Dean corrió todo lo rápido que pudo. Sabía que había un vampiro en tu casa y aunque habías empezado a entrenarte con los Winchester pensaba que todavía no estabas lista para enfrentarte a algo así.
Bajó al sótano al escuchar golpes provenientes de allí. Tiró del pomo de la puerta, pero el pestillo estaba echado por dentro.
No podía esperar un segundo más así que la abrió de una patada. Entró deprisa y buscó con una mirada al intruso, sin embargo, no estaba. Lo único que vio fue a tí sosteniendo un cuchillo, a tus pies estaba el vampiro decapitado.
- No he estado tan mal, ¿eh? - dijiste con la respiración agitada por la pelea.
- Esa es mi chica - respondió Dean orgulloso.
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