Monster ( vkook ) - Primera Temporada

four

Yoongi no formuló preguntas, pero se mantuvo quieto, observándolo por sobre su hombro mientras cocinaba, algo inquieto y preocupado por su mejor amigo. Taehyung se perdía en las manecillas del reloj de pared, como si estuviera esperando desde hace mucho, y Yoongi no sabía qué es lo que esperaba desesperadamente. Lo veía alejado, concentrado y no podía llegar a él sin ataques rápidos o paciencia. En momentos así debía guardar la calma.

— ¿Qué estás esperando? —preguntó. Taehyung no contestó, su mirada perdida en el tiempo y su cuerpo relajado sobre el sillón. Yoongi insistió—. ¿Taehyung?

— Espero a Jungkook —respondió después de unos segundos.

— ¿Tienes que ir por él? —Taehyung asintió sin despegar sus ojos del reloj—. ¿Dónde está?

— Donde un amigo.

— Suenas molesto —dijo Yoongi.

— Lo estoy.

Llevaba mucho tiempo con Taehyung. Conocía algunas actitudes suyas, manías o gestos. No era una persona precisamente amable, era más bien práctica y lógica. Nunca fue un problema su personalidad, de alguna forma Yoongi sintió que encajaban perfectamente bien y lograrían ser grandes amigos, y acertó. Sin embargo, habían momentos donde lo desconocía y se sentía diferente, era como ver a dos personas completamente distintas coexistiendo la una con la otra.

— ¿A qué hora tienes que ir por él?

— A las ocho en punto.

— Solo quedan algunas horas y ya podrás estar con él —consoló.

Logró que Taehyung despegara la vista del reloj y volviera a la realidad. El rubio soltó un largo suspiro y se dejó caer contra el sillón, miró a Yoongi suavemente y negó.

— Debo llevarlo a casa, Yoongi, o puedo tener más problemas de los que ya tengo —le dijo.

— Entonces no pasarán tiempo juntos —Taehyung asintió y Yoongi bufó—. ¿A qué hora debes llevárselo?

— A las ocho y media. Si me excedo del tiempo, pueden usarlo en mi contra —explicó—, y no puedo perder ahora. No después de todo lo que logramos.

Jungkook estaba lo suficientemente enojado como para maldecir a Jimin desde su asiento mientras los demás reían por como el pelinaranja disfrutaba el triunfo, se sentía bien el sabor de la victoria al haberle ganado en una partida al azabache que al parecer, no le había hecho gracia.

La partida había comenzado con los cuatro, todos jugaron contra el otro y lamentablemente los que llegaron a la supuesta final fueron Jungkook y Jimin, jugando codo a codo, sin perder la vista en el juego. Jungkook ganaba en puntaje, superando a Jimin por diez puntos, pero un descuido lo llevó a la derrota por doce puntos.

Para su defensa, nadie podía superar a Jimin. El pelinaranja pasaba todas sus tardes jugando, la cantidad de veces que jugaba reflejaba cómo es que se sabía los niveles de memoria. Sus padres decían que su hijo no tenía remedio, habían intentado todos los métodos posibles para que además de concentrarse en la escuela intentase hacer más amigos en la vida real y jugar con objetos de la realidad.

No se podía comparar a un niño como Jimin y Jungkook. El azabache nunca había jugado ciento de veces un videojuego como su amigo que no encajaba en la misma categoría.