Capítulo 49

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Mia

-¿Por qué lo hiciste?-le grito a Ethan entre llantos.-No tenías el derecho de hacerlo.

-Eres mi esposa así que si tengo todo el derecho de hacerlo.

Camina desesperado por toda la cocina mientras yo trato de tranquilizarme por la gran estupideces que fue capaz de hacer. Esta mañana limpiaba su estudio y encontré un documento que me ha  dejado desconcertada, enojada y triste. Lo he confrontado y él termino confesando todo lo que fue capaz de ir a decirle a mi hermano. No puedo creer que haya ido a su empresa solo para dañarlo de esa manera.

-No, Ethan, no tenías el derecho.

-Entiende, Mia.-dice en tono conciliador.

Trata de abrazarme, pero yo no sé lo permito.

-Él no representa ningún peligro para mi, mucho menos para todos ustedes. Si te preocupa que le haga algo a tu hermana te aclaro que no será así.

-No estés tan segura.

-Sí arruina su carrera ella se lo merece. Kate no tenía porque escribir todas esas mentiras de mi hermano. Ustedes no lo conocen cómo yo, no saben todo lo que él sufrió durante toda su vida.

-Si lo conoces tan bien ¿Por qué te mintió?

-Estas siendo injusto. Una orden de alejamiento no era necesario.

Lloro a más no poder por lo que mi esposo hizo. Acepto que no he tenido el valor para ver mi gruñón, pero es que aún no asimiló la noticia que este vivo. Mi corazón me pide a gritos que vaya a buscarlo y en el último minuto siempre me arrepiento. No estoy lista para escuchar sus excusas porque se que son muy dolorosas. No me quiero ni imaginar todo lo que ha vivido durante todos estos años que estuvo ausente.

Esa noche de la gala le dije cosas que lo lastimaron y eso me avergüenza. No debí comportarme de esa manera tan cruel con él. Debí quedarme, escucharlo y abrazarlo tan fuerte para que no se me escapará de nuevo. Hace unos días vino al restaurante por tercera vez, sentí que mi corazón se hacía pedazos por rechazarlo de nuevo.

No tengo cara para verlo, no después de todo lo que Elliot fue capaz de gritarle, de lo que Kate escribió y de lo que mi esposo fue capaz de pedirle cuando fue a su oficina.  No teníamos ningún derecho de tratarlo en la manera que lo hicimos.

Recobré un poco la compostura, me levanté de la silla y limpie mis lágrimas. Después de todo lo que discutí con Ethan no puedo permanecer más en casa. Él solo me ve con desconcierto cuando salgo de la cocina y voy a la habitación de mi bebé. Tomo su pequeña maleta y a mi pequeño durmiente entre mis brazos. Me dirigí a la salida con las llaves del auto en mi mano.

-¿A dónde vas?

-Lejos de ti, Ethan.

-Mía, piensa un poco. Estás alterada.

-Estoy bien y voy a salir con mi hijo quieras o no.

Coloco a mi bebé en su silla y conduzco por varias calles de Seattle. Hago mi primera parada en el restaurante y dejó una serie de instrucciones a Jackson, él es mi número 2 y el que prácticamente está salvando el negocio de la ruina. Al terminar voy a un pequeño parque.

Llevo a Noah en su carriola, él ya despertó y no deja de chupar su osito de peluche.

-Deja eso, pequeño travieso.-le digo y tomo asiento en una pequeña banca de madera.

Le hago cosquillas en su pequeña pancita, él no deja de mover sus piernas y hacer ruiditos con su boca.

-Oh, mi bebé. Tu eres mi único apoyo.

Veo a muchos niños jugar con sus padres. Todos están sonrientes y sin preocupaciones. Cómo quisiera ser igual a ellos en este preciso momento. Eso me hace recordar a las palabras de agradecimiento de mi hermano al recibir su reconocimiento. Él se los dedico a sus hijos, se veía tan feliz cuando los mencionó. ¿Cuántos tendrá? Me duele no poder conocer a mis sobrinos o quizá sobrinas. Soy una tonta por no ir a buscarlo.

Amanecer Contigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora