a la otra escuela —torcí la boca.

—Eso es demasiado pronto, pero ya qué —se detuvo y se puso enfrente de mi— Te extrañaré, loca —sonrío y me abrazó.

—Yo también —correspondí el abrazo aun teniendo en la mano la nieve y en la otra mi skate.

A Lisa la conozco desde que tenía 5 años, es de mi edad, y desde entonces es mi mejor amiga, tiene ojos cafés oscuros, cabello negro, piel blanca casi pálida, alta (un poco menos que yo) y cara bonita. Nos conocimos gracias a que nuestras mamás eran amigas y se veían seguido, pero por desgracia cuando teníamos 13 años se enojaron y se dejaron de hablar, pero Lisa y yo no perdimos el contacto, hasta hicimos que nuestros padres nos metieran en la misma escuela para vernos seguido.

—¿Y cómo sigue tu labio? —preguntó Lisa en tono burlón y separándose de mí.

—Mejor, gracias —reí.

—Bueno ¿Qué te gustaría hacer ahorita? —dijo.

—Mmm... No sé ¿Tal vez algo de los viejos tiempos? —dije.

—¿Lo de la patineta? —preguntó.

Sonreí mostrando los dientes— ¡Tú si sabes! —dije.

Cuando estábamos chicas, Lisa y yo jugábamos con una patineta, no subíamos en ella y nos lanzábamos sobre una bajada muy grande que estaba cercas de su casa, y eso justo pensábamos hacer.

—Pero creo que ya es aburrido, no sé, falta algo para hacerlo interesante —dijo y torció la boca.

—Mm... —estaba pensando cómo podría hacerlo más interesante, hasta que veo muchas tablas de madera pegada que daban forma a una rampa— ¡Mira! —señale la "rampa" y fui hacia esta, mientras Lisa me seguía.

—Creo que esto puede funcionar —dice Lisa.

—Pero mi patineta es muy chiquita ¿Y si usamos la tuya? —pregunté.

—Está bien, ahorita vuelvo —se fue a su casa.


¡𝑳𝒂 𝑶𝒅𝒊𝒐! - 𝑪𝒉𝒂𝒆𝒏𝒏𝒊𝒆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora