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— Pasaré por ti después de clases —dijo el rubio.

Taehyung lo miró atentamente y Jungkook sostuvo su mirada, incluso si esta le incomodaba a tal punto de sonrojarlo. Tenía la mala costumbre de clavarse en sus ojos, de recorrer cada centímetro de él, como aguas puras y frías, esperando ser navegadas por grandes barcos. Lo hacía suyo. El azabache tragó duro, sintiéndose seco. Era muy pequeño para entender que Taehyung lo deseaba, que tenían un cariño diferente, pero sentía el temor. Le habían enseñado bien y podía detectarlo a gritos. Y aún así, Jungkook no dejó de correr hacia él.

— ¿Qué sucede, bebé? —preguntó Taehyung cuando notó su silencio.

— Llegaré tarde... —dijo en cuanto volvió a la realidad, nervioso.

— ¿Ya te vas? ¿No piensas darme un beso de despedida?

Taehyung amaba cuando Jungkook temblaba en sus brazos, cuando su mirada se alejaba de la suya por la vergüenza y cuando sus mejillas se teñían de un rojo carmesí para él. Lo hacía a propósito a veces, solo para provocarlo y ver cada una de sus reacciones.

— Es q-que... Yo no sé dar de esos besos que se dan mami y papi, Tae — susurró, completamente avergonzado—. Te vas a reír de mí.

— Vamos Kookie, me seguiste bien hace unos minutos atrás —le dijo. Taehyung sabía que estaba presionándolo, que debía esperar y darle un tiempo, pero también sentía que ya había esperado toda su vida por él—. ¿Qué tal si me das un beso en la mejilla?

— ¡Eso sí!

Jungkook sonrió ampliamente y besó su mejilla tal y como pidió el rubio. Taehyung también sonreía, conforme y aliviado de darle su espacio.

— Recuerda que pasaré por ti.

— ¡Si! —exclamó.

Jungkook salió del auto, no sin antes hacerle una última pregunta.

— Me preguntaba si... En la tarde podía ir a la casa de Jiminnie a jugar. Dice que tiene un nuevo videojuego.

Se preguntaba si su hermano entendía la situación en que estaban, olvidaba que era un niño y que no iba a su rapidez. Quería exigirle tanto, quería exprimir cada sentimiento al máximo y cumplir todos los objetivos que tenía a su lado. Entonces lo veía tan indefenso, tan puro e inocente, y se devolvía al comienzo, esperándolo una vez más, porque solo así comprendería cómo se siente. No podía compartirlo con nadie más que no fuera él, era tan posesivo que incluso él se asustaba. Lo último que quería era asustarlo y buscó algún método para disfrazar su propósito.

— ¿Tanto deseas ir? —Jungkook asintió rápidamente—. Está bien, te iré a buscar a las ocho.

Jungkook se despidió de su hermano con un rápido y segundo beso en la mejilla como agradecimiento. Salió del auto como un avión por los aires y Taehyung se quedó viéndolo. Lo siguió de cerca y su sonrisa ya no fue la misma cuando vio a Jimin esperándolo en la entrada. No estuvo lejos de causarle risa.

— ¡Creí que no vendrías, Kookie! —exclamó el mejor amigo del azabache, envolviéndolo en un gran abrazo—. ¿Qué te pasó?

— Tae se retrasó un poco.

Jimin era hablador, solía meterse en problemas por hablar de más y ser relativamente inquieto. Se conocían desde pequeños y se llevaron bien desde un comienzo, a pesar de sus diferentes personalidades. Jungkook agradecía que estuvieran juntos el primer día, porque estaba seguro de que le habría costado el doble si no hubiera sido así.

Otras de las particularidades de su mejor amigo era que no tenía ni un grado de timidez y no dudó ni dos segundos en ampliar su círculo de amistades. Fue así como conocieron a Namjoon y Hoseok, los dos en su mismo grado y tan entusiasmados como Jimin. Namjoon era más alto y tranquilo, le gustaban los libros de acciones y las caricaturas antiguas. Por otro lado, Hoseok era más animado, como Jimin, tenía una risa escandalosa y le gustaba la danza, los deportes y las figuras de acción, aunque no las coleccionaba. Ambos perfiles encajaban perfectamente con Jungkook.














Monster ( vkook ) - Primera TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora