Benjamín- Respira, cariño, respira.
-Lo estoy intentando, nena.
Dios. Me dará un infarto.
-Ben, te estás hiperventilando.
-No, nena. Tú mejor respira hondo y relájate.
Trato de sonreírle a mi nena. Ella intenta tranquilazarme, pero las paredes blancas de la jodida habitación dan vueltas.
No, otro vez no.
Una gota de sudor cae lentamente por mi frente, mi respiración se agita y me aferro muy fuerte a la mano de mi esposa. Cierro los ojos intentando no desmayarme. El grito de Ana me hace regresar de golpe al presente.
No soporto ver a mi nena adolorida.
-Tranquilo es solo otra contracción.-dice el idiota del doctor Keller entrando a la habitación.
Él es el ginecólogo de turno ya que la doctora Remigton no aparece por ningún lado. Y este idiota no le deja de sonreír a mi nena. Me exaspera.
-Ya lo sé.-digo con voz gélida.
-Relájese.-me dice muy despreocupado y vuelve a dedicarle a mi esposa una de esas sonrisas perfectas de comercial de pasta dental.
Idiota.
-Relajarme no es uno de mis fuertes.-siseo.
-Mi amor, cálmate. Tus manos no dejan de temblar y estás sudando frió.
-Estoy bien, Anastasia.
-Puedo chequear su presión arterial.-habla Keller.
-No.-digo rotundamente.
-¿Seguro?
-Sí.
Ana pone los ojos en blanco lo que hace enojarme mucho más. Estoy jodidamente bien. Quizá un poco asustado y nervioso. No es nada que no pueda controlar.
-Esta bien.-dice Keller levantando las manos como en son de paz.
-¿Y la doctora?-pregunto.
-Esta atendiendo otro parto. La situación se complicó.
Lo que me faltaba.
Ana se vuelve a quejar por otra contracción y presiona mi mano con todas sus fuerzas. A este paso me cortará la circulación está mujer. No me quejo por eso, únicamente me concentro en darle mi apoyo. Keller vuelve a hablar y yo ni siquiera le prestó la mínima atención. En este momento tengo otras preocupaciones cómo para ponerle importancia a él.
Respiró con tranquilidad cuando el dolor ha pasado y ella se relaja un poco. Solo quiero que nuestros bebés estén bien y que ella deje de tener dolor.
-Ben, necesito que tomes un poco de aire. Estás pálido.
-Nena, esta es mi primera vez. Solo estoy nervioso.
Ella comprende al fin mi estado y me sonríe dándome tranquilidad.
-¿Llamaste a Álex?
-Lo había olvidado.
Después de todo no es mala idea salir de la habitación. Se me había olvidado por completo informarle a Álex.
-Ve. No me moveré de aquí.
-No tardo.
Salgo de la habitación y sigo por el pasillo que da a la sala de espera. Papá es el primero en verme y corre hasta donde estoy.