Capítulo 11

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Christian

-¿Entonces Blake viene hoy?

-Si, cariño.

Ana termina de ponerme el pantalón y va por mis zapatos mientras yo me quedo poniendo la camisa. Odió tener que ponerme camisas con botones porque últimamente la mano izquierda casi no la puedo mover. Si bien los medicamentos me ayudan a no tener dolor también me adormecen mucho mi brazo y debido a la lesión poco a poco he perdido la movilidad y seguirá así hasta que ya no la pueda mover.

Tras estar luchando varios minutos con los botones al fin logró abrochar mi camisa, hacer algo así de simple me deja exhausto.

Ana regresa del vestidor con el par de zapatos, se agacha y me los pone, pero veo que algo la distrae y por su expresión solo espero que no sea nada grave.

-Se que no sientes nada, cariño. Pero creo que te has lastimado el tobillo derecho ¿Lo habías notado?

Ahora lo recuerdo, el otro día choque con un mueble y creo que fue esa vez que me lastime.

-¿Es grave?

-Es pequeña la herida por eso no me di cuenta cuando te puse los calcetines. No te preocupes, solo necesito que me digas cuál fue el mueble para moverlo de lugar.

-Es el que está en el pasillo que da al jardín trasero.

-Le diré a Cárter que lo mueva de lugar.

-Como tu digas.

Ella me pasa a la silla y coloca bien mis piernas en el reposapíes al terminar salimos de la habitación, ella va a la habitación de Will y yo a la de Teddy.

Desde hace unos días me encargo de levantarlo y lo ayudó a que se bañe. Bueno no exactamente ayudarlo porque ni yo solo me puedo cambiar, pero si estoy para supervisar que no le pase nada.

Hacer esta tipo de actividades me hace sentir menos inútil y un poco más independiente. Yo amo pasar tiempo con mis hijos, aunque nunca he tenido la experiencia de realizar todo lo que un padre debe de hacer con sus hijos. Yo nunca les di el biberón, tampoco les cambie los pañales, no les enseñe a hablar ni a ir al baño. Son muchas cosas de las que me perdí porque cuando ellos eran bebés básicamente yo recibía el mismo cuidado que ellos recibían. Es triste, si, lo se, pero era parte de mi día a día y lo seguirá siendo hasta que muera.

A media que los niños crecen se hacen más independientes mientras que yo me hago más dependiente de su madre y de su abuelo Jason.

Entro a su habitación y todavía se encuentra profundamente dormido, acaricio su cabecita mientras le hablo suavemente.

-Vamos, Teddy, despierta.

Él se remueve en la cama y de a poco empieza abrir sus ojitos azules que me cautivan.

-Buenos días, Papi.

-Hola, campeón. Es hora de levantarse.

-Esta bien.-dice un poco adormilado.

Se levanta de la cama y se va directo al baño. Con un poco de esfuerzo trato de acomodar las sábanas y al terminar levanto varios juguetes que estaban el piso.

Escucho el sonido de la regadera y entro al baño para corroborar que se bañe bien. Por fortuna las puertas de toda la casa son amplias así no tengo ningún problema de entrar a cualquier habitación.

Ayudó a mi hijo enjabonar su cabecita, para no mojarme me pongo una toalla en las piernas, una vez listo le alcanzó su pequeño albornoz y lo dejo secándose.

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