El espectro me dedicó una media sonrisa antes de girarse hacia su objetivo. Sin embargo, cargué la pistola que llevaba en la mano y disparé antes de que lo consiguiera.
- Sammy, ¿estás bien? - le preguntó John asustado.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
- Si papá.
- ¿Y tú Dean? - quise saber yo.
El niño asintió levemente.
- John escúchame atentamente porque solo te lo podré decir una vez y es de vital importancia que lo hagas tal y como te voy a explicar - le dejé un segundo para que respirara - Coge a los niños, súbete al coche y ve a los trasteros que hay a las afueras de la ciudad. La llave del que tengo alquilado está debajo del asiento del conductor, es el trastero número 217. Dentro hay unas mochilas preparadas con ropa y algo comida para vosotros. En la mochila roja encontrarás un mapa en el que está señalado un punto en el bosque, allí hay una cabaña, tiene suministros para que aguanteis por lo menos dos o tres meses. Es muy importante que nadie sepa que estáis allí y que no os movais bajo ningún concepto. ¿Lo has entendido?
Sam empezó a llorar.
- ¿Y tú a dónde vas?
- No puedo decírtelo.
- Y, ¿qué era esa cosa?
- No puedo decírtelo.
- ¿Cómo? ¿Me estás diciendo que haga todo eso y ni siquiera me explicas qué está pasando?
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
- Es demasiado peligroso cariño. Os tenéis que ir.
- Dejaremos a los niños con los abuelos pero yo me quedo contigo. Fue lo que prometimos en nuestra boda, siempre juntos.
- Hay excepciones.
- No entiendo nada _____________.
- Te lo explicaré todo, te lo prometo, pero ahora tienes que hacerme caso.
Conseguí subir a los niños al coche a pesar de sus quejas y lloros. John me miraba impasible desde la puerta de nuestra casa.
- Entra - le pedí.
- No.
- John por favor.
- No. O vienes con nosotros o no nos vamos.
Suspiré. No íbamos a llegar a ningún lado así.
- ¿Quieres la verdad?
- Por supuesto.
- Los seres sobrenaturales existen. Espíritus, hombres lobo, vampiros, genios, son todos reales. Mi familia es cazadora, los matamos antes de que puedan matarnos a nosotros. Pensaba que estábamos a salvo pero me han encontrado. Eso que ha estado en la habitación era solo el principio, vendrán más, y no podré acabar con ellos si tengo que estar pendiente de vosotros.
- Si no hubiera visto a esa cosa con mis propios ojos te diría que estás loca.
- Por eso no te lo había dicho nunca.
John miró el coche a mí espalda.
- ¿Cuánto tiempo?
- Hasta que sea seguro.
Los dos nos miramos a los ojos. En los suyos pude ver todas las preguntas que tenía pero también un amor abrumador.
Me cogió de la mano y me la acarició.
- Confío en tí. Pero si pasa cualquier cosa, por favor, llámame.
- Lo haré.
Cerré el poco espacio que había entre ambos y le besé profundamente, era consciente de que existía la posibilidad de que ese fuera nuestro último beso. Recé para que él no lo hubiera sentido también. Aunque dejamos de besarnos, juntó su frente a la mía.
- Te quiero.
- Yo te quiero más.
Me separé de él y empezó a andar hacia el coche. Hizo el amago de abrir la puerta, pero se giró a mirarme una vez más. Yo asentí con la cabeza. Con esa confirmación, John subió y arrancó el coche.
