Lo que anhelaban

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Los humanos podían ser muchas cosas, pero no se les podía discutir su inventiva para la creatividad.
El hermoso espectáculo de luces que presenciaron desde el balcón de aquel salón, les había dejado con una mezcla de emociones, entre las que se destacaba la camaradería y la confidencia.

Al atractivo país de colores blanco y celeste por ejemplo, no se le habían escapado las expresiones radiantes de su mejor amigo... y del amigo de éste.
Boludeces, ese pibe había dejado de ser sólo el amigo de Perú desde hacía tiempo, pero no lo había querido admitir.
Par de jotos testarudos. Tal para cual.

Cuando el último destello de colores resplandeció en el cielo, el grupo decidió que era hora de volver al salón, para seguir disfrutando de la cena. No obstante, uno de ellos sintió un suave tirón cuando intentó girarse para unirse al resto; al voltear hacia abajo, notó que la mano de México aún mantenía firme el enlace con la suya.
Alzó la vista, topándose con aquella mirada profunda que le hacía una propuesta silenciosa.
Giró el cuello levemente hacia su amigo.
—Argi—el albiceleste le miró de reojo—. Nosotros... los alcanzamos después.

¡Ja!, exclamó Argentina en su mente, pero por fuera se limitó a regresar la vista al frente, fingiendo indiferencia.
—Sólo no se vuelvan a perder, pelotudos.
—Esta vez conocemos el camino de regreso, wey.

Ambos observaron al albiceleste alejarse con un ademán, para después rodear por los hombros a Chile y Bolivia en una clara acción de llevárselos consigo.
Las pequeñas sonrisas de complicidad de México y Perú se volvieron expresiones neutrales, al mismo tiempo que soltaban sus manos aunque manteniendo la cercanía entre ambos.
—Supongo... que hay un par de cosas que aclarar.
—Supones bien. Aunque... la neta yo sólo tengo una pregunta.
—¿Ajá?
—¿Desde cuándo?

El pelirrojo desvió la mirada unos instantes, antes de volverla al mexicano.
—¿Recuerdas cuando te dije que me gustaba alguien?
—Oh.
—Así es... Ahora pásame el teléfono de USA, tú que estás cerca de él.
—¡Ah qué chistocito, cabrón!

Perú soltó una suave carcajada, negando con la cabeza.
—¿Y tú? ¿Desde cuándo?
Ahora fue el turno de México de desviar la mirada, añadiendo un suave balanceo con sus pies.
—Umh... ¿Cuándo exactamente empecé a jotear contigo?
Perú arqueó una ceja.
—.... No mames, México.

México liberó una de sus melodiosas carcajadas, divertido por escuchar al peruano usando una de sus expresiones y en el mismo tono.
—Ya sé, ya sé. Me pasé... Y peor porque ni siquiera lo creía posible. Al parecer sí soy experto en valer verga—se encogió de hombros—. Pero bueno, aquí estamos. Solos tú y yo, mi chikistrikis~
—No. Ni se te ocurra llamarme así.
—Weno pos 'ta weno, mi cuchurrumín—musitó, sosteniendo el mentón del contrario, siendo apartado por éste con suavidad.
—No.
—Mmta, ¡qué pinche delicada eres! A ver. Qué tal...

Palomita

Perú alzó su índice, amenazante, pero de sus labios no salió ni un sonido. Segundos después bajó su mano y asintió, satisfecho.
—Me gusta—se volvió hacia el borde del balcón, pensativo—. ¿Yo cómo te diré...?
México recargó un codo en el barandal y se peinó el cabello hacia atrás.
—¿Príncipe azteca? ¿Amor mío? ¿Luz de mi vida?

Perú lo volteó a ver, esbozando una sonrisa burlona.

Frijolito

El tricolor dejó caer la mano que sostenía el lado de su cabello, ambos desplomándose, agüitados. Sin embargo, su expresión rápidamente se transformó en una sonrisa juguetona.
—Chale... Órale pues, es justo.
México acortó aún más la distancia entre ambos, apartando un mechón del rostro de Perú con aire seductor.
—¿Y luego, Palomita? Ya fuera de joterías, ¿dónde está mi beso?

El pelirrojo rodó los ojos, sin estar realmente molesto, antes de tomarle por el cuello de ese llamativo suéter verde para obligarlo a inclinarse hacia él, su aliento rozando los labios del otro.
—Justo aquí~

El poco espacio que quedaba entre ambas siluetas se cerró.
Sus labios se habían unido en un beso y sus brazos buscaron el camino para rodearse mutuamente; era una simple escena en la que ambos proyectaban el anhelo que guardaban uno por el otro desde hacía tiempo.
Los sentimientos que callaron por miedo y conformismo con sus respectivas creencias sobre las relaciones, se habían liberado en un solo instante de decisión.

—Y todo gracias a mí. ¡Posta! ¡Debería abrir una agencia de citas para countries!
—Jskahsja ¿qué tanto tai hablando, Argentina?
—Sólo mirá, Chilito. Mirá por ashá.
—¡Weon culiao! ¿¡Son Perú y México!?
—Oh sí. Vos no lo creerías sin verlo. De hecho creo que nadie lo haría—musitó Argentina, con los ojos cerrados y haciendo un elegante ademán con la mano que sostenía su bebida.

Al no obtener respuesta, abrió un ojo en dirección a Chile. Grande fue su sorpresa al descubrir una dulce expresión en su rostro, acompañada de una pequeña sonrisa.
—Realmente... Estoy feliz por él.
El albiceleste lo observó unos instantes. No tenía que preguntarle a quién se refería.
Se acercó al tricolor y lo abrazó por el hombro, frotando su brazo en un gesto cariñoso.
—Sí... Yo también.

Tras un par de segundos en esa posición, Argentina se volvió hacia el más bajo y lo tomó por los hombros.
—Chile.
—¿Sí?
El albiceleste se acercó hacia su rostro, pero segundos antes ladeó la cabeza para susurrarle al oído:
—Bolita está preciosa esta noche. Rajá de aquí y robale un beso, pelotudo.

Uno de los tres colores de Chile cobró intensidad en su rostro, al mismo tiempo que lo empujaba. Para entonces, Argentina había emprendido la huida, carcajeándose.
—¿¡WEON PESAO ME TAI WEBIANDO!?
—JAJAJAJAJAJA

- FIN -

Nasecrean. Todavía queda un...


~ BONUS ~

Más tarde, la mayoría de los countries se había ido a dormir o a seguir la fiesta en otra parte, pero no era el caso de dos países en particular, que habían entrado a la habitación de uno a punta de empujones y jadeos en su intento por respirar entre besos apasionados.
En la oscuridad, se escuchó el crujido de la cama al caer peso sobre ésta, seguido de más besos y suaves gemidos.
—Mn... USA~
—Mmgh Rusia~
—... ¿Es en serio, huevón?
—¿Qué weh? Fue lo primero que se me ocurrió. Además, te ves bien bonis cuando te celas.
—Ugh, ven acá conchetumare. Antes de que arruines el momento...
—Voy papi~ ¡ay cabr-! Anh~ ♡
—¿Qué fue?
—Es que... soy muy sensible ahí...
—Oh ¿de veras?
—S-sí... Uhh~ íralo si eres bien travieso, Perusito... hah... Pinche carita de príncipe es pura pant- ¡anh!
—Shh~
—Óyeme no... a mí no me callas...
—¿Qué estás...? No, México espe- ¡hah...! ♡
—Heh... esta va a ser una laaarga noche~

Lo que ninguno sabía era que otro country recién se había acostado en la habitación de al lado.
Los cuartos estaban conectados por un pasillo y las puertas entre extremos poco hacían para aminorar el sonido; era algo que acababa de descubrir.
Así, un desventurado Colombia tuvo que cubrirse los oídos con los extremos de su almohada y una expresión frustrada en su bello rostro.
—¿Por qué a mí?

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Colombia está salado, alguien hágale una barrida por favor xD

El dibujo de arriba le pertenece a la talentosa Eskatesai, lo mismo que los personajes en quienes está inspirado este oneshot.

¡Gracias por leer! :D

Oneshots MexperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora