sixteen

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Día 3.

Encontré un pájaro lastimado en el parque; supuse que llevándolo a casa podría curarlo y dárselo a Jungkook para que lo conservara como regalo de cumpleaños.Pero el pájaro, al abrir la caja, estaba muerto.
Supongo que es mi culpa.Papá me llamó monstruo una y otra vez, pero eso no importó.
Jungkook me miró como si fuera un asesino.Y supongo que es cierto.
Kim Taehyung, realmente eres un asesino.

Jin se preguntó esa noche un millón de razones por las cuales Taehyung estaba así; quizás pena, ira o impotencia, pero nunca pensó que aquella razón estaba estrictamente ligada con un familiar, ni mucho menos con alguien tan directo como un padre.

No importa cuántas veces trataba de olvidarlo, el recuerdo siempre estaba ahí como una serie de eventos dolorosos y llenos de culpa.

Esa noche, se quedó con Taehyung sin decir palabra alguna, simplemente permaneció frente a él, preguntándose una y otra vez como un idiota qué sería lo mejor en ese momento para su primo. Optó por limpiarlo, eliminar esos restos de sangre sobre su semblante o el resto de su cuerpo, pero mientras más parecía curarlo, solamente empeoraba la situación.

Taehyung tenía marcas.

Los rasguños y cortes le rodeaban los tobillos y las muñecas, y la poca alimentación comenzó a afectarle físicamente. Jin podía contar las costillas visibles o delinear los huesos de su cadera con la yema de sus dedos. Y mientras más seguía despojándolo de su ropa, encontraba algo más, algo que debió haber visto en su última conversación o en la forma en la que Taehyung suplicó ayuda a través de la mirada.

Jin soltó una carcajada y alzó su rostro, mirando el techo del metro. ¿Qué se supone que sucedía ahora? ¿A qué fue exactamente?

—Soy un idiota...—sonrió tristemente, cerrando sus ojos.

Jin volvió a reír, esta vez más fuerte, y no se concentró en lo que lo rodeaba. No se percató de las miradas sobre él al momento en que las lágrimas se deslizaron por sus mejillas o que alguien tocó su hombro constantemente con la intención de hacerlo volver.

Era él.

—¿Qué quieres?—dijo, mirándolo con enojo.

—Ten—le extendió un pañuelo—. No me gusta que estés triste, princesa.

—Dios...—se rio—¿Tú no desapareces? No es de tu incumbencia si estoy triste o no. Piérdete.

—Al menos úsalo.

Namjoon estaba sin expresión alguna, su mandíbula se mantenía firme al igual que la mirada penetrante sobre el mayor sin dejar de extenderle la tela.

—Bien—gruñó, arrebatándole el pañuelo de sus manos.

Jin lo usó bruscamente, sin importarle si este le irritaba la piel o le dejaba marcas de rasguños sobre ella al momento de hacerle presión. El más pequeño resopló y le arrebató la tela de sus manos algo molesto. Cogió esta con suavidad y la deslizó sobre la tez blanquecina del mayor, siguiendo la curva por debajo de sus párpados hasta sus mejillas.

—Yo podía hacerlo solo—le dijo una vez que terminó.

—¿Y dejar que te lastimes?—respondió al instante.

—¿Quién eres? ¿Mi madre?—se rió al escuchar su propia respuesta.

—No, solo soy alguien al que no le gusta verte de esta forma—murmuró.

Jin reconocía ese tono de voz. Namjoon siempre era alegre y de alguna otra forma conseguía sacarle una sonrisa por más estúpida que sea su respuesta o reacción, pero ahora sentí una presión desconocida en su pecho al escucharlo. Y le molestaba.

Monster ( vkook ) - Primera TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora